Zumarraga - Cuando se habla de Luis Peña Ganchegui, el renovador de la arquitectura vasca, siempre se mencionan el Peine del Viento de Donostia y la plaza de los Fueros de Gasteiz. Pero también diseñó un buen número de edificios de viviendas a lo largo y ancho de la geografía guipuzcoana. Dos de estos edificios están en Zumarraga, pero la mayoría de los vecinos desconocen que son obra de este prestigioso arquitecto (en colaboración con Juan M. Encío). Se trata de los dos bloques de viviendas de la calle Urdaneta que lindan con las casas del paseo Esteban Orbegozo. Los promotores fueron unos vecinos que constituyeron una cooperativa. Uno de los socios de aquella cooperativa, Daniel Ibarzabal, ha hablado acerca de aquel proyecto.

La obra comenzó en 1962 y los vecinos entraron a vivir en la casa en 1965. “La cooperativa, que se llamaba San Roque, la formamos una cuadrilla de amigos. Los pisos los iba a construir Viviendas y Contratas, pero cogieron la obra del rascacielos de Urretxu y nos pidieron que contratáramos a otra empresa. Finalmente, contratamos a Irastorza. Este constructor hizo varias casas en Zumarraga. Nosotros pagamos unas 200.000 euros por las nuestras”.

Ibarzabal cree que fue Viviendas y Contratas quien encargó el proyecto a Peña Ganchegui. El diseño destaca por los paneles de madera de la fachada, que le dan un toque de arquitectura tradicional vasca a la construcción.

La obra se ejecutó sin sobresaltos, pero en una parte del terreno que pertenecía a la cooperativa se hizo la carretera de acceso al barrio Esteban Orbegozo y el alcalde de Zumarraga pretendía que el muro de contención lo pagaran los socios de la misma. “Le preguntamos al aparejador y nos dijo que aquello no tenia ni pies ni cabeza”.

Ibarzabal considera que tanto Peña Ganchegui como la constructora hicieron un gran trabajo. “Las casas han respondido perfectamente al paso de los años. El otro bloque está en un terreno un poco más irregular e hicieron unos cimientos impresionantes. Esa casa no la mueve ni un terremoto”. En 52 años no han tenido ningún problema. “En la parte oeste el viento pega fuerte, pero nunca hemos tenido problemas con la humedad”.

No son pisos grandes, pero la distribución es muy buena. “Las viviendas tienen unos 90 metros cuadrados muy bien distribuidos. Nosotros, en este piso, criamos a cuatro hijos. En cada edificio hay diez viviendas y todas son iguales. En cada planta hay dos pisos y en la planta baja tenemos trasteros”.

Otro punto fuerte de estas casas es la vista. “Al estar en un alto, tenemos un panorama impresionante. Vemos Irimo, Oleta, Samiño, Pagotxeta, Beloki... El pueblo también se ve fabulosamente. Desde aquí se ve a la perfección cómo destaca el rascacielos de Urretxu. Y lo mejor de todo es que no se puede construir delante de nuestra casa. Nunca nos taparán la visión”.

A los dos edificios que diseñó Peña Ganchegi solo les encuentran un fallo: no tienen ascensor. “Encargamos un estudio y nos dijeron que habría que ponerlo en el exterior. Se instalaría en la plazoleta y nos dejaría en la entreplanta, por lo que no nos convencía. De todos modos, desde que encargamos ese estudio han pasado varios años y las cosas han evolucionado mucho”.

Ibarzabal y su esposa, Puri Pérez, hablan como si residir en un edificio proyectado por Peña Ganchegui fuese lo más normal del mundo. Pero no todo el mundo puede presumir de vivir en una casa diseñada por un prestigioso arquitecto.

Otras obras El oñatiarra era todavía una promesa cuando aceptó el encargo de Zumarraga, aunque para entonces ya había proyectado una de sus obras emblemáticas: el edificio Vista Alegre de Zarautz. Después, vendrían el monumento funerario de Oiartzun, la plaza de la Trinidad, la plaza del Peine del Viento, la plaza de los Fueros, la reforma del Ayuntamiento de Oñati, el Parque de la España Industrial de Barcelona, edificios de viviendas en Miraconcha y en Abandoibarra, el museo del cemento Rezola...

Los dos edificios de Zumarraga son más modestos, pero no dejan de ser obra de uno de los arquitectos vascos más prestigiosos. Y las vistas que se disfrutan deste estas casas las firmarían encantados los mejores paisajistas.