Bailarines y embajadores de Gipuzkoa
El azpeitiarra Jose Mari Orbegozo y la lasarteoriatarra Amaia González se proclaman campeones del mundo de bachata, salsa y merengue y subcampeones de vals, tango y pasodoble.
El azpeitiarra José Mari Orbegozo y la lasarteoriatarra Amaia González forman desde hace 22 años una inseparable pareja de baile que en su dilatada trayectoria (llevan compitiendo juntos dos décadas) ha conseguido numerosos triunfos y reconocimientos a nivel estatal e internacional.
Sus últimos grandes éxitos los acaban de cosechar en los campeonatos mundiales celebrados recientemente en la localidad mediterránea de Torremolinos, donde la pareja compitió en la categoría de 30 a 50 años. Tanto es así que el dueto guipuzcoano se hizo con la victoria en el campeonato del mundo de salsa, bachata y merengue, con el subcampeonato mundial (y estatal) de vals, tango y pasodoble y con el tercer puesto a nivel mundial en la modalidad de cha-cha-cha.
Todo un logro para una pareja que “desde muy jóvenes” vive por y para el baile; una pasión y una profesión que, a base de “mucho trabajo y sacrificio”, han conseguido elevar a la categoría de arte.
La tarde del pasado jueves el Ayuntamiento de Azpeitia quiso felicitar con un sencillo pero merecido homenaje a la pareja de bailarines, que ya ha recibido el aplauso de la localidad del Urola en numerosas ocasiones. Esta vez, en cambio, los responsables municipales han querido que ese reconocimiento “no sea solo en un festival sino también en un acto oficial, en el salón de plenos”, explica el alcalde, Eneko Etxeberria.
Y es que, según el primer edil, “en el trabajo, la dedicación y la pasión que pone José Mari en su actividad se representa a la perfección la figura del azpeitiarra”.
Más aún, en opinión de Etxeberria, “con una vida dedicada a perfeccionar y enseñar los secretos de las diferentes modalidades de baile”, la pareja formada por Orbegozo y González, a la que “tampoco tendríamos problemas para adoptar como azpeitiarra”, se ha convertido en “una inmejorable embajadora de nuestro pueblo y de nuestro territorio”.
Abrumado por las felicitaciones y las palabras de reconocimiento pronunciadas hacia su persona por el alcalde azpeitiarra y el concejal de Cultura, Josu Labaka, José Mari Orbegozo se emocionó cuando le tocó intervenir.
Sin poder evitar las lágrimas, apenas fue capaz de dar las gracias y de reconocer que se siente “orgulloso de ser azpeitiarra... y de tener una pareja de baile como la que tengo desde hace 22 años. Espero que podamos seguir bailando juntos muchos años más”.
Por su parte, Amaia González se mostró “encantada” tanto “con el calor del público que siento cada vez que bailamos en Azpeitia” como “con las alumnas que tengo en este pueblo”. Y es que, para ella, “después de tanto tiempo trabajando aquí, Azpeitia también es un poco mi casa”.
Tanto es así que, a pesar de haber llegado a competir en espectaculares recintos con capacidad para albergar a más de 10.000 espectadores, la pareja formada por Orbegozo y González no tiene dudas de que “los mejores escenarios son los de nuestros pueblos”.
En este sentido, Amaia destaca que “cuando bailamos en casa la responsabilidad es mayor pero el sentimiento también es mucho más especial”; mientras que José Mari subraya “el calor” que siente al bailar sobre el escenario del teatro azpeitiarra: “Igual es porque soy de aquí pero Soreasu me impacta mucho más que cualquier otro auditorio”.
Más de mil alumnos
Además de dedicar infinidad de horas a ensayar para perfeccionar las actuaciones conjuntas que les están deparando tantos éxitos, José Mari Orbegozo y Amaia González emplean buena parte de sus respectivas jornadas laborales en poner sus conocimientos en la materia a disposición de los “más de un millar” de alumnos que ya tienen en las escuelas de baile de Beasain, Zumarraga y Azpeitia.
José Mari Orbegozo abrió su primera academia de baile en Beasain hace ya 25 años y hace 18 empezó a dar clases “de la mano del Ayuntamiento” en Azpeitia, donde hace dos años puso en marcha una escuela que también ha implantado en Zumarraga.
Tanto Orbegozo como González tienen claro que para ellos el baile es “más que una afición o una profesión, una forma de vida”.
Para ellos, en la tierra del fandango, el arin-arin y la trikitixa, “también hay sitio” para otras disciplinas del baile como la bachata, el vals, la salsa, el pasodoble, el merengue, el tango o el cha-cha-cha. Las escuelas en las que ejercen “junto a otros trece profesores” son la mejor muestra de ello: “Cada vez somos más los que disfrutamos bailando y ese es el mejor premio”, sentencian con satisfacción.