Las obras de la nueva estación de Loiola dejan ya ver el esqueleto que la sujetará sobre el viaducto. La larga estructura de 270 metros de longitud y 1.500 toneladas de peso se ha ido construyendo en un taller y colocando por tramos de 20 metros. Esta tarea se está terminando en la actualidad, con lo que la creación de la nueva estación culmina una fase fundamental que permitirá su puesta en marcha a principios del 2017. Los andenes de la futura estación del Topo de Loiola fueron recorridos ayer por una amplia delegación institucional encabezada por el lehendakari, Iñigo Urkullu, el alcalde de Donostia, Eneko Goia, y la consejera de Transportes, Ana Oregi, entre otros responsables.
Una vez finalizado el montaje del viaducto, se colocarán las señalizaciones así como las instalaciones de energía y comunicaciones para que la moderna parada ferroviaria esté a punto en el primer trimestre de 2017. Entonces, se desmontará la estación provisional así como el terraplén, con lo que nacerá un amplio hueco libre bajo el viaducto, que permitirá conectar de un modo peatonal más cómodo ambas partes del barrio de Loiola, al igual que sucede en la actualidad en la plaza de Teresa de Calcuta, bajo el viaducto del trazado de Renfe. Posteriormente quedará urbanizada toda la zona, según el diseño acordado con el Ayuntamiento, y se espera que todos los trabajos hayan terminado a mediados de año.
El actual esqueleto de la estación quedará en el futuro recubierto de una piel metálica con perforaciones de color gris, que será el envoltorio visible de la nueva parada situada sobre el viaducto.
Tras su visita a los nuevos andenes, aún al descubierto, Urkullu destacó que el proyecto ferroviario supone una inversión de 22,1 millones de euros para un tramo de 330 metros. De esta suma, 1,1 millones corren a cargo del Ayuntamiento y el resto, del Gobierno Vasco. “Se consigue un triple objetivo: la mejora del servicio ferroviario, la mejora de la integración urbana del tren a su paso por Loiola y la dotación al barrio de más de 10.000 metros cuadrados de nuevos espacios para uso público”, señaló el lehendakari, quien añadió que la operación permitirá eliminar la actual barrera urbanística y ganar espacio para zonas verdes, juegos infantiles, bidegorri, parking para bicicletas y zonas de descanso.
“En momentos de dificultad, el Gobierno mantiene la inversión pública”, añadió Urkullu, que destacó las aportaciones recibidas a través del proceso de participación ciudadana abierto en el barrio.
Urbanizado en septiembre
A partir de ahora, los trabajos, además, se irán acompasando a algunas de las demandas ciudadanas, tal y como explicó el director general de Euskal Trenbide Sarea (ETS), Luis Sabas, que formó parte de la delegación institucional de visita en la obra. Sabas señaló que los trabajos adelantarán la urbanización de acceso al colegio de La Salle, situado a dos minutos andando de la estación, para el próximo de mes de septiembre. De este modo, los alumnos que lleguen al centro escolar en el Topo no tendrán que atravesar una zona en obras, como ha sucedido en los últimos tiempos.
En el recorrido institucional también estuvieron presentes miembros de la asociación vecinal Loiola Bizirik, que han tomado parte en numerosas reuniones con ETS con el fin de hacerle llegar sus sugerencias y reclamaciones, ya que la obra ha supuesto una notable afección para el vecindario. El representante de la entidad vecinal, Igor Alonso, se mostró satisfecho tras conocer los trabajos ejecutados hasta el momento y destacó las buenas relaciones mantenidas con los responsables de la actuación. “Los vecinos no se quejan mucho ahora de las molestias porque es una obra deseada y la verdad es que hemos mantenido muy buenas relaciones con los responsables”, subrayó.
Los trabajos de construcción de la nueva estación del Topo en Loiola comenzaron en 2010, con la construcción de un apeadero provisional. Sin embargo, la obra quedó paralizada por falta de consignación presupuestaria en la pasada legislatura y se retomó en la actual. El parón provocó el enfado del vecindario, que se manifestó en distintas ocasiones para exigir la reanudación de los trabajos, que han acarreado molestias a los residentes.
Por otra parte, el Ayuntamiento ha llevado a cabo varias reuniones con vecinos del barrio, esta vez para diseñar el nuevo aspecto que tendrán los 540 metros de la travesía de Loiola, que se sitúa precisamente bajo el viaducto del Topo. Esta vía urbana, actualmente con intenso tráfico, pasará a convertirse en un bulevar, aunque los detalles de su nuevo aspecto están aún por concretar.