Donostia - El nuevo concejal de Hacienda, el jeltzale Jaime Domínguez-Macaya, ha aterrizado en la labor municipal tras 30 años en el Gobierno Vasco, del que es funcionario. Defensor del traje y corbata en su ámbito laboral, lleva un gran tatuaje en el brazo con el nombre de sus hijos y hace las cuentas del futuro presupuesto a lápiz. Además de centrarse en su tarea económica y jurídica, el nuevo responsable de las arcas municipales de Donostia ha escrito varios libros. El último, Claves para una contratación pública electrónica eficaz.
Lleva pocas semanas en el Ayuntamiento pero tiene una larga experiencia en la Administración pública.
-Soy funcionario de carrera y tengo plaza en Donostia desde hace más 20 años en el departamento de Justicia. Parte de este tiempo he estado trabajando en la capital guipuzcoana pero el resto he estado en Lakua. He sido 14 años director de Patrimonio y Contratación del Gobierno Vasco, desde que Ibarretxe era vicelehendakari. Con el lehendakari López me volví a Donostia, ya que no tenía interés en seguir y supongo que ellos tampoco. En la actual legislatura, hasta el pasado julio, he sido director de Informática y Telecomunicaciones del Gobierno Vasco. Parte de mi labor profesional la he desarrollado en el ámbito jurídico y parte en el económico y me he ido formando en función de ello.
¿Qué estudios cursó?
-Soy del barrio de Gros, nacido en la clínica de San Antonio. Fui a las Escuelas Francesas de pequeño y después al colegio Manuel de Larramendi, conocido como el Seminario, que era un colegio muy liberal. Más tarde hice Estudios Empresariales en la ESTE y después Derecho por libre, además de un máster universitario en Especialización e Investigación en Derecho en Zaragoza.
¿Cuál es su principal objetivo respecto a las cuentas del Ayuntamiento de Donostia?
-Aunque sea paradójico para un político, el objetivo principal de mi delegación es pasar desapercibida. Hacienda se tiene que ocupar de repartir bien los recursos disponibles. Donostia ha estado en una especie de impasse en los últimos años, al ralentí, y eso ha tenido un efecto positivo en que las cuentas están bien. Pero todo ha quedado un poco parado y quedan cuestiones pendientes, por lo que hemos tenido que aprobar un plan de inversiones, que hemos transaccionado con los tres grupos de la oposición. Hubo que negociar de modo muy rápido, pero así y todo se aprobó. Con este plan, de más de catorce millones de euros en total, queremos dar el acelerón que necesita la ciudad después del periodo anterior. Lo completaremos con el nuevo proyecto presupuestario que vamos a presentar este mismo mes.
¿Cómo va a ser el presupuesto para el año 2016?
-En el caso de Donostia, el 45% de los ingresos vienen del Fondo Foral de Financiación Municipal (FOFIM). El Gobierno municipal puede actuar en el otro 55% del presupuesto, que llega por medio de las ordenanzas fiscales, los impuestos y las tasas. Los impuestos y las tasas suponen un 26% de esta cantidad y la estrella es el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), con quince puntos. El resto son los impuestos de vehículos y el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), además de las plusvalías. Luego está el Impuesto de Construcciones (ICIO). Por otra parte, las tasas y precios públicos suponen alrededor del 20%. Además de estos ingresos ordinarios, para el funcionamiento general de los departamentos municipales, están los extraordinarios para otros gastos y nosotros, en todo caso, vamos a ser prudentes con los gastos de capital y las inversiones. Estamos para muchos años, no solo para cuatro, y queremos mantener la economía saneada y gastando al límite de lo que podamos, como en nuestros propios hogares.
¿Confía en lograr ingresos extraordinarios con la venta de Illunbe, que hasta ahora no se ha logrado materializar?
-Hay una expectativa importante y hay empresas interesadas en Illunbe que van a pagar una cantidad fuerte, aunque no van a cubrir lo que se gastó. Por no pasarme de conservador, diré que el precio no bajará de 17 millones. Parece que no es muy interesante venderlo por partes como se barajó. En la parcela trasera se puede construir, por ejemplo, un hotel, y parece adecuado vender conjuntamente el edificio de los cines con la parcela edificable. No tiene sentido vender dos parcelas que se pongan en competencia entre ellas. El coso taurino queda aparte. Luego hay que mejorar los accesos y puede costar entre dos o tres millones de euros, que irían en el mismo paquete a cuenta del comprador.
¿Qué tipo de usos serán, comerciales, hosteleros...?
-Será algo mixto. Las interesadas son grandes empresas que tiene muchísimas inversiones en el Estado.
¿Ya se ha vendido el edificio de la plaza de Lasala a la Sade?
-La junta de gobierno ya ha aprobado la modificación necesaria para cambiar una cláusula que se acordó con el Gobierno Vasco -precisamente estaba yo entonces en Patrimonio entonces- para que éste se garantizase los derechos de una permuta hecha con el Ayuntamiento. Esta estaba condicionada a que el Gobierno Vasco pudiese construir un edificio de 86.000 metros cuadrados para sus funcionarios en la parcela de Riberas de Loiola.
Se han comprometido a presentar el presupuesto en el plazo legal. ¿Lo cumplirán?
-En este mes de septiembre presentaremos sin ningún género de dudas nuestro proyecto de presupuesto. Cuesta conseguirlo pero estoy convencido de que lo vamos a hacer. Después, lo queremos negociar con la oposición. Aunque tenemos mayoría absoluta, queremos que todos los grupos ofrezcan sus ideas y las aportaciones que no pudieron entrar en el plan de inversiones. La propuesta va vinculada con que en un plazo máximo de dos semanas vamos a presentar nuestra propuesta de ordenanzas fiscales, que incluyen los impuestos y tasas, aunque no los precios públicos. La Kirol Txartela, por ejemplo, es un precio público que da un servicio que está en competencia con otros precios privados. Las tasas, como el agua, la OTA, la grúa..., no pueden ser superiores al coste del servicio.
¿Qué características principales tendrán las cuentas de 2016?
-Van a ser es ampliamente sociales y con más inversiones que en los últimos tiempos. Van a ser unos presupuestos en los que el incremento de la capacidad presupuestaria va a ser superior al incremento del esfuerzo fiscal que vamos a pedir a la ciudadanía.
¿Se acabó entonces la congelación de los últimos tiempos?
-Vamos a pedir algo de esfuerzo fiscal, pero modesto. Lo único que puede subir de manera algo más relevante son las tasas altamente deficitarias, como la de basura, con un 31% de déficit, y la de agua y saneamiento, con un 27%. No quiere decir que se va a subir eso, pero sí que en esas áreas aumentará un poco. Quizás también alguna de las tasas de ocupación de espacio público.
En los años anteriores, Bildu prometió que el uso del contenedor orgánico conllevaría reducciones en la tarifa de basura. ¿Mantienen la misma intención?
-Hay una ilusión en hacerlo pero es muy difícil y a nadie se le ha ocurrido cómo se puede hacer. No vamos a abandonar esa ilusión pero no sé cómo se puede materializar. Cuando no la han materializado otros no quiere decir que sean torpes, sino que no es fácil. En esta tasa se han tomado distintas decisiones en los últimos tiempos. La basura doméstica está vinculada al consumo de agua como un indicador del número de personas que hay en casa, pero la parte fija es un 65%. La basura de actividades, por su parte, se distingue por cada tipo de actividad y metros cuadrados. Recientemente, se han catalogado 10.000 actividades y solo se han presentado 300 alegaciones, que se han aceptado en muchos casos. Esto se trató con la Cámara de Comercio, la Asociación de Hostelería y otras entidades.
¿Qué va a aumentar más en el presupuesto, el gasto social o las inversiones?
-El gasto social va a ser superior al del último año y las inversiones están sin cerrar por el momento. De todas formas, las inversiones no las planifica Hacienda. Nosotros repartimos los fondos que haya. El último año el presupuesto fue de 360 millones de euros, de los que unos 250 son para departamentos del Ayuntamiento y otros 100 millones para los organismos autónomos, entes públicos y sociedades. Además, estos reciben otros 100 millones más de otros organismos o ventas.
¿Va a haber cambios económicos para los trabajadores del Ayuntamiento?
-Lo que no se puede variar es la masa salarial.
¿Se ha notado un descenso de ingresos con motivo de la crisis de estos años?
-Sí, claro. En el año 2011 el presupuesto era de 393 millones de euros y en 2014 de 350, un 11% menos. Es mucho dinero. Pero no bajó porque los donostiarras dejaran de pagar. El FOFIM bajó de modo importante, la venta de parcelas se quedó plana, la actividad económica se redujo...
¿Los donostiarras siguen siendo buenos pagadores con el Ayuntamiento?
-Sí, seguimos siéndolo y los datos están ahí. Por ejemplo, en periodo voluntario, dependiendo del impuesto o tasa que sea, hay entre un 90 o 97% de abonos. En periodo ejecutivo, ya sube hasta el 99%. El que no paga es que realmente no puede hacerlo. Son cifras muy importantes y se producen también gracias a la domiciliación. La basura está domiciliada en un 95% y el IBI en un 89%. El Ayuntamiento siempre ha tenido una política, que vamos a intentar mejorar, de ofrecer buenas condiciones para la domiciliación. No se cobra el primer día sino el último. Además, si hay que hacer algún aplazamiento de pago el que tiene domiciliados los recibos cuenta con mejores condiciones.
¿Sabe ya si el incremento de turismo de este verano se traducirá en más ingresos para la ciudad?
-Seguro que sí. Es seguro que el FOFIM mejorará aunque nosotros no sabemos exactamente la cifra. Se suele saber en una reunión hacia el veintitantos de octubre, cuando ya tiene que estar hecho el presupuesto.
¿Qué tal ha sido su llegada al departamento?
-Los funcionarios municipales de mi departamento son muy buenos. Tanto el director financiero como el interventor y todo el equipo, que es muy profesional. Aunque muchas decisiones son políticas, si la estructura técnica trabaja bien, hay mucho hecho.
Acaba de ser elegido presidente de la Mancomunidad de San Marcos. ¿Hacia dónde va a ir la entidad?
-Lo que está claro es que el ciudadano quiere que le resuelvan de modo ágil este aspecto. Lo teníamos resuelto y se echó para atrás. En basura no se pueden analizar solo una parte del problema, hay que analizarlo en conjunto y para eso estaba el Plan Integral de Gestión de los Residuos Urbanos de Gipuzkoa (PIGRUG). El objetivo va a ser el incremento del reciclaje y la reducción de la fracción resto, pero no vamos a poner más vertederos porque las materias no se inertizan. La materia orgánica tendrá su mejor tratamiento pero también abordaremos la valorización porque San Marcos no tiene resuelto el problema de los residuos y los mandamos fuera.