donostia - Donostia está bien iluminada, aunque hasta hace unos años estaba sobreiluminada. Los niveles de luz superaban en algunos casos ampliamente las recomendaciones europeas y desde que esos consejos se convirtieron en norma a finales de 2008, el trabajo del Consistorio ha sido ir ajustando el alumbrado de la ciudad a la legislación vigente. Esa ley tiene un doble objetivo: aumentar la eficiencia energética y reducir la contaminación lumínica.
La iluminación de las calles de Donostia depende del nivel que se haya asignado a cada una de ellas en la clasificación que maneja el Consistorio. Esa clasificación se ha hecho a partir de los criterios que marca la normativa, que son siempre medibles, según explican los responsables del departamento. Se tiene en cuenta si son viales principales o secundarios (también se mide el volumen de tráfico) o peatonales (se tiene en cuenta si hay mucho o poco tránsito de ciudadanos). También hay criterios específicos para bidegorris, pasarelas o pasos subterráneos, por ejemplo.
Hasta ahora el Ayuntamiento, aprovechando subvenciones de organismos como el EVE, ha cambiado un tercio de los 34.000 puntos de luz que hay en la ciudad. Ha sido, precisamente, el tercio que estaba en peores condiciones y que necesitaba una intervención. En algunos casos han cambiado las farolas enteras y en otros, solo las bombillas. En total han invertido alrededor de un millón de euros en estos cuatro años y se han ahorrado en torno a 53.000 kilovatios al año. Lo han hecho, por un parte, gracias a la tecnología led y, por otra, reduciendo la luz que se malgastaba hasta ahora con farolas redondas que iluminaban, además de la acera o la calzada, las fachadas de los edificios contiguos y el cielo. Las nuevas luminarias dirigen toda la luz hacia abajo, es decir, hacia la zona que deben iluminar, y no desperdician energía alumbrando el cielo.
Aunque las bombillas led consumen menos, iluminan igual o mejor que las tradicionales. Sin embargo, el hecho de cambiar farolas redondas por otras que dirigen la luz solo hacia abajo sí ha provocado en muchos ciudadanos la sensación de tener menos claridad. Los técnicos del departamento de Vías Públicas apuntan que, en realidad, la luz que se ha eliminado es la que no era útil.
El ejemplo que ponen es bastante gráfico: los niveles de luz en la calzada de la avenida de Navarra y José Elosegi son los mismos. Sin embargo, las farolas redondas de la calle de Gros hacen que, desde arriba, parezca bastante más alumbrada que José Elosegi si se mira la calle desde la zona del Alto de Miracruz.
seguridad Hasta 2009 los valores lumínicos de Donostia estaban muy por encima de las recomendaciones europeas y de la normativa actual. El descenso, por lo tanto, es real, pero solo hasta ajustarse a la norma y nunca poniendo en riesgo la seguridad de los ciudadanos, según remarcan los responsables del servicio. “La falta de luz provoca inseguridad, pero que haya más luz no significa que haya más seguridad”, defiende la concejala de Infraestructuras y Servicios Urbanos, Nora Galparsoro.
Los últimos meses han sido varias las ocasiones en las que los grupos de la oposición le han trasladado quejas de los ciudadanos por falta de luz en un punto o en otro. Incluso, en el mapa de puntos críticos para las mujeres elaborado por el Consistorio, la falta de iluminación es uno de los factores que aumenta el riesgo en bastantes lugares, por lo que está previsto revisar la situación de esas zonas consideradas peligrosas.
Galparsoro se muestra dispuesta a estudiar la situación de lugares concretos pero rechaza acusaciones que apuntan a que se ha reducido el alumbrado con el fin de ahorrar. “Nunca hemos apagado una farola para ahorrar”. Así de contundentes se muestran también los responsables del servicio de iluminación del Ayuntamiento donostiarra, que reconocen que les duelen comentarios que escuchan en la calle en ese sentido.
Aunque el objetivo es cumplir una normativa obligatoria y mejorar la eficiencia energética, evidentemente el ahorro es una consecuencia. Por ejemplo, en 2014 el Consistorio gastó alrededor de 560.000 euros menos de lo previsto en la factura de la luz. Aunque la electricidad se ha encarecido hasta un 63% desde 2009, el recibo del alumbrado público en Donostia ha disminuido algo más de un 10%, según un informe municipal.
20.000 puntos restantes La normativa vigente no establece un tiempo límite para transformar todos los puntos de luz de las ciudades, pero sí exige que cada vez que se coloque un nuevo punto de luz o se modifique una farola se haga ajustándose a los nuevos parámetros. Así, el objetivo del Consistorio es seguir adaptando los 20.000 puntos de luz restantes a las recomendaciones europeas. “Siempre con sentido común”, afirman los responsables del servicio y “nunca poniendo en riesgo la seguridad de los ciudadanos”, añade Galparsoro.
Bidegorri del paseo de La Concha. Es un bidegorri independiente a lo largo de la calzada. Le corresponde un alumbrado del tipo S2, lo que significa unos 10 lux con una uniformidad del 30%.
Parte Vieja. Es una zona comercial de uso prioritario de peatones y como tal le corresponde el nivel de iluminación S1, es decir, unos 15 lux con una uniformidad del 33%.
Sancho el Sabio. Es una vía distribuidora local y le corresponde un alumbrado del nivel ME2, es decir, 22,5 lux y una uniformidad del 40%.