Fomentar una buena y enriquecedora convivencia intercultural entre todos los vecinos. Con este firme propósito el barrio de Osintxu se ha puesto manos a la obra para dar forma a un proyecto encaminado a favorecer el conocimiento mutuo y la aceptación de la diversidad de procedencias que presentan los residentes de esta pedanía bergararra. La inmigración ha modificado la estructura demográfica de muchos municipios, en algunos casos con mayor notoriedad que en otros. Por ejemplo, el número de inmigrantes que han arribado en Osintxu ha ido creciendo en los últimos años.

"La población extranjera ronda en estos momentos el 23% del censo", explica el auzoalkate Jon Olivares. Un total de 483 personas residen en este barrio de Bergara, más de dos centenares en su núcleo urbano y el resto en los caseríos que pueblan su entorno. "El colectivo de inmigrantes es cada vez más numeroso, una realidad que se ve favorecida por la propia situación de los edificios antiguos y de bajo coste de alquiler que hay en Osintxu ", expone el alcalde pedáneo.

Las nacionalidades de estas personas que han dejado su país natal con la esperanza de encontrar un futuro mejor es muy diversa. Los grupos más representativos son los marroquíes, saharauis y senegaleses, pero en este barrio bergararra también ha recalado la comunidad pakistaní, además de chilenos, argentinos, portugueses, ucranianos, rumanos o alemanes.

Olivares sostiene que la llegada de estos nuevos residentes hay que mirara "desde una óptica positiva". Sin embargo, advierte de que el incremento que están experimentando algunos colectivos activa el riesgo de que se "creen guetos". Antes de llegar a estas situaciones y con el objetivo de promover "la integración y mutua y la convivencia entre autóctonos e inmigrantes", se ha diseñado un proceso participativo que echó a rodar la pasada semana.

El Consistorio mahonero ha adjudicado a la empresa Emun S. Coop de Arrasate la dinamización de este proyecto, cuya puesta en marcha llevan pidiendo, de algún modo, los vecinos de Osintxu desde hace unos años. Un grupo de 15 personas, que integran osintxuarras de diferentes edades e inmigrantes, será el motor de esta iniciativa que hasta julio afrontará una batería de reuniones (la próxima será el 22 de mayo) que pondrán sobre la mesa distintas propuestas.

En esta primera fase se realizará el diagnóstico que dibujará la realidad de este barrio y que, entre otras cuestiones, detectará "las posibles dificultades personales o colectivas que la pluralidad de procedencias genera en la convivencia", según se recoge en el pliego de condiciones aprobado por el Ayuntamiento bergararra para llevar adelante este proceso participativo. En los citados encuentros se definirán, igualmente, las futuras líneas de intervención, se identificarán los recursos personales y materiales de los que dispone Osintxu, se romperá con los estereotipos de la inmigración y se plantearán espacios de entendimiento mutuo centrados en "mejorar la comunicación y en impulsar las relaciones entre todos los vecinos".

Una vez superada esta fase -sus conclusiones se darán a conocer a la población osintxuarra-, el siguiente asalto será llevar a la práctica las acciones pensadas para la convivencia armoniosa entre el conjunto de la población de esta pedanía bergararra.

rehabilitar viviendas La consecución de este plan para la convivencia social e intercultural es una de las tres columnas vertebrales en las que Osintxu, ubicado a seis kilómetros del núcleo de Bergara, lleva tiempo poniendo el acento. Todas ellas, como destaca su auzoalkate, "están relacionadas entre sí". Y, por tanto, en más de una ocasión han reclamado que se actúe. Junto a la ya citada, hay que añadir que algunos edificios residenciales se han quedado viejos, así como el uso del euskera que ha ido disminuyendo "con motivo de la diversificación de la población".

"Hay viviendas de gran antigüedad -las situadas en fila desde el puente hacia la plaza-, que precisan ser rehabilitadas. Estas son alquiladas a bajo precio sobre todo a inmigrantes", señala Olivares. El alcalde osintxuarra comenta que el Consistorio bergararra tiene la intención de llevar a cabo un estudio sociourbanístico del estado de estos inmuebles (otros están vacíos) y de todo el barrio en general.

"Osintxu está bien comunicado, la frecuencia del transporte público es buena -agrega Olivares-. El reto está en atraer a nuevos vecinos, por ejemplo jóvenes que quieran independizarse y, para ello, hay que dar otro aire al conjunto de viviendas", defiende el auzoalkate. Este joven osintxuarra no obvia la actual época de vacas flacas, pero sí remarca la necesidad de rejuvenecer algunos edificios.