zarautz. ¿Cómo surgió Arazi?

Juanjo Aranburu: Hace 20 años, la Mancomunidad de Urola Kosta, dentro de sus planes de empleo, tenía los talleres ocupacionales y creó uno dirigido a licenciados, con el fin de trabajar en el ámbito del medio ambiente. Por aquel entonces, poco se hablaba de los residuos y en las calles apenas había algún contenedor azul. Veían la necesidad de formar a profesionales sobre este tema y eligieron a cinco personas, entre ellas, nosotros tres. Nos ofrecieron dos años de formación para poner en práctica proyectos a desarrollar en la comarca. Éramos de diferentes disciplinas. En este sentido, yo hice Magisterio y debía preparar unidades didácticas, Izaskun (Empresariales) crear servicios sobre la gestión medioambiental y en el caso de Begoña (Turismo), buscar cosas relacionadas con el ocio.

Os motivó para crear la empresa...

J.A.: Sí y mantuvimos las iniciales de nuestros cinco apellidos como nombre: Arazi. Todo ha cambiado mucho. Hace quince años el respeto que le tenía esta sociedad a la naturaleza o al medio ambiente podía ser mayor o menor, pero no sabíamos lo que pasaba con las basuras, con las contaminaciones, la salud... Hoy en día vas a cualquier supermercado y ves la presencia que tiene todo lo ecológico. Empezamos a desarrollar proyectos en todos los ámbitos en los que teníamos una cierta especialización. Nuestras ideas llegaban antes de tiempo, porque estábamos intentando realizar un giro. Hacía falta un cambio de mentalidad en la sociedad.

Trabajar la concienciación, por lo tanto...

J.A.: Exacto. Hacíamos campañas en los municipios para salir con los más pequeños a limpiar las calles. Con eso, la administración y la sociedad entendían que la limpieza y el medio ambiente y la ecología era tener las calles limpias. Aunque es un simplismo absoluto, porque es el menor de los problemas. Entonces, también, los focos contaminantes estaban en la industria, el tráfico...

Begoña Rivero: En 1998 se intuía la problemática de los residuos, pero todavía no se hablaba de ese tema. Hoy en día los más pequeños tienen mucha más información. Incluso son los propios chavales los que intentan concienciar a sus padres.

Izaskun Isasti: Se trabajaba la actitud cívica a un nivel muy básico. En la actualidad, estas campañas se siguen haciendo, pero hay una legislación que te apoya. Hoy, en el tema de los residuos, no se debate si hay que limpiar las calles o si hay que echar los chicles o un papel al suelo. El cambio ha sido total.

J.A: La conciencia en Gipuzkoa ha subido a un nivel altísimo.

¿Cuáles han sido los cambios más relevantes en Arazi?

I.I: La dimensión, sobre todo. Hemos pasado de ser cuatro miembros, a tener un equipo de 33 trabajadores. En cuanto al ámbito de actuación, ahora trabajamos en toda la provincia y además de la educación y la concienciación del medio ambiente, impulsamos la divulgación del patrimonio cultural y profundizamos en temas de turismo. Todo cambió en el año 2000, cuando comenzamos a gestionar el albergue de Askizu de Getaria como escuela de medio ambiente. Peregrinos y familias se alojan los fines de semana y durante el curso escolar, trabajamos temas como la pesca de bajura, el ecosistema marino, lo rural, el txakoli, la figura de Elkano... con chavales de Primaria.

J.A.: Intentamos hacerles partícipes de nuestra historia. Ese es nuestro modo de trabajar prioritario: hacer protagonista al individuo. De este modo, comenzamos a desarrollar actividades de ocio y a aplicarles una serie de bases teóricas y conceptuales. Vimos que funcionaba.

Más tarde llegó la gestión del Museo de Arte e Historia de Zarautz...

J.A.: En 2001 Aranzadi realizó una pequeña cata en la parroquia Santa María La Real y comenzaron los hallazgos. Cada vez se daban cuenta de que los esqueletos encontrados eran más antiguos y por tanto, cobraban más importancia. Fue entonces cuando miembros de Aranzadi nos incluyeron en su grupo de trabajo para que divulgásemos lo que había allí. Después, el Ayuntamiento sacó a concurso la gestión del nuevo museo y ganamos. Se inauguró en 2002 y lo gestionamos desde entonces. Hoy en día sí que tenemos un orgullo y un interés por saber quiénes somos. No hay más que ver que hace quince años en Gipuzkoa había diez museos y ahora hay 50.

B.R.: Vimos una necesidad de divulgar esa riqueza y aplicamos nuestro lema: ideiak borobildu (redondear ideas). Siempre intentamos ir más allá y además de divulgar, queríamos hacer una unidad didáctica con un proyecto diverso. Trabajamos para hacer llegar la información sobre los hallazgos al receptor, de manera que lo pudiera entender.

J.A.: Fue el primer museo en ofrecer talleres de arqueología, en organizar las Jornadas Romanas en Gipuzkoa y en publicar un monográfico, el único en Euskadi, sobre un yacimiento. Logramos en intermediar entre la sociedad y el propio contenido.

I.I.: Nos abrió una línea nueva de negocio: gestionar y dinamizar un centro cultural turístico o medioambiental. Así, después llegaron el centro de interpretación Algorri de Zumaia, Ekainberri y el Palacio Lili de Zestoa y la tienda y la recepción del Museo Balenciaga en Getaria. Empezamos a incluir a historiadores y geólogos en el equipo de trabajo. Hoy en día la principal actividad que desarrollamos es la gestión de centros y museos y somos una plantilla joven que va adaptándose a las nuevas tecnologías.

B.R.: El trabajo en equipo es lo que hace que los proyectos funcionen y algunos hayan durado quince años.

¿Qué otros servicios ofrecen?

J.A.: La señalización de caseríos, rutas, esculturas, creación de paneles... pequeñas intervenciones de todo plan municipal de señalización.

I.I.: También tenemos proyectos como Nik Tri. La idea surgió después de organizar el 25º aniversario del Triatlón de Zarautz. Lo transformamos en un evento de fin de semana con actividades de ocio y se creó el Triatlón Txiki. Vimos que era un deporte que gustaba mucho y se nos ocurrió el programa Nik Tri para divulgar los valores del deporte. Está dirigido tanto a niños como a mayores y da la oportunidad de conocer este deporte a través de colonias de triatlón y pruebas populares.

J.A.: En cada materia intentamos rodearnos de los mejores profesionales como Eneko Llanos en el caso del triatlón, Jesús Altuna y Aranzadi en el caso de la arqueología y de los que han investigado el flysch, en el centro Algorri.

Cada vez hay más recortes en el área de la investigación. Supongo que eso también les afecta...

J.A.: Efectivamente. Estamos muy cerca de los contenidos y hay una labor de investigación previa para crearlos. Luego hay que divulgarlos para impulsar el avance social. En el caso de Zarautz, por ejemplo, si no se hubiera investigado, no se hubiese sabido nada sobre la historia de la villa. Les dimos luz a 300-400 años que permanecían ocultos y enriquecimos la vista sobre el resto de los años de los que se sabía algo. Sin esa labor de investigación, la sociedad no progresa. Hasta ahora vivíamos de investigaciones de años anteriores, pero el desierto que se está creando es terrible. En Gipuzkoa ha bajado una barbaridad. Recortar en este área es una decisión salvaje.