EL callejero de una ciudad es como un libro abierto que desvela aquellos acontecimientos históricos y personajes, que por su envergadura, en el primer caso, o sus méritos, en el segundo, sus habitantes consideraron que se merecían un reconocimiento y el privilegio de dar nombre a una calle de su ciudad. Así, callejeando el callejero donostiarra encontramos calles, avenidas, paseos, plazas y parques dedicados a reyes (Sancho el Sabio), escritores (Pío Baroja o Víctor Hugo), pensadoras ilustres (María Zambrano), científicos (Elhuyar), doctores (Begiristain), religiosas (Simona de Lajust), militares (Zumalacárregui), políticos (Gregorio Ordoñez) o artistas. Precisamente, el pintor y dibujante Rafael Munoa ha sido uno de los últimos personajes al que el Ayuntamiento de Donostia ha dedicado una calle en sustitución de la que ostentó durante décadas el falangista José Arrospide Alvarez, Conde de Plasencia, situada en la Parte Vieja.
Este cambio de nombre fue lo que motivó a la Comisión de Urbanismo a crear una Ponencia de Calles a principios de año, cuyo presidente es el concejal del PP, José Luis Arrúe. El objetivo inicial fue abordar el cambio de nombre de aquellas calles que, como la calle Conde de Plasencia, podían herir la sensibilidad de los ciudadanos (lo mismo ocurrió en 2012 con la calle dedicada al fallecido miembro de ETA Mikel Gardoki que se sustituyó por su topónimo Borda Txipi).
Sin embargo, una vez comenzó el trabajo de campo, los técnicos municipales detectaron que el nombre de bastantes calles estaban, de alguna manera, duplicadas.
"Parece que hemos sido poco imaginativos, hemos visto que hay casi medio centenar de calles y plazas en la ciudad duplicadas", explica a este periódico el presidente de la Ponencia. Calle de Amara y calle del Alto de Amara, calle Errotatxo y plaza Errotatxo, calle de Arroka y plaza de Arroka, calle de Egia y calzada de Egia, calle de Okendo y plaza de Okendo o calle de Bentaberri y plaza de Bentaberri son solo algunos ejemplos de duplicidades, pero también se dan casos de triplicidad como el de la calle de San Bartolomé, callejón de San Bartolomé y calle del Alto de San Bartolomé.
Sin duda, el mismo nombre para diferentes espacios puede llevar a confusión y solventarlo no es fácil. De hecho, después de estudiar la posibilidad de salvar estas duplicidades, los técnicos municipales han concluído que sólo media docena de nombres de calles duplicadas podrían modificarse o suprimirse.
"Allá donde hay viviendas no se puede cambiar o suprimir el nombre, sí en las rotondas o parques. Por otro lado, cuestiones de seguridad impiden cualquier modificación, ya que la Guardia municipal o los Bomberos tienen ya localizadas todas las calles vigentes", señala Arrúe.
topónimos y otros nombres
Donostia tiene casi 700 calles
El callejero donostiarra lo completan casi 700 calles, plazas y avenidas. Además de todo tipo de personajes ilustres, como se mencionaba al principio, se pueden hacer otras clasificaciones desde nombres de pueblos guipuzcoanos (Pasaia, Urnieta, Urretxu, Tolosa o la hermanada ciudad alemana Wiesbaden dan nombres a calles donostiarras) y ríos (Bidasoa o Deba son dos ejemplos) hasta acuerdos, hechos o fechas que marcaron la historia de la ciudad, como el de la calle 31 de Agosto, considerada la primera calle de Donostia al rememorar el renacimiento de la ciudad tras su quema y destrucción en 1813.
Otras calles que rememoran acontecimientos históricos serían la plaza de la Constitución, el paseo Árbol de Gernika o la plaza del Centenario. Precisamente, la Ponencia de Calles tiene actualmente sobre la mesa la propuesta de dedicar un espacio de la ciudad al Bicentenario, efeméride de la quema y reconstrucción de la ciudad que lleva celebrándose a lo largo de este año. "Desde mi grupo, pensamos que debería ser una calle nueva o un espacio de reciente construcción, ya que el Bicentenario marca el renacer de la ciudad", señala el popular Arrúe.
Entre las nuevas calles o plazas que han sido 'bautizadas' recientemente por el Ayuntamiento de Donostia estarían la calle Gaztañaga, en Intxaurrondo, a petición de los vecinos, o la plaza del Campo de Atotxa, en Egia, también como respuesta a una peti ción ciudadana.
Por otro lado, se dan cambios de nombres de calles o plazas, ya que el lugar en cuestión tiene su propio topónimo. Es el caso del puente de Astiñene, entre Egia y Loiola. Siempre se le ha llamado puente de Egia o de Sarasola, pero su topónimo es Astiñene y así se la ha denominado.
una cuestión de género
Calles con nombre de mujer
Uno de los asuntos en los que está haciendo especial hincapié la Ponencia de Calles es la cuestión de género. Los nombres masculinos superan con creces los de mujeres. "Ahora cuando hay que nombrar una calle, primero se recurre al topónimo y si no hay topónimo, tratamos de dar prioridad a los nombres femeninos y ahí entra en juego el Foro de la Mujer con sus propuestas", explica Arrúe, quien recuerda que la última mujer a la que se dedicó un parque fue la bruja buena de Ulía, Maritxu Guller.
Otras mujeres que completan el callejero donostiarra serían las escritoras Katalina Eleizegi o Karmele Saint Martin o las religiosas Simona de Lajust o María Teresa de Calcuta.
En definitiva, se puede decir que cada calle encierra una historia o un personaje, que muchos donostiarras pueden desconocer o no. Quizá, como dice Arrúe, hay que tratar de buscar personajes "que todo el mundo conozca". En cualquier caso, hay tantas posibilidades como ciudadanos, ya que todos pueden hacer su propia propuesta en el Ayuntamiento de Donostia.