zumarraga. Preséntese, por favor.
Nací en junio de 1951 en la calle de arriba (Goiko Kale) de Urretxu, a la sombra de Iparragirre. Creo que eso condiciona para toda la vida. Soy un poco golfo, como él. Me siento urretxuarra de pura cepa, no reniego del hecho de haber nacido en Urretxu, aunque me trajeron a Zumarraga al poco de nacer. Las señoras de entonces le dijeron a mi madre que, como había venido a Zumarraga, me tenía que presentar a la virgen de La Antigua. Dicho y hecho. Creo que la virgen me echó el ojo. Siempre he tenido una vinculación visceral con La Antigua.
Está influenciando, por lo tanto, tanto por Iparragirre como por la virgen de La Antigua. Una mezcla explosiva.
Totalmente.
Manda narices que el guardián de La Antigua sea de Urretxu... ¿No le toman el pelo?
La gente no sabe que nací en Urretxu. Como vine de recién nacido, todos creen que nací en Zumarraga. También me siento totalmente zumarragarra.
¿Dónde estudió?
Estudié Oficialía y después Contabilidad. Estuve trabajando de administrativo y también hice la calle. ¿Sabes lo que es hacer la calle? Visitaba clientes para la empresa. Estaba a gusto, pero en la anterior crisis lo tuve que dejar: el beneficio que sacaba no compensaba el esfuerzo que hacía. Siempre he ayudado en la parroquia y en 1997 el párroco me ofreció trabajar en La Antigua. Me gustó tanto la idea, que cogí el puesto aunque esa misma semana me ofrecieron dos buenos trabajos.
¿Cuál es su labor?
De la limpieza se encargan unas mujeres y del mantenimiento la Asociación de Amigos de La Antigua. Yo me ocupo de todo lo demás: recepción de turistas, sacerdotes, parejas de novios...
¿Qué tipo de gente viene?
El número de bodas ha bajado a menos de la mitad. Cuando empecé había hasta seis bodas cada fin de semana. Cuando coincidían con los conciertos del ciclo musical, era una locura. Este año no tenemos ninguna boda en todo septiembre.
La Antigua es la joya de Zumarraga. ¿La gente que viene a las bodas se porta como es debido?
Muchos, no. Tiran garbanzos, arroz, lentejas, alubias... en el exterior de la iglesia, a pesar de que hay un cartel que deja bien claro que está prohibido. También ha habido gente que ha metido champán en la ermita y eso me parece peor aún. El último follón lo tuve con un grupo de baile de Donostia que se empeñó en bailar en el interior. Dentro solo pueden bailar los ezpatadantzaris del grupo Irrintzi y los grupos que vienen al ciclo musical.
¿Vienen muchos turistas?
La Antigua recibió 50.000 visitas el año pasado. De ellos, 16.000 fueron turistas. Este año han venido muchos andaluces, pero la mayoría suelen ser catalanes. Andalucía está lejos y, además, la prensa española nos ha hecho mucho daño.
También viene gente famosa.
En primavera vino el entrenador Marcelo Bielsa, por ejemplo. A los famosos les hacemos firmar en el libro de oro. También a los matrimonios que vienen a celebrar sus Bodas de Oro.
¿Qué es lo que más les llama la atención de La Antigua?
Cuando empecé en esto no sabía cómo iba a distinguir a los nuevos visitantes de los que ya conocen la ermita, pero es fácil diferenciarlos: los nuevos se suelen quedar con la boca abierta. Lo que más les gusta es la estructura de madera, por supuesto.
¿Puede explicar con palabras lo que significan para usted La Antigua y la virgen de La Antigua?
El día que entré aquí firmé en el libro de oro y le dije a la virgen que venía a cuidarla mientras ella cuida de mí. La virgen ampara a todo el pueblo y todo el pueblo siente una gran devoción por ella. El edificio es extraordinario, pero la devoción que siente el pueblo de Zumarraga por la virgen de La Antigua es aún más impresionante: nunca faltan velas de petición y de agradecimiento, la novena es a las seis de la mañana y la iglesia se suele llenar de gente de todas las edades... Aquí están las raíces del pueblo y venir aquí es chupar de la teta materna. Hay vecinos que vienen casi a diario.
Se ha construido un centro de interpretación en medio de una importante controversia. ¿Qué le parece el edificio?
El edificio no es necesario, es imprescindible. Y espero que sea complementario. Los visitantes necesitan un sitio donde tomar algo, la gente que hace la Ruta Ignaciana necesita una refugio... Durante las bodas no puedo dejar entrar a nadie. Ahora les puedo decir que vayan al centro de interpretación y que tocaré la campana para avisarles de que ya pueden entrar.
bertan