Los pollos del pollo
Dos beasaindarras montan un puesto de pollos asados para dejar las listas del paro
EL pollo no es un animal de montura, pero Unai Mujika y Pedro Luis Pérez se han valido de él para salir de la oficina de Lanbide. A estos dos beasaindarras la vida les sonreía. El primero trabajaba en un sector que, en teoría tenía futuro: el eólico. El segundo, mientras tanto, llevaba más de 20 años como empleado en una empresa de grúas. Si hace algunos años les hubieran dicho que se iban a quedar en el paro no se lo hubieran creído, pero así fue. Para salir de las listas del desempleo han recurrido a un negocio menos tecnológico y más tradicional que el de los eólicos y el de las grúas: el de los pollos asados. Tienen un puesto en la avenida Nafarroa de Beasain y están encantados.
Mujika explica que trabajó en el sector eólico durante seis años. Parecía que sería un trabajo para toda la vida, pero el negocio decayó y se quedó en paro. Durante varios meses trabajó como autónomo, pero la apuesta le salió mal y volvió a quedarse sin trabajo. Estaba ya sin subsidio de desempleo cuando montaron el puesto de pollos asados, que de momento va viento en popa. "Llevábamos un año dándole vueltas a la cabeza. Pensamos montar un lavadero, una panadería... Finalmente, nos decidimos por el puesto de pollos asados. Mi compañero había mencionado el tema de los pollos asados y, cuando encontré un carro en venta en Internet, no nos los pensamos dos veces", cuenta.
Tuvieron que trabajar duro. "El carro no estaba en muy buen estado y nos ha costado mes y medio ponerlo a punto. Un amigo lo ha decorado por fuera para que se vea de lejos que es un puesto de venta de pollos", indica.
Están muy contentos. "Nunca se puede saber antes de empezar si algo va a funcionar, pero en otros lugares este tipo de puestos marcha muy bien. Que nosotros sepamos, en Gipuzkoa no hay ningún otro puesto ambulante de venta de pollos".
De momento se han instalado en su pueblo, cerca de la estación, y les va de maravilla. Si las cosas fueran mal, no dudarían en irse con el carro a otra parte. "Lo bueno de este negocio es que puedes trasladarlo. Por ahora, todo va muy bien. Estamos muy agradecidos a la gente y al Ayuntamiento, que nos ha dado facilidades".
Y ellos se arreglan estupendamente. "A mí me gusta mucho comer pollo y en casa había asado más de uno. Nuestro objetivo es dar un producto de calidad a buen precio. La crisis nos afecta a todos y nosotros ofrecemos comer bien a buen precio: un pollo cuesta 8 euros, 9 si es con patatas".
Los vecinos les han recibido con los brazos abiertos, pues esta época del año es ideal para comer un pollo asado. "A la gente, a la vuelta de la playa, no le apetece meterse en la cocina. Se duchan, se comen nuestros pollos y se tumban en el sofá. Viene gente de todas las edades. Los jóvenes que tienen alquiladas lonjas también son buenos clientes, otros se llevan los pollos a la playa o al monte...".
más que pollos
Hamburguesas y txistorra
Pero no solo de pollo vive el playero. Estos dos beasaindarras ofrecen también hamburguesas y bocadillos de txistorra. "La txistorra la elabora mi tío, el carnicero Julián Mujika. Él me ofrece un producto de calidad y yo le hago propaganda", comenta.
Mujika y Pérez apenas descansan. "Bastante hemos descansado ya durante estos últimos meses. Ahora queremos trabajar. Nos pasamos el día en el puesto. Acabamos destrozados, pero contentos. Solo cerramos un día a la semana: los lunes".
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