SON cinco y cada uno de ellos encierra su particular historia. El escritor tolosarra, Mikel Telleria, en su afán de recopilar información sobre cuestiones concretas relativas a Tolosa, ha escrito una publicación sobre los pasadizos del Casco Histórico. Durante años han servido para comunicar entre sí las calles paralelas contiguas atravesando las plantas bajas de los edificios y algunos de ellos tienen peculiaridades.

En la monografía que ha publicado Mikel Telleria se puede leer que, aunque se desconoce la fecha exacta de su construcción, analizando el desarrollo urbano del Casco Histórico, se aventura que "fueron construidos en diferentes épocas, siendo los primeros los tres más próximos a la torre de Andia". Está admitido que el primer núcleo de población urbana se desarrolló junto a la citada torre, y las construcciones se extendieron hacia el Norte. Con el tiempo, una vez consolidado el paso principal Norte-Sur por la calle Mayor, el primitivo núcleo se extendió hacia el Este creando la calle Emperador. "El desdoble creó la necesidad de una comunicación permanente entre las calles Mayor y Emperador. Teniendo en cuenta que la única existente era bordeando la torre de Andia por su fachada Sur, es más que probable que se decidiera hacer otra mediante el pasadizo que hoy se encuentra entre dichas calle, acogiendo en su interior el portal de acceso al edificio nº 27 de la calle Mayor", detalla.

a detalle

Cinco pasadizos en el Casco Histórico

El pasadizo entre la calle Mayor y Emperador es el más peculiar de todos, ya que tiene dos anchuras diferentes. Mide tres metros de anchura desde el acceso de la calle Mayor hasta el arranque de las escaleras de las viviendas y después, hacia la calle Emperador, continúa con una anchura de un metro. Tiene una longitud total de 16,75 metros y sus embocaduras son de 1,56 y 1,10 metros. "Sus paredes son de mampostería de piedra, hoy enfoscadas con mortero. Su techo está construido con solivería de madera, que presenta un buen estado", explica Telleria.

El segundo pasadizo sería la consecuencia de un nuevo desdoble de la calle Mayor, esta vez hacia el Oeste, propiciado por el aumento de la población y la consecuente ocupación de los solares próximos a la torre de Andia. El paso del que habla Telleria se sitúa entre la calle Correo y la calle Mayor, entre los portales 28 y 32, y cabe destacar, además, que en el interior está el portal del edificio número 30. También se encuentra en su interior un acceso al bar Antiguo, con muchos años de historia. Actualmente está en buen estado de conservación y destaca el portón de madera reforzada, siempre abierto, situado en su lado de la calle Mayor.

Asimismo, sobre la clave del arco de acceso al pasadizo desde la calle Mayor se encuentra un pequeño escudo labrado en piedra, que corresponde a las armas de los Perez de Rexil. Mikel Telleria denuncia que en la actualidad "este interesante escudo está burdamente pintado de color blanco".

Este paso presenta, además, la peculiaridad de que su trazado no es totalmente rectilíneo, sino que a la altura del acceso al portal interior tiene un quiebro hacia la calle Correo. "Este desvío sería consecuencia de la necesidad de crear un acceso perpendicular desde la calle Correo", sostiene el autor.

El tercer paso del que habla Mikel Telleria es el denominado pasadizo de Juanito Lope, que une las calles Emperador y Santa María. A buen seguro, fue construido cuando se produjo un nuevo desdoble en dirección al Este, para garantizar la comunicación entre ambas calles. Desemboca en la plazuela donde se situó el taller del escultor tolosarra citado, por lo que popularmente recibe esta denominación.

Los dos últimos pasadizos fueron construidos en el siglo XIX, tras la desecación del foso denominado Erretengibel, que posibilitó la construcción de la calle Rondilla. El primero de ellos se encuentra bajo la casa llamada de las Damas, uniendo la plaza Nueva con la calle Rondilla. "Su localización no es casual, sino que coincide con la situación de una de las cinco puertas históricas de la muralla que rodeó Tolosa durante 500 años, puerta por la que se accedía a la desaparecida fuente situada al otro lado del foso", explica el historiador tolosarra.

Con la construcción de la plaza Nueva y con ella la casa de las Damas, el paso se prolongó bajo la citada casa, accediéndose por él a la plaza. Hasta el año 2011, sus paredes eran de mampostería de piedra y su techo de estructura vista de madera. Además, conservaba dos singulares mojones de piedra, únicos en los pasadizos de la villa. "Como consecuencia del derribo y la nueva construcción de la casa de las Damas en el año 2011, ha desaparecido todo vestigio histórico e inexplicablemente también los mojones citados", denuncia Telleria. Sí se ha conservado en el interior del paso una placa en la que se indica la altura alcanzada por el agua en la riada del año 1953.

El quinto pasadizo se sitúa junto al portal 7 de la calle Rondilla y une esta con la calle Aroztegieta. Su construcción data del siglo XIX y su estado de conservación es bastante bueno, aunque desprovisto de cualquier vestigio de antigüedad.