EL órgano que hasta hace poco sonaba en la iglesia del colegio Compañía de María, en San Bartolomé, volverá a la vida en la parroquia del barrio de Bidebieta. Con la reforma y reconstrucción del cerro, el edificio escolar de Aldapeta desaparecerá. De hecho, sus alumnos forman ya parte del nuevo colegio Summa-Aldapeta, que agrupa a los estudiantes de la Compañía de María, de Belén Ikastetxea y de Marianistas.
De todos modos, la reforma del cerro no silenciará el órgano, que está ya en las dependencias de la parroquia de San Francisco Javier, en Bidebieta. De todos modos, tardará todavía unos meses en empezar a sonar otra vez: se han trasladado las piezas del instrumento y ahora es labor de dos organeros volver a montarlas.
La reconstrucción del órgano ha arrancado esta misma semana con la recreación del cajón. Después vendrá el trabajo más laborioso para recolocar todos los tubos y piezas en su interior. Los encargados de esta labor son dos azpeitiarras de una veterana y especializada familia de organeros y, en principio, montar el instrumento en Bidebieta puede llevarles unos dos meses de trabajo.
Después serán los fieles y vecinos del entorno de La Paz los que disfruten del sonido de este instrumento. La parroquia de San Francisco Javier de Bidebieta fue construida en 1980 y se trata de una construcción sobria y minimalista que llama la atención, precisamente, por su austeridad y funcionalismo. Está hecha de cemento, hierro y ladrillo y fue financiada gracias a las aportaciones de los vecinos del barrio, en su mayoría, personas de clase humilde y trabajadora.
Sin embargo, entre esas paredes limpias destacan algunas pequeñas joyas, como la escultura de grandes dimensiones del Cristo resucitado o la imagen de barro de la Virgen, diseñada por un vecino de Bidebieta. A ellas se unirá en breve otro tesoro más, el órgano procedente de la Compañía de María, que llenará de música las paredes del templo.
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En San Bartolomé
La antigua casa del órgano, el edificio que albergaba el colegio Compañía de María, se convertirá en el marco de la reurbanización de todo este entorno en un bloque de apartamentos. Esta actuación está prevista en la segunda fase de las obras del cerro de San Bartolomé y, aunque supondrá que se derribe y reconstruya el interior y la parte trasera de la edificación, sí se mantendrá la fachada actual.