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"Tuve muchos líos con los representantes y me di cuenta de que no bastaba con jugar bien a fútbol"

Seguro que a muchos aficionados al fútbol les suena el nombre del legazpiarra Víctor Briones. Era una gran promesa, pero las cosas no salieron como se esperaba y dejó el fútbol siendo muy joven. En la actualidad, trabaja en el centro gerontológico Lamorous-Argixao de Zumarraga

"Tuve muchos líos con los representantes y me di cuenta de que no bastaba con jugar bien a fútbol"A.Z

zumarraga. Briones abandonó el fútbol desencantado y ahora es feliz en su trabajo. Tanto los residentes como sus compañeros hablan maravillas de él. Por donde antes no pasaba un balón, ahora no pasan la tristeza ni el desencanto.

¿Cuál fue su trayectoria en el mundo del fútbol?

Empecé en el Ilintxa de Legazpi y en infantiles el Real Madrid se interesó por mí. La Real tenía preferencia y me acabó fichando. Estuve cinco años: tres en categorías juveniles y dos en el Sanse. Fui internacional Sub'18 y Sub'19.

¿Qué pasó después?

Dejé el Sanse. Me habían ofrecido renovar, pero ciertas cosas no me habían gustado. El Real Madrid me llamó a casa, pues sabían que acababa contrato. Decidí arriesgarme y fui a hacer las pruebas. Lo hice muy bien, pero se metió el representante de por medio y al final no me ficharon. Después de eso hice la pretemporada con el Logroñés de Primera División y volví al Ilintxa. Jugué una temporada en el Ilintxa y después me fichó el Beasain. Subimos a Segunda B y, después de otra temporada, lo dejé. Tenía 24 años.

¿Por qué lo dejó?

Estaba cansado. Tuve muchos líos con los representantes y me di cuenta de que no bastaba con jugar bien a fútbol. Me conformaba con que me dieran una oportunidad, pero ellos andaban buscando algo más. El Marca publicaba que me seguían equipos punteros de Primera y a mí me extrañaba que no me quisiera ninguno de Segunda. Me sentí engañado y, al final, lo dejé. Después de tantos años en el fútbol, me quitaron la oportunidad de jugar en las categorías superiores y, con ello, la ilusión. Veía que gente que tenía menos cualidades, salía adelante. Hasta entonces, cuando alguien hablaba de esa cara del fútbol, no le hacía caso. Hasta que me tocó a mí. Me da rabia que jugasen conmigo y con mis ilusiones.

Se le quedó una espina clavada.

Sí. Fíjate que han pasado años, ahora tengo 42, pero cada vez que cuento lo que me pasó... De todos modos, lo cuento pocas veces. Fue una etapa bonita y trato de quedarme con lo positivo: las amistades que hice, por ejemplo. De todo se aprende.

¿Qué ha hecho desde entonces?

Saqué el título de Auxiliar de Enfermería y trabajé con gente con daños cerebrales en el hospital Aita Menni de Arrasate. Fueron tres años muy buenos. Ver que la gente mejora te llena mucho. Después me ofrecieron la oportunidad de trabajar en una fábrica, CIE Automotive de Legazpi, y decidí probar. Estuve once años allí. Lo dejé hace año y medio para volver a lo mío. Tenía que elegir entre jubilarme en la fábrica o volver a lo que verdaderamente me gusta.

¿Qué tal se arregla con los mayores?

Nunca había trabajado con ellos, pero estoy muy a gusto. En Arrasate trabajábamos para recuperar a la gente, les reeducábamos, y aquí intentamos que pasen lo mejor posible sus últimos años de vida. Eso sí, aquí y allí el auxiliar tiene que trabajar del mismo modo: con educación, respeto y alegría.

Todavía son pocos los hombres que trabajan en el cuidado de mayores. ¿Cómo le recibieron?

Hasta hace algunos años éramos muy pocos. Ahora somos algunos más. Quizá a causa de la crisis. De todos modos, todavía las mujeres son mayoría. Pero me recibieron muy bien. Yo creo que los gerentes de los centros suelen tener más recelos. Les cuesta contratar a hombres, pero creo que esto va a cambiar. Además, en algunas zonas de los geriátricos viene muy bien que haya hombres. En Psiquiatría, por ejemplo, te puedes encontrar con personas agresivas.

¿Los mayores también le recibieron bien?

Sin ningún problema. Como siempre, las mujeres se sienten más a gusto con los hombres y a la inversa.

¿Le siguen recordando por el fútbol?

Sí. Que alguien de la zona vaya a la Real es noticia y más todavía si es portero.

¿Sigue de cerca el fútbol?

Muy poco. Durante una temporada entrené al equipo cadete del Ilintxa, pero lo tuve que dejar. Enseñar a la gente es bonito, pero hay que trabajar. Veo pocos partidos. Siempre he sido del Barcelona y he conocido a otros que estaban en la Real y eran del Real Madrid o del Athletic.

¿Con qué porteros se queda?

De los de antes, Arconada y Cañizares. De entre los de ahora, me quedo con Víctor Valdés, Iker Casillas y Courtois.

¿Cómo ve el fútbol actual?

Lo que me pasó a mí le ha tenido que pasar a mucha más gente. Más ahora, con todo lo que ha crecido este deporte. Creo que hoy en día es más complicado todavía llegar arriba. Hay que ser muy completo para vivir del fútbol. También depende mucho de con quién te encuentres en el camino. Si le caes en gracia a un entrenador subes arriba y, si no, no.