uNA avalancha de gente tomó ayer las calles de la villa cerrajera. Arrasatearras y vecinos de los municipios del entorno no quisieron perderse la fiesta por antonomasia de la antesala navideña, que por su coincidencia en sábado multiplicó la asistencia de público. Al mediodía no cabía ni un alfiler en los distintos recintos festivos que, repletos de atractivos, vistieron los santamasak. La feria, además, regaló una jornada soleada y de cálidas temperaturas, un tanto atípica para estas fechas. Así que el éxito fue rotundo.

Los más madrugadores, los baserritarras, empezaron desde las 9.00 horas a engalanar el recinto ferial con sus mejores productos. Lechugas, calabazas, puerros, tomates, frutos secos, embutidos y conservas, entre otras delicias, dieron contenido a los más de veinte expositores -cinco más que en ediciones precedentes- que ambientaron la plaza Seber Altube, donde, como de costumbre, se celebraron los concursos.

La arrasatearra Rakel Perez de Arenaza, del caserío Askasibar, que reeditó el premio del pasado año al mejor puesto local, se mostraba "muy contenta". "Es una manera de reconocer el trabajo que realizamos los baserritarras", dijo, mientras aseguraba que "a partir de las 11.00 horas" la afluencia de gente había comenzado a notarse. "Hasta entonces hemos estado bastante tranquilos", añadió.

Perez de Arenaza, al igual que la también arrasatearra Maria Asun Iturbe, calificaron las ventas de "buenas". Esta última se impuso en la categoría de verduras. "El año pasado me llevé un segundo premio", recordaba sonriente Iturbe, que ve en este tipo de reconocimientos un motivo de "satisfacción". "Pero nosotros (en alusión a todos los baserritarras) somos trabajadores y no venimos a competir", sentenciaba.

Abandonando Seber Altube, bajo la pérgola de Biteri, más de 60 puestos de comestibles exhibían un buen puñado de placeres para el paladar. En los alrededores, muchos colmaban el apetito a base de talos con txistorra y bacon, acompañados de un buen trago de sidra. Numerosas personas hicieron cola para cumplir con el ritual de comer chorizo. Y es aquí donde entraron en acción los talogiles de Ataun, entre otros. "Estamos a tope", aseguraban desde el colectivo.

Hubo momentos, a partir del mediodía, en que la gente caminó como los pingüinos, con pasos forzados por las aglomeraciones. El sol animó la fiesta y Arrasate puso toda la carne en el asador.

aves y ganado

Bengoa, Kabuena e Iturrixa

En Jokin Zaitegi el arte campó a sus anchas. Ejemplos de lo que son capaces de hacer las habilidosas manos de una treintena de artesanos conquistaron por igual a niños y mayores. Las especies avícolas tampoco faltaron a la cita en Biteri Etorbidea. Hasta este escenario se acercaron gallinas de la raza Euskal Oiloa, palomas, capones, gallos y pavos.

El ganado, por su parte, fue el rey en la plaza Laubide, con permiso del protagonista porcino de los santamasak, Luixifer, un ejemplar de 240 kilos criado en el caserío Korriona del barrio de Garagartza. Un largo centenar de animales fueron, una vez más, la diversión de los más pequeños, entre ellos una treintena de cabezas de vacuno que contaron con tres representantes de la casa: los caseríos Bengoa y Kabuena, del barrio arrasatearra de Udala, e Iturrixa, de Bedoña.

Trikitilaris, dantzaris, txistularis, albokaris y txalapartaris pusieron la nota de color a una fiesta a la que también se sumaron las demostraciones de deporte rural, en este caso, en el frontón de Zaldibar, la comida popular, los partidos de pelota y el festival de bertsolaris organizado por AED elkartea. El público de todas las edades se rindió a la popular feria, cuya programación corre a cargo de Santamas Komisiñue, el Consistorio y diferentes grupos culturales. Fue, sin duda, una jornada redonda. Una estupenda excusa para dar la bienvenida por todo lo alto a las vacaciones de Navidad.