Pasaia. El polígono Navalaldea de Pasaia contará a partir de noviembre o diciembre con una marina seca. Este sistema consiste en mantener en tierra las embarcaciones y disponer de ellas cuando lo requiera el propietario, de manera que el barco solo está en el agua mientras se utiliza, volviéndose a guardar en tierra cuando termina la navegación. Se trata del primer amarre de estas características ubicado en la costa Cantábrica.

La idea de implantar este novedoso sistema partió del pasaitarra Pablo Tuduri, emprendedor acogido por el programa Txekintek Ekintzaile de Bic Berrilan, quien creó la empresa LaNautika junto a otro socio. El principal objetivo de este proyecto es facilitar la navegación a los propietarios de embarcaciones.

Tras estudiar los usos y costumbres de navegación en Euskadi, decidieron apostar por Pasaia. "Tiene un potencial náutico impresionante y tenemos una relación muy estrecha con Pasajes. Tampoco es fácil encontrar un lugar como este con acceso al mar, la costa aquí es muy complicada. Además yo soy pasaitarra", apunta Tuduri.

Según explica el empresario, este servicio está pensado sobre todo para aquellos navegantes que no se hacen asiduamente a la mar. "Existe una gran cantidad de propietarios que solo navega durante los meses de verano, cuando las condiciones climáticas son más favorables. Sin embargo, el resto del año, las embarcaciones permanecen amarradas en los puertos sin moverse, deteriorándose por el continuo contacto con el agua de mar", señala. "No se trata de un mero hibernaje de barcos: los marineros que apuesten por este sistema podrán disfrutar de su barco siempre que lo deseen gracias a su rápido servicio de disponibilidad que permite mantenerlo listo para zarpar en el momento que lo desee su propietario", garantiza.

Tuduri señala que el coste de este sistema de marina seca es inferior al del amarre tradicional y recalca que, además, permite un considerable ahorro en el mantenimiento del barco.

"Hay que tener en cuenta que el salitre del agua de mar, junto con las algas y microorganismos que se adhieren al casco de los barcos, obligan a un mantenimiento constante de las embarcaciones y a aplicar costosos tratamientos, no especialmente respetuosos con el medio ambiente al estar compuestos por metales pesados como el zinc o el cobre", asegura. En este sentido, se logra un menor impacto medioambiental al emplear menos materiales contaminantes para el mar. Tuduri apunta que este método, además, persigue alargar la vida de la embarcación.

El empresario manifiesta que en otros países "nos llevan mucha ventaja". El sistema de marina seca es un medio muy implantado tanto en el norte de Europa como en Estados Unidos. "Allí las cosas las hacen mejor", afirma.

A Tuduri la idea de lanzar este proyecto le surgió a raíz de un viaje a Francia. "Allí tienen el mismo clima que aquí y funcionan de esta manera", comenta.

Sin embargo, lamenta que aquí a los navegantes les cuesta cambiar de costumbres. "No sabemos si la gente es consciente de las ventajas de este sistema. Creemos que les cuesta darse cuenta", dice. Así las cosas, LaNautika está decidida a intentar cambiar la mentalidad de los marineros.

A pesar de todas las dificultades que acarrea lanzarse a la aventura de un nuevo proyecto, ya han recibido peticiones para abonarse a este sistema. Las primeras 200 plazas se pueden reservar a través de la página web www.lanautika.com.

Herramientas El modo en el que la empresa prestará este servicio es muy sencillo. En la zona de Navalaldea, en concreto frente al edificio sociocultural y deportivo de Donibane, se instalará un elevador que permitirá sacar las embarcaciones de la lámina de agua. Esta plataforma puede levantar barcos de hasta diez toneladas de peso, "el 99% de los barcos que se encuentran aquí", apunta. No obstante, también pueden ofrecer su producto a naves más grandes porque tienen convenios con las empresas estibadoras del puerto. "De este modo, los barcos no se sacan del agua con cinchas que pueden dañarlos", añade.

A continuación, una carretilla elevadora trasladará el navío a unas estanterías o plataformas especialmente ideadas para guardarlo. "Hasta ahora, las embarcaciones que se guardaban fuera del agua se trasladaban a una explanada y ahí se colocaban en unas cunas que estaban pensadas para depositar el barco durante poco tiempo, por lo que llegan a deformarlo", explica.

Una vez que el usuario ha reservado una plaza para su embarcación, cada vez que quiera hacer uso de ella puede ponerse en contacto con la empresa a través del teléfono o un correo para que le depositen su embarcación en la lámina de agua y esté disponible para navegar.