El primer hospital, en Gros
manuel solórzano publica un libro sobre la historia del hospital de manteo, 50 años después de desaparecer
FUE uno de los mejores hospitales de la época y el primero de Donostia. Y muchos donostiarras jóvenes ni siquiera han oído hablar de él. De ahí que Manuel Solórzano, enfermero del Hospital Universitario Donostia, emprendiera una investigación que ha dado pie a la publicación del libro sobre el centro residencial que hubo en Manteo 50 años después de su desaparición. Solórzano presentó el jueves en la casa de cultura Okendo de Gros el libro Hospital Civil de San Antonio Abad.
"Un día busqué en los ordenadores del Koldo Mitxelena documentos sobre practicantes y no apareció nada", cuenta Solórzano. De ahí que empezara a investigar y, de momento, ha reunido más de 6.000 fotos y ha publicado hasta siete trabajos relacionados con la enfermería, su historia y Donostia.
El último es, precisamente, el que está dedicado al hospital de Manteo. Creado en 1887, durante años este centro fue, además del primer hospital como tal de Donostia, de los mejores del Estado. Estuvo funcionando 73 años hasta que, en 1960, cerró sus puertas al tiempo que las abrían el Hospital Provincial de Miramon y la contigua residencia sanitaria Nuestra Señora de Aranzazu, origen de la actual ciudad sanitaria.
El hospital de Manteo se había quedado anticuado y la medicina y la hospitalización habían cambiado: "¿Iríamos ahora a una sala con 30 o 40 pacientes? No era lo mejor para prevenir contagios..." cuenta Solórzano.
De todos modos, durante los años que estuvo abierto al inicio de la ladera de Ulia, el hospital civil San Antonio Abad atendió a miles de personas y acogió, también, la escuela de practicantes. De ahí que muchas de las fotos que el autor ha conseguido reunir para el libro fueran de veteranas enfermeras y practicantes que se formaron en Manteo. Además, Solórzano ha recurrido a los periódicos de la época para reconstruir la historia del centro.
"Sí, fue un trabajo de chinos", reconoce el autor. Y es que cuando comenzó a investigar se pasaba tardes enteras buscando entre los periódicos de finales del siglo XIX y principios del XX noticias relacionadas con el hospital, con la enfermería y con la actividad sanitaria en Donostia. Página por página, iba apuntando fechas y eventos destacados en un cuaderno. Consultó varias tesis sobre el tema, aunque en ninguna había fotos, así como los trabajos de Ignacio María Barriola, José María Urkia y José Luis Munoa. También lo publicado por el cronista donostiarra Javier María Sada, "aunque él apenas ha tocado la enfermería".
Rebuscó en la revista Novedades, la revista municipal de San Sebastián y también en el archivo histórico, así como en las ediciones de principios del siglo pasado de La Voz de España, Unidad o El Diario Vasco. También logró encontrar información valiosa en las más veteranas sociedades del barrio de Gros, como Kondarrak, Umore Ona y la Gimnástica de Ulia que, durante años, acudían al hospital para visitar a los enfermos y animarles.
"El mayor problema para encontrar información y documentación han sido las inundaciones, que han destruido mucho material", cuenta Solórzano. Por eso, tras años de trabajo, su objetivo es poner a disposición de todo aquél que tenga interés la información y los datos que ha logrado recopilar.
Entre ellos, documentos y fotografías de cuando las salas del Ayuntamiento se convirtieron en hospital o el palacio del Kursaal en mortuorio, durante la Guerra.
la creación
Precedentes
El libro, publicado por Osakidetza y el Hospital Universitario Donostia, arranca con los antecedentes del primer hospital desde el año 1485. Hasta esa fecha se remontan las primeras referencias al hospital de San Bartolomé. En 1787 se fundó el San Antonio Abad, en el antiguo colegio de la Compañía de Jesús, en la actual 31 de Agosto que, precisamente, fue destruido en el incendio de 1813. Más tarde llegaron el Hospital de San Martín y el de San Francisco, ya con las Hijas de la Caridad en Donostia. "Las llamaron a ellas porque eran muy buenas gestoras: les daban 400 reales y conseguían gastar 800", explica Solórzano.
Fue en 1874 cuando la Junta de Beneficencia de Donostia solicitó al Ayuntamiento la construcción de un nuevo hospital, moderno, suficientemente aislado del centro de la población. Tras varios retrasos y obstáculos, se encargó a José Goikoa y Barkaiztegi el proyecto del centro que, finalmente, se inauguró en enero de 1887, con el nombre de San Antonio Abad.
Años más tarde el centro contó con un pabellón para enfermos de tuberculosis y comenzó a formar a enfermeras (en enero de 1937 concedió los primeros títulos). Tras la guerra también se reorganizó y mejoró el hospital, pero para finales de los años 50 había quedado anticuado y las nuevas necesidades requerían otro tipo de instalaciones: empezaron a funcionar el hospital provincial y la residencia que, actualmente, siguen formando parte de la ciudad sanitaria de Donostia.
presentación
Pasión por su profesión
Solórzano presentó el jueves su libro, precisamente, en Gros, ante muchos vecinos que recordaban la existencia del viejo hospital. Proyectó algunas de las fotos que ha recopilado y habló sobre la historia del primer gran centro sanitario de Donostia.
Aunque, tras la publicación de este libro, el donostiarra continuará investigando. "Ahora ya es mucho más fácil", confiesa. Eso sí, lo compaginará con su profesión de enfermero: "La vivo con pasión".
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