eRA el 20 de septiembre de 1936 y los vecinos de la antigua plaza del ayuntamiento de Zarautz (la actual Musika plaza) se encontraban en sus balcones, cuando hacia las 16.00 horas vieron llegar un automóvil con cuatro individuos vestidos de azul y hablando en lengua extranjera. Con un bidón de gasolina de unos 25 litros dieron fuego a la casa consistorial. Hoy se cumplen 75 años de aquel acontecimiento, desconocido para muchos zarauztarras, sobre todo para los jóvenes. Es por ello que la vecina Arantza Zabalegi (Zarautz, 1947) desea que se conozca este suceso.

Zabalegi indica que seguramente quemarían el edificio para hacer desaparecer papeles comprometidos o por simple vandalismo, ya que el hecho ocurrió antes de que entraran los nacionales a la localidad. Aquel día los zarauztarras tuvieron que salir corriendo de sus casas para sofocar el fuego. Aunque no pudieron evitar que el edificio, que si siguiera en pie hoy día contaría con 125 años de antigüedad, quedara reducido a cenizas, consiguieron que las llamas no se propagaran a los inmuebles contiguos.

Zabalegi se define como "una romántica de todo lo antiguo" y compagina su trabajo en la editorial Itxaropena de Zarautz, con ayudar en la recuperación de memoria histórica, una labor que comenzó en 1979, cuando se creó en Madrid la Ley de las Viudas de Guerra. De este modo, acabó colaborando con Aranzadi y buscando información sobre personas que estuvieron en cárceles y campos de concentración en la Guerra Civil. Y es así como encontró una caja de 1936 con el sumario de lo que ocurrió en Zarautz hace 75 años. "Me pareció curioso e importante para difundirlo", subraya.

"¿por qué festejar?"

Un edificio de gran valor

Tal y como cuenta Zabalegi a este periódico, cuando ella solo tenía siete años se festejaba la efeméride con cohetes, sokamuturra y música, algo que su padre, Periko Zabalegi, no compartía. "Una vez al pasar por delante de casa me dijo: Este día entró la desgracia en nuestra casa y para nosotros no es día de fiesta. Me prohibió seguir en la kalejira y pude oírle decir: ¿Cómo se puede festejar un día en el que los vecinos y hermanos se enfrentaron unos a otros hasta la muerte?. Yo callé y me quedé en casa", explica. Para su padre era un día "duro y triste" de recordar, porque su hogar fue requisado aquel 20 de septiembre.

La zarauztarra cree también importante detallar cómo era el antiguo ayuntamiento, ya que muchos lo desconocen. Según el informe de tasación realizado tras quedar reducido a cenizas el inmueble, el edificio constaba de una planta baja que albergaba algunos servicios municipales dedicados a la Inspección, Vigilancia y Cárcel, el entrepiso con los departamentos de secretaría y la planta superior con el salón de sesiones lujosamente amueblado y decorado, el despacho de Alcaldía y la secretaría del juzgado municipal. Además, la fachada era de estilo greco romano y, tras el incendio, solo quedaron en pie los tres muros de la fachada en malas condiciones. Los peritos, "por su relativa monumentalidad y decoración", valoraron el edificio en 101.965,93 de las antiguas pesetas.

"Este hecho es un acontecimiento más de una guerra fratricida. ¿Cómo es posible con toda la grandeza que posee el ser humano, que haya tejido su historia con odio y sangre?", se pregunta la vecina. "Solo quiero que esto se recuerde. Es muy importante para la recuperación de la memoria histórica y para que no se repita", añade.

Zabalegi tiene mucha documentación guardada y sus familiares le animan a escribir un libro. Una labor que de momento no puede realizar por falta de tiempo, pero que no descarta llevar a cabo en un futuro, cuando se jubile. "Igual cuando disponga de más tiempo me animo a escribir", concluye sonriente.