Donostia. La montaña de arena procedente de las obras del aparcamiento subterráneo de La Concha, que comenzó a formarse la semana pasada en Ondarreta, supera ya los 10.000 metros cúbicos. Desde el pasado día 1, una docena de personas trabajan cada noche, de 21.00 horas a 11.00 horas, llenando, trasladando y vaciando de tierra los cinco camiones que repiten cada diez minutos el viaje entre el parking de Cervantes y el túnel de Ondarreta.
El trasvase se hace de noche para evitar molestias al tráfico rodado, ya que es preciso cortar al tráfico el carril contiguo a la playa justo a la salida del túnel de El Antiguo para facilitar la entrada y salida de los camiones. La maniobra para ellos no es sencilla, aunque la rapidez y agilidad con la que entran y salen muestra la práctica que están adquiriendo, al realizar una veintena de viajes al día.
La duna ha alcanzado el nivel de la carretera, por lo que los camiones entran en la playa y circulan sobre la arena que ellos mismos vierten hasta acercarse al extremo más alejado del Pico del Loro, donde estos días siguen amontonando las toneladas de arena. Una pala excavadora extiende ligeramente la superficie de la duna para facilitar la circulación de los camiones hasta el borde de la montaña, de manera que el montón de arena sigue ganando extensión y superficie. Sin embargo, dadas las características del firme, en ocasiones las ruedas se atascan en el terreno y el brazo de la excavadora tiene que ayudar e impulsar al vehículo para superar el bache y seguir avanzando, como sucedió ayer.
Desde el principio se delimitó con unas vallas el perímetro reservado para amontonar la arena y aún quedan algunos metros por rellenar. Aunque, una vez se llegue al límite, la montaña seguirá creciendo en altura. Los trabajadores calculan que en una semana más completarán, aproximadamente, el traslado de los 21.000 metros cúbicos extraídos de la que será la cuarta planta subterránea del aparcamiento bajo la plaza Cervantes.