Trabajar para que los demás disfruten
Quienes pueblan la playa de Hondarribia en un día caluroso como el de ayer no son sólo los que van a tomar el sol y refrescarse. Vigilantes de OTA y aparcamiento, monitores, vendedores de helados o jóvenes que animan el ocio de otros jóvenes, trabajan allí cada día.
El de ayer no era un día cualquiera para estar en la playa de Hondarribia. Un sol de justicia y una temperatura por encima de los 30 grados hicieron que miles de personas se acercaran al arenal, sobre todo para refrescarse con un buen baño, pero también para tomar el sol. Pero no todos estaban allí por mero afán de disfrute. Hay quienes van cada día a la playa a trabajar.
Es el caso, por ejemplo, de Rosalía Duque, que atiende uno de los tres puestos de helados que la casa Nestlé tiene instalados en la playa de Hondarribia. Es su primer verano trabajando aquí.
"La chica que trabaja todos los veranos en este puesto es amiga mía, pero está de baja por enfermedad y me ha tocado venir a sustituirla. Me viene muy bien porque justamente estaba en paro", explicaba esta mujer que no paraba de atender a clientes en un día caluroso y de buen tiempo como el de ayer.
"Para mí no es duro esto de venir a la playa y trabajar mientras los demás disfrutan. Normalmente, entre semana abro el puesto sobre las 13.30 horas o así, por lo que si vengo un par de horas antes, tengo tiempo de darme un baño y relajarme al sol", afirma Rosalía Duque, que dice estar "muy a gusto" en estas primeras jornadas de la temporada veraniega.
"Cuando hace mal tiempo, como el viernes pasado por ejemplo, no queda otra que cerrar, porque no viene nadie por aquí. O sea que te vas a casa y listo", señala la vendedora del puesto de helados.
El complejo de Bidasoa XXI
Dar clases y disfrutar
Junto con los puestos de helados, hay otra serie de servicios que se pueden disfrutar en la playa de Hondarribia. Una buena parte de ellos, como las casetas de bar, el alquiler de toldos y tumbonas y el veterano Club Tintín, en el que se ofrecen clases de natación y actividades de ocio para niños, las gestiona el club de natación Bidasoa XXI.
"En todo ello estamos trabajando unas 18 personas, unas vinculadas al club y otras que no lo están", señala Egoitz Solaegi, que coordina toda la actividad que Bidasoa XXI desarrolla en el arenal hondarribiarra. Para él, trabajar en la playa durante el verano no es algo nuevo.
"Es mi quinto año y la verdad es que se está a gusto, aunque hay muchas cosas que hacer. Lo bueno es que lo haces al aire libre, con el sol y con un muy buen ambiente. Lo único malo son los días de lluvia, que es todo mucho más desagradable", explica Solaegi, que durante el resto del año trabaja como monitor de los cursos de natación del polideportivo municipal Artaleku de Irun.
Solaegi destaca también la importancia que tiene para el club toda la actividad que desarrollan en la playa de Hondarribia. "Para nosotros es una fuente de ingresos económicos importante, que nos permite afrontar la compra de material o costear los viajes que hacemos a las competiciones por todo el Estado", señala el coordinador del complejo playero de Bidasoa XXI.
De todo lo que hacen, el Club Tintín es probablemente el que más resonancia tiene entre los ciudadanos. En su espacio tienen cabida una zona de juegos con castillos hinchables, mesas de ping-pong, futbolines, pistas de voleibol y cómo no, las dos piscinas en las que muchos hondarribiarras, a lo largo de años y años, han recibido sus primeras clases de natación.
Saray Puerta, de 19 años, es una de las monitoras que dan clases de natación en el Club Tintín. "Es mi tercer verano aquí, primero estuve dos años como monitora del parque infantil y ahora, enseñando a nadar", explica esta joven, que estudia Enfermería durante el año.
"Es un trabajo agradable, en contacto con el agua y el sol, me lo paso bien aquí. Y de paso, me saco un dinerito para costearme los gastos durante el curso", explica esta joven, para la que "lo más duro de este trabajo es cuando hace mal tiempo, pero por lo demás, se disfruta mucho".
Al igual que Saray Puerta, "trabajar al aire libre y con luz natural, y tener ratos de tiempo para leer" es una de las cosas que más aprecia Nicole Pascal, una ciudadana del otro lado de la muga, de 50 años de edad, que atiende una de las casetas de bar que Bidasoa XXI gestiona en la playa de Hondarribia.
Pascal trabajó durante doce años en un centro comercial de Irun y ahí consiguió su buen nivel de castellano para un trabajo, el del bar, en el que se siente "muy a gusto" y en el que no echa de menos bañarse o tomar el sol, porque aprovecha "para hacerlo en mis dos días libres de cada semana".
Trabajadores y voluntarios
El caso de Hondar Kirolak
De entre todos los que trabajan en la playa, hay un caso particular, que es el de los jóvenes del espacio Hondar Kirolak, impulsado por la Oficina de Prevención Comunitaria.
"Su trabajo es animar a las cuadrillas que vienen a la playa a jugar torneos de fútbol o de voleibol, y organizar todas estas actividades", explica Jon Diez, uno de los educadores que coordinan el programa, cuyo objetivo es fomentar el deporte y ocio saludable de los jóvenes.
Mishell Armas, de 16 años, trabaja este año en Hondar Kirolak, "para hacer algo en verano, ya que no voy a viajar". Aritz Villar, de 17 años, trabajó el año pasado, pero éste, lo hace como voluntario, "porque es un buen sitio para divertirte y relacionarte".