Se cumplen ya casi diez años desde que el 29 de diciembre de 2013 Michael Schumacher, pocas semanas de anunciar su retirada definitiva de la Fórmula 1, sufrió un accidente en la estación invernal de Méribel, en los Alpes franceses, donde esquiaba junto a su familia. El siete veces campeón mundial se golpeó en la cabeza tras sufrir una caída mientras esquiaba fuera de pista y fue trasladado al Hospital de Grenoble en estado crítico. Con lesiones cerebrales importantes, fue intervenido en dos ocasiones y estuvo casi seis meses en coma inducido antes de ser enviado a una clínica de rehabilitación y, nueve meses después del accidente, a su mansión de Gland, en Suiza.

A partir de ese momento ha habido un hermetismo casi absoluto. Apenas se ha sabido nada del estado de salud del piloto alemán por expreso deseo de la familia, que ha conseguido que no haya trascendido más que algún detalle que han revelado amigos íntimos que han acudido a visitarlo. El año pasado se rumoreó que podrían trasladarse a Mallorca, donde habrían adquirido una gran finca.

Schumacher en todo momento ha estado acompañado por su mujer, Corinna, con quien se casó en 1995, y que se desvive en atenderlo, junto a los mejores especialistas médicos. Ahora, un viejo amigo del piloto, Eddie Jordan, expiloto y fundador de la escudería Jordan, la que le dio la primera oportunidad al alemán (en 1991), ha desvelado cómo se encuentra Corinna.

“Es una situación horrible para ellos. Ya han pasado casi diez años y Corinna no ha podido ir a una fiesta, o a almorzar, o a cualquier sitio. Está como una prisionera”, explica el irlandés a The Sun. “Allá donde va, todos quieren hablarle de Michael, cuando ella realmente no necesita que se lo recuerden todos los días y a cada minuto”, añade.

Eddie Jordan, en una imagen reciente. Instagram (@ eddie_jordan_f1)

Aunque Corinna siempre ha buscado mantener todo lo que rodea a su marido en la más estricta intimidad, sí se pronunció para el documental de Netflix Schumacher, que se estrenó en septiembre de 2021. “Estamos juntos, vivimos en casa juntos, hacemos terapia y todo lo que podemos para que Michael esté lo mejor posible y para que sienta nuestro vínculo familiar. Tratamos de continuar como familia de la forma en que a Michael le gustaba y que aún le gusta. Seguimos viviendo nuestras vidas así. Lo privado es privado, como él siempre decía, así que para mí es importante que él pueda seguir disfrutando de su vida privada tanto como sea posible. Michael siempre nos protegió y ahora nosotros lo protegemos a él. Pase lo que pase yo haré todo lo que pueda, todos los días”, afirmó entonces.