En el mundo de la cocina y la gastronomía siempre se encuentra la manera de sorprender a alguien. Si no es con los ingredientes o con la receta, puede serlo con el nombre que lo anuncia. En Estados Unidos, o al menos entre sus gastroinfluencers más destacados, se han puesto de moda como el aperitivo más in los basque nachos, los nachos vascos.
Y a este lado del Atlántico, cuando ha llegado la noticia a este rincón de Europa, el desconcierto es llamativo, como cuando a un vecino de Moscú o de Marsella se les pregunta por la receta original de la ensaladilla rusa o la tortilla francesa. Y es que nadie en Euskal Herria ha oído este nombre en ningún restaurante ni txoko. Y si se amplía el foco de la encuesta, sobre todo teniendo en cuenta que este plato también recibe el nombre de spanish nachos, al resto de la península, el desconcierto es similar.
¿De dónde sale esta receta?
Al contrario que la bebida preferida de Lady Gaga, una variante del kalimotxo, nacido en Getxo, con Coca-Cola de cereza, los basque nachos son de indudable origen estadounidense. Así parece acreditarlo la periodista gastronómica de la revista Food and Wine Merlyn Miller, quien afirma haberla encontrado en internet antes de presentarla a sus lectores. Según explica sobre los basque nachos “este tentempié tan llamativo me cautivó. Patatas fritas con jamón serrano en lonchas finas, queso manchego rallado y pimientos encurtidos son una imagen irresistible”.
Lo cierto es que la combinación, sin aparentar ser una novedad espectacular, sí resulta especialmente tentadora. Pero también descubre su segunda trampa, no lleva nachos, al menos si lo que entendemos por nacho son los triángulos de torta de maíz, los totopos como los llaman en la cocina mexicana. Y mira que estas tortas se podrían relacionar con los tradicionales talos de maíz y justificar así el nombre, pero no.
Al parecer, algunos creadores de contenido gastronómico suelen citar al restaurante Ernesto’s, en Nueva York, como el origen de esta receta. O más bien la inspiración, ya que este local lo que ofrece en su carta es un plato de patatas fritas caseras con jamón ibérico, un clásico de la gastronomía española. Quizá por eso en algunas ocasiones se le conoce como spanish nachos.
Así se hace, la receta
Al margen de la sencillez de sus ingredientes, solo hacen falta cuatro, su principal atractivo es la facilidad de su preparación, su simpleza. Se puede presentar como un rápido aperitivo para una reunión en casa dándole un toque sofisticado muy sorprendente y agradable.
Los cuatro ingredientes son unas patatas fritas de bolsa normales, clásicas, sin ningún sabor; lonchas finas de jamón serrano o de paleta de cerdo (si cualquiera de ellos es ibérico, mejor; queso manchego y aceitunas deshuesadas.
El primer paso de la preparación es precalentar el horno a 200 ºC mientras se extienden las patatas en una bandeja de horno amplia. Cuando el horno alcance la temperatura adecuada, meter las patatas y dejar que se calienten durante 5 minutos. Pasado este tiempo se sacan y se pasan al plato o a la fuente en la que se vaya a servir.
Una vez extendidas y mientras conservan el calor, se cubren con las lascas finas del jamón permitiendo que el calor las temple un poco y suden sus aromas pasándolos a las patatas. A continuación, se añaden las aceitunas desmenuzadas o troceadas con los dedos. Finalmente, sobre todo ello se ralla finamente el queso manchego creando una gruesa cobertura.
Si hay patatas suficientes, se pueden hacer dos capas. Una vez terminado, servir directamente.
Puedes personalizar esta receta
Pero como todo en la cocina se puede adaptar a los ingredientes que haya disponibles, bien como sustitutos, bien como añadidos que enriquezcan el plato. Así, la instagramer sugiere que si no se dispone de jamón, el prosciutto es un buen sustituto. A falta de queso manchego, el pecorino romano o el gruyer son dos buenas alternativas.
En cuanto a las aceitunas, se pueden completar con guindillas o piparras, de aquí quizá lo del basque del nombre, o chiles banana encurtidos. Los filetes de anchoa también completan el plato. Finalmente, un poco de ralladura de limón fina o hierbas frescas picadas le darán un toque especial a cada bocado que sorprenderá a los comensales.
Ahora, vista su sencillez y su aceptación queda esperar si algún restaurante, bar o local gastronómico se anima a que esta preparación dé el salto de Norteamérica a Europa y la ofrezca tal cual, o su propia interpretación, de esta receta de paras fritas y jamón. Quizá lo haga bajo el nombre de Iñakitxus para acercarlo realmente a su supuesto origen.