Admito que hasta que el año pasado empezó a contactarme a través de mi Facebook Enric Marqués, fiel seguidor con el que había tenido más de una conversación en redes, no había oído hablar de Benabarre, una preciosa localidad situada en el prepirineo oscense, y tampoco sabía de la existencia de la coqueta, producto típico de la zona, cuya elaboración data de 1846, y que ha permanecido hasta hoy adquiriendo un gran protagonismo gracias a la Festa de la Coqueta, que este año ha cumplido su 17ª edición.
La coqueta es un producto de aprovechamiento creado para no desperdiciar ni un gramo del cerdo tras la matanza dando utilidad hasta a su sangre
La coqueta es un producto de aprovechamiento creado para no desperdiciar ni un gramo del cerdo tras la matanza dando utilidad hasta a su sangre. Y si en nuestro entorno este aprovechamiento se tradujo en su día en nuestras apreciadas morcillas o en preparaciones como la pikatxa o el txuri ta beltz de Baztan, en la Ribagorza se creó la coqueta o torteta, una especie de rosquilla elaborada con sangre y otros ingredientes como manteca, pan, anís, pimienta…
En Benabarre, además. la coqueta mantiene una característica secular que la hace diferente: la realización de un agujero en el centro que se utilizaba para dejarlas secar en el desván de la casa y disponer de ellas el mayor tiempo posible
La receta cambia de pueblo a pueblo y de barrio a barrio, pues hablamos de un producto que se hacía en casa y todavía existen generaciones de mujeres, las mondongueras, que elaboraban en sus hogares esta preparación que tenía todo tipo de utilidades, y es que la coqueta puede comerse hervida o a la brasa, puede degustarse fría como una galleta, puede echarse al cocido, se come frita con huevos, hay quien la hace con arroz e incluso quien se come directamente la masa. Resulta curioso que un producto tan simple, económico y primitivo pueda tener tantos y tan diversos usos.
En Benabarre, además. la coqueta mantiene una característica secular que la hace diferente: la realización de un agujero en el centro que se utilizaba para dejarlas secar en el desván de la casa y disponer de ellas el mayor tiempo posible.
Una fiesta breve e intensa
Fue el propietario de la carnicería Ribagorza, Jose Mari Prior, quien tras 33 años de actividad tuvo la feliz idea de organizar una fiesta alrededor de la coqueta que comenzó en 2006 y tiene lugar cada año el último viernes de agosto. Con el paso de los años, Jose Mari y el Ayuntamiento, que desde el inicio apoyó abiertamente la iniciativa, han ido implicando a una ingente cantidad de personas, establecimientos y productores que han convertido esta fiesta en una brevísima pero muy intensa celebración que se desarrolla en tres horas.
A las 21.00 horas la fiesta arranca en la explanada situada bajo el castillo de Benabarre con siete carpas, donde siete bares y restaurantes ofrecen diferentes tapas elaboradas para la ocasión a precio popular
A las 21.00 horas la fiesta arranca en la explanada situada bajo el castillo de Benabarre con siete carpas, donde siete bares y restaurantes ofrecen diferentes tapas elaboradas para la ocasión a precio popular. Otras dos carpas despachan vino y bebidas, y otra vende las monedas especiales para la fiesta que pueden ser adquiridas los días previos en el Ayuntamiento. En el mismo espacio, un grupo musical ameniza la fiesta y se disponen una gran cantidad de mesas corridas para disfrutar de los diversos manjares. Y en el espacio principal de la fiesta se habilitan dos grandes parrillas y dos marmitones donde se cocinan miles de coquetas regaladas a los asistentes por el consistorio. En tres horas son despachadas miles de tapas y coquetas, y a las 00.00 horas el respetable se retira a sus casas dejando carpas y mesas totalmente vacías.
A pesar de haberse jubilado en 2009, Jose Mari Prior sigue muy presente en la fiesta, y su carnicería, dirigida ahora por Luciano y Oti Antón, se encarga de aprovisionar el evento. Junto a ellos cobran gran protagonismo las voluntarias mondongueras, destacando entre ellas la más veterana, Vicentita Guarda, que se afana como la que más.
Un tesoro gastronómico
Aunque esta fiesta se desarrolla en un día, Benabarre merece ser visitada todo el año por su cuidado casco histórico, su castillo y sus atractivos gastronómicos. En plena calle principal encontraremos el restaurante Mars, inaugurado en 1869 y mencionado por Cela en su libro Viaje al pirineo de Lérida. En sus fogones, Miguel Ángel Romero se afana con una cocina tradicional y auténtica como pocas incluyendo unos extraordinarios callos, entre muchos otros platos. También hay jóvenes chefs que han desarrollado su carrera en el exterior, como David Colomina, que dirige el bar Tòfol de Lleida y que ofreció en la Festa de la Coqueta un excelente arroz… y me dejo varios establecimientos en el tintero.
Eso sí, lo que no puede dejar de visitar quien pase por Benabarre es la fábrica de Chocolates Brescó, casa centenaria con un espectacular establecimiento en el que podemos degustar su exquisito chocolate a la taza y adquirir un sinfín de dulces tentaciones, así como la Quesería Benabarre, explotación familiar en la que Juanjo Baró elabora cinco tipos de queso artesano de cabra que él mismo distribuye en toda la comarca y que puede ser adquirido en la propia quesería.