En los últimos años han proliferado en las estanterías de bebidas vegetales que comúnmente se conocen como leches de almendra, de soja o de otro tipo de cereales, frutos secos o semillas. Son blancas y mucha gente los consume como sustitutos de la leche de vaca, oveja o cabra. Las razones de pasar de una a otra son variadas, desde motivos de salud como intolerancias o alergias a motivos tan sencillos como no gustarles la leche, pasando por haber elegido una dieta vegetariana o vegana.

Pero más allá del color y de los complemento que se le añadan, nada tiene en común con la leche. La leche solo la producen los mamíferos y es lo que sale de las mamas de las hembras. Así, los derivados de los vegetales no pueden considerarse lácteos. De hecho, existe una sentencia del Tribunal de Justicia Europeo que dictamina que en los envases hay que llamar a los productos por su nombre, por lo que lo de origen vegetal serán bebidas vegetales y no leche. De esta manera se pretende proteger y prevenir al consumidor de que, los dos productos, aunque son sanos y de apariencia similar, no son iguales y no tienen las mismas propiedades nutricionales.

Dos botellas de dos bebidas vegetales típicas, avena ala izquierda y almendra a la derecha. Freepik

Así, a la leche se la considera un alimento muy denso nutricionalmente. Es decir , que tiene una cantidad o concentración de nutrientes (vitaminas, minerales y oligoelementos) por cada 100 gr de alimento elevada. En este terreno, las bebidas vegetales se quedan atrás, por lo que no se las puede considerar un reemplazo de la leche. Pero no hay que perder de vista que los nutrientes que aporta la leche pueden obtenerse de otras fuentes, por lo que no es necesario consumir leche.

Qué tienen las bebidas vegetales

Según un estudio de la Organizacion de Consumidores y Usuarios (OCU), tras analizar 181 bebidas vegetales, estas son en su mayoría un 90% de agua y el resto la materia prima vegetal y algunos añadidos y complementos. La cantidad de grasa sería equivalente a la de una leche semidesnatada. El contenido en azúcares también es similar, pero con la diferencia de que en muchas bebidas vegetales es un añadido. En cuanto al contenido de proteínas, varía mucho y es la bebida de soja la que iguala a la leche, mientas que el resto se quedan muy detrás. En lo que respecta al calcio, el principal banderín de enganche a la leche, en las bebidas vegetales está ausente. Y si lo hay, es también un suplemento.

Sobre el ingrediente principal

Pero otra cosa que hay que tener en cuenta es que las bebidas vegetales tampoco iguales entre sí. La diferencia está en la materia prima, en el vegetal con el que se elaborara. No es lo mismo la avena que la almendra o que el arroz o el coco, cada cual tiene sus propias características y valores.

Así, por ejemplo, la bebida de soja, como todas las leguminosas, es rica en proteínas. Además es más oleosa que otras legumbres, con un alto contenido lipídico y fuente de muchos minerales como potasio, calcio, fósforo, hierro o manganeso. Por su parte, la de almendra cuenta con una lato contenido en sales minerales como potasio, calcio, fósforo, hierro, cobre o manganeso y proteínas vegetales. En el caso de la avena, es rica en hidratos de carbono como el resto de los cereales, pero tiene la ventaja de tener un valor nutricional superior a los otros, siendo rica en aminoácidos esenciales y en ácido oleíco. Otro caso es el del arroz, que tiene un aporte moderado de proteínas, poca grasa y una lata cantidad de hidratos en forma de almidón. Además es una opción para lo celíacos.

Ahora bien, desde la OCU advierten que las características de cada uno de los ingredientes están tomadas del grano, pero que en el caso de las bebidas vegetales pueden variar y ser más reducidas después de ser sometidas a los procesos industriales. A ello se une que estas bebidas son alrededor de un 90% de agua y el resto el ingrediente principal, lo que lo convierte en un alimento poco denso nutricionalmente.

De todo esto se deriva que, si bien no es un sustituto de la leche, sí es sano y conveniente como una buena manera de hidratarse, lo que lo hace un sustituto perfecto y conveniente a los refrescos habituales dada su baja cantidad de azúcares. Esto siempre y cuando no se los hayan añadido artificialmente.