Pocos serán los cocineros que al encontrarse frente a un bote o un paquete abierto de harina olvidado en el fondo de un armario se pregunte si está caducada o no. Y la fecha que aparece en el envase, si es el original, tampoco aclara nada ya que es el de consumo preferente.

Sabido es que esta fecha avisa del tiempo que el alimento en cuestión mantiene sus cualidades óptimas. Se supone que una vez superada se puede seguir consumiendo porque no es perjudicial para la salud pero que va perdiendo calidades.

¿Pasa esto con la harina? Por regla general, a las harinas se les da un plazo de 90 días para su consumo y después de esto comienza a perder cualidades. Pero se da la circunstancia de que la vida útil de la harina además de larga puede ser variable en función de su origen o del grado de procesamiento.

La harina es un ingrediente presente en casi todas las cocinas. Freepik

Además, si el producto está bien almacenado, en las condiciones adecuadas puede llegar conservar su cualidades durante más de un año. Si estas condiciones se han mantenido no supondría un riesgo para la salud, que es lo que significa realmente caducidad.

Para alargar la vida útil de la harina basta con seguir unas sencillas pautas:

  • Guardar la harina en un lugar fresco y seco
  • Si está en buen estado, mantenerla dentro de su envase original
  • Como protección añadida, envolverla con un plástico.
  • Si se saca de su envase, emplear una tarro hermético para almacenarla
  • En caso de más calor de lo habitual o que haya humedad, la nevera o el congelador son una buena opción.

De hecho, el mayor enemigo de cualquier harina, y de cualquier productor seco, es el agua, la humedad. Si entran en contacto, lo más normal es que la harina se estropee rápidamente , se enrancie o se fermente. De ahí que el uso de un envoltorio plástico resulte oportuno, especialmente si acaba congelada o en la nevera. El tarro hermético es útil si la que se está utilizando se guarda encima de la cocina, a donde llegan todos los vapores mientra de los guisos.

Una vez abierto el envase comercial, lo mejor es guardar la harina en un tarro hermético. Pixabay

En lo que respecta a la durabilidad de sus cualidades, no todas las harinas son iguales. Las harinas blancas normales, las que contiene gluten pueden aguantar todo un año a temperatura ambiente y el doble en la nevera o el congelador. Por el contrario, las integrales o las ecológicas suele ser algo más delicadas y conservan sus cualidades solo tres meses en condiciones normales y hasta el medio año en la nevera y doce meses en el congelador. Similar sería el caso de las harinas sin gluten.

Si se va a usar una harina pasad la fecha del vencimiento, hay que tener en cuenta que aunque su consumo no sea un riesgo, sí puede afectar a la elaboración de la receta. Una harina caducada puede no servir para hacer un pan de masa madre, pero sí para otras preparaciones de repostería.  

No todas las harinas son de cereales. Freepik

DISTINTAS CLASES DE HARINA

Harinas de cereales con gluten

  • Harina de trigo
  • Harina de centeno
  • Harina de cebada
  • Harina de espelta

Harinas de cereales sin gluten

  • Harina de avena
  • Harina de arroz
  • Harina de maíz

Harinas de pseudocereal

Son las que se elaboran a partir de semillas o raíces de distintas plantas.

  • Harina de trigo sarraceno o alforfón
  • Harina de quinoa
  • Harina de lino o de linaza
  • Harina de tapioca

Harinas de legumbres

Grandes aliadas de los celiacos y de los vegano.

  • Harina de garbanzo
  • Harina de lentejas
  • Harina de guisantes
  • Harina de soja

Otras harinas

  • Harina de almendra.
  • Harina de castañas
  • Harina de coco