SEVILLA Bono; Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos (Rekik, m.46), Escudero; Jordán, Fernando, Rakitic (Óscar Rodríguez, m.63); Munir (Suso, m.46), Luuk de Jong (Óliver Torres, m.63), Papu Gómez (En-Nesyri, m.46).

BARCELONA Ter Stegen; Mingueza, Piqué (Araújo, m.67) (Umtiti, m.82), Lenglet; Dest, Frenkie de Jong, Busquets, Pedri (Ilaix Moriba, m.71), Jordi Alba; Dembélé (Braithwaite, m.82), Messi.

Goles 0-1, m. 29: Dembélé. 0-1, m. 85: Messi.

Árbitro Alejandro Hernández Hernández (C. Las Palmas). Amonestó por parte local a Fernando (m.31), Diego Carlos (m.38), al técnico Julen Lopetegui (m.44), Escudero (m.45) y Rekik (m.46), y a los visitantes Messi (m.42) y Dembélé (m.82).

Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán.

- Un gol del francés Ousmane Dembélé y otro del argentino Leo Messi reengancharon al Barcelona a la pelea por título de LaLiga al ganar por 0-2 a un Sevilla desconocido e inofensivo en ataque, lo que le facilitó mucho las cosas a su rival.

Dembélé, con un gol al filo de la primera media hora, adelantó al Barcelona tras un primer tiempo con escasísimas ocasiones y en el que los azulgranas fueron superiores a un desaparecido Sevilla, muy conservador, y en el segundo el guion fue aún más favorable a los culés, que sentenciaron a 5 del final con el 0-2 de Messi.

En una cita crucial para meterse en la pelea por el título de Liga, como antesala de la vuelta el miércoles de las semifinales de Copa -con 2-0 de renta para los andaluces- en el primero de su doble duelo en cinco días, Ronald Koeman sorprendió con tres centrales atrás para dar más consistencia a su equipo y no dejar espacios.

Los dos equipos salieron con intensidad, con una presión alta, pero con muchas precauciones y sin querer dar opciones al otro, con lo que la lucha se centró en el medio campo y sin apenas ocasiones.

Aun así, en un choque siempre dominado por el Barcelona, el Sevilla se mostró romo en ataque, incómodo y miedoso, con una marcha menos de la que había mostrado en los últimos encuentros.

Esta actitud, al final, fue una losa demasiado pesada para los hispalenses y, además de decepcionar a los suyos, ahuyentó su sueño, alimentado más desde fuera que desde dentro, de poder pelear por la Liga.