La estadística de empleo del mes de octubre ofrece resultados que reproducen un panorama de comportamiento similar del mercado de trabajo en los ámbitos estatal y autonómico en lo correspondiente a las comunidades del País Vasco y Navarra. Hablamos de un aumento ligero del paro asociado a la estacionalidad de una parte del mercado laboral, pero a su vez se registra, en los tres entornos, un incremento de la afiliación a la Seguridad Social, lo que se vincula a la creación de empleo neto. No es un contrasentido en cuanto se confirma esta tendencia en la referencia interanual, que sigue siendo positiva en la reducción del paro. Hasta ahí, la estadística, pero en paralelo la comparación de esos datos debe permitir extraer dinámicas para entender e incidir en el ámbito laboral, que es un modo de incidir en la actividad y en la creación de riqueza. La estabilización del mercado es un factor también de estabilización de la economía. El marco laboral vigente ha tenido un papel en la reducción de la temporalidad, aunque aparenta estar tocando techo en su capacidad de aportar esa estabilidad. La comparación con otras estadísticas habla también de un fenómeno de agotamiento de algunos formatos de relación laboral que no es ajeno a otras economías avanzadas, como la alemana. Allí, el éxito de los denominados minijobs permitió el ingreso al mercado laboral y la reducción de las tasas de paro, pero acabó por no servir para asegurar el paso a un empleo estable, a jornada completa y con remuneración de calidad. Evitar que se reproduzca el fenómeno en los mercados vascos y estatal debe ser un objetivo para no condenar a un colectivo al pluriempleo, a una dependencia de la ayuda pública complementaria o a una economía de subsistencia. La calidad del empleo tampoco puede medirse en términos exclusivos de salario. Éste es un componente de la escalada inflacionista y la retroalimentación puede no tener fin. Son precisos acuerdos de seguridad laboral y remuneración digna que a su vez permitan la flexibilidad para las empresas en una actividad cada vez más oscilante e influenciada por factors no controlables por la propia empresa ni los trabajadores. Optimizar el mercado laboral pasa por un consenso de intereses, por la formación constante y la adaptabilidad de la actividad a condicionantes externos.