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Editorial

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Misiles de alcance imprevisible

La decisión de la Administración Biden de autorizar el uso de misiles de estadounidenses de largo alcance para la defensa de Ucrania llega en un momento crítico para el destino del conflicto

Misiles de alcance imprevisible

La Administración del presidente Joe Biden ha decidido autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos. La decisión sorprende a solo dos meses del traspaso de poderes a la nueva presidencia de Donald Trump, siendo una medida que era solicitada sin éxito durante los últimos años por Volodímir Zelenski. Para entender la decisión es importante incorporar la perspectiva crítica que se vive en el frente militar, inmediatamente después del enésimo ataque masivo ruso contra las infraestructuras energéticas del país invadido y cuando se acumulan las evidencias de la presencia de un importante contingente militar norcoreano que estaría interviniendo ya en favor de los intereses militares del presidente ruso. En este contexto, al que se añade el desgaste de los años de conflicto, que hacen resentirse las capacidades bélicas y el mismo margen de reclutamiento del Gobierno de Zelenski, el temor a un desplome de las defensas ucranianas puede haber animado la decisión, así como el fortalecimiento de sus posibilidades de resistencia para dotar a Kiev de una posición de menor desventaja ante la eventualidad de una negociación para un alto el fuego. En todo caso, las habituales amenazas de represalias rusas contra Europa Occidental no se han hecho esperar. Putin considerará un ataque en su territorio con estas armas como una intervención directa de la OTAN. En su advertencia subyace la amenaza de una represalia contra territorio de un país de la Alianza Atlántica. Esto supondría una escalada del todo imprevisible porque augura la invocación del artículo 5 del Tratado de Washington, que establece que todos los miembros de la Alianza están impelidos a intervenir en defensa de cualquiera de ellos que se viera atacado. En lo meramente táctico, el recurso a los misiles de largo alcance implica poner al territorio ruso bajo alcance de un ataque pero es una amenaza relativa. En primer lugar, porque Ucrania ya ha respondido anteriormente a la invasión que padece con ataques sobre territorio ruso y ocupa una porción en Kursk. Con todo, la amenaza rusa debe contextualizarse en el marco de un diplomacia armada que tiene como ejemplo constatable el pulso Irán-Israel, donde conviven los enfrentamientos directos con las amenazas pero también con la contención para evitar la inercia de un enfrentamiento descontrolado.