La Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año ofrece resultados mixtos en el comportamiento del empleo por autonomías y sectores. Los datos globales del Estado son positivos y apuntan a la continuación del descenso del paro, pero el comportamiento dispar por autonomías habla de la diferente incidencia del entorno por sectores. Así, la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) y la Foral Navarra han experimentado un incremento del desempleo en los meses de verano, según la citada encuesta. Menos aportación del sector turístico y los servicios y mayor efecto sobre la actividad industrial de los meses estivales y las tensiones internacionales sobre las exportaciones explican en buena medida el escenario. En cualquier cado, no ofrece la EPA motivos para dormirse en los laureles ni justifica por sí sola una aceleración de medidas estructurales cuyo efecto está por contrastar. La estrategia del reparto del empleo mediante la reducción de jornada que se ha puesto sobre la mesa del debate político y entre los agentes sociales, demanda más solvencia que el mero resultado de una encuesta trimestral que, en el caso de la CAPV y Navarra no deja de ser un dato relativo. El rebote en el desempleo que se registra en ambas comunidades requiere un contexto. En primer lugar, el dato sigue estando entre los más bajos de la serie de los últimos 25 años en ambos casos: el tercero más bajo en la comparativa con las 100 últimas EPAs en el caso de la CAV –8,32%– y aún en el top 10 de los mejores en Navarra –9,28%–. Además, es oportuno identificar que el diferencial de paro en ambas comunidades respecto al Estado sigue siendo favorable a ellas y acumula muchos meses por debajo de los dos dígitos. Dicho esto, que desmiente la retórica más apocalíptica, no cabe duda de que la actividad económica empieza a sufrir la acumulación de factores de incertidumbre. Desde los altos tipos de interés y los precios de la energía, pasando por la contracción de la demanda internacional y el efecto de la inflación, el empleo es el eslabón que traslada al conjunto de la ciudadanía de forma muy tangible el estado de la macroeconomía. Por ello, en tanto esos factores sigan presionando su estabilidad, la preservación de recursos públicos y la viabilidad de las estructuras productivas serán la mejor garantía para ese empleo.