La buena marcha del mercado laboral en Euskadi está también teniendo su efecto positivo en colectivos que padecen especialmente las consecuencias del desempleo, como los parados de larga duración y los de más de 55 años. Sin embargo, los problemas que afrontan siguen siendo considerables y suponen un desafío en un momento en el que los últimos pasos dados por el Gobierno buscan estirar las carreras profesionales para así mejorar la situación del sistema público de pensiones.

Los últimos datos sobre el desempleo recogen que, en Euskadi, el paro registrado aumentó ligeramente en julio respecto al mes de junio, situándose en 104.991 personas, una cifra que representa 1.600 desempleados más. En términos porcentuales, es un 1,55% más. En la evolución mensual, el paro de larga duración disminuyó, aunque de forma tímida, con 104 personas menos en paro en esta franja. Asimismo, en términos interanuales, se aprecia un descenso de 1.276 personas en el paro de larga duración (-2,38%). Sin embargo, este segmento aglutina casi la mitad del paro registrado -concretamente, el 49,8%-, 0,8 puntos porcentuales menos que en junio. Se considera paro de larga duración a las personas desempleadas que llevan doce meses como mínimo buscando empleo y no han trabajado en ese período de tiempo.

Desde hace unos años, el desempleo de larga duración se ha convertido en una de las principales preocupaciones de las administraciones, ya que aunque, las tasas de desempleo se reducen en general en todas las franjas y sectores, la rebaja del paro en este colectivo se ha convertido en una tarea más complicada. Se trata de un colectivo de algo más de 52.000 personas en Euskadi que, por distintas circunstancias -formativas, curriculares o personales- ven como su acceso al mercado de trabajo sufre el riesgo de enquistarse.

En cualquier caso, en términos porcentuales, dentro del total de la población ocupada, la tasa de paro de larga duración se ha ido reduciendo ligeramente en la CAV en los últimos años. Así, al final de 2024, quedó establecido en el 3,9%, aunque con diferencias por territorios: 4,5% en Araba, 4,4% en Bizkaia y 2,9% en Gipuzkoa. El porcentaje general del 3,9% del año pasado representa una caída del 0,3% frente al de 2023. La reforma laboral parece haber beneficiado, aunque de manera no muy significativa, a la rebaja en este segmento del desempleo: en 2021, antes de la entrada en funcionamiento de los cambios en la regulación laboral, especialmente en el campo de la contratación indefinida, el porcentaje era del 5,5%, para irse reduciendo con posterioridad (4,5% en 2022, 4,2% en 2023 y 3,9% en 2024).

Ante la necesidad de hallar relevo generacional

Otro de los desafíos del mercado de trabajo está en mejorar la empleabilidad del colectivo de trabajadores de 45 años en adelante, en especial los que tienen 55 años o más. Esta última es la franja que requiere más prioridad, puesto que se trata de un grupo que se está encontrando con más dificultades para encontrar un empleo estable, y dispone de una experiencia que muchas empresas necesitan.

En el caso de Euskadi, la tasa de paro de los trabajadores entre 45 y 64 años fue al término del segundo trimestre del 4,6%, lo que suponía un descenso del 1,2% respecto a la estadística del primer trimestre. Son valores inferiores a los que, por ejemplo, se registraron al cierre de 2022, cuando se anotó un 7,3%. Mejorar al acceso al empleo de estos colectivos se antoja fundamental para el sostenimiento del mercado de trabajo, pero también de las pensiones, en un momento en el que las estadísticas empiezan a mostrar la necesidad de procurar soluciones al problema del relevo generacional. Un reciente estudio de la Fundación Adecco remarca que la CAV enfrentará la próxima década la jubilación de 260.600 trabajadoras con tan solo la incorporación de 56.990 jóvenes al mercado laboral. 

Por territorios, Bizkaia presenta el relevo generacional más comprometido en la próxima década, donde se prevé que por cada nueva incorporación al mercado laboral se jubilen 5,2 personas. En Gipuzkoa, la situación es algo menos adversa, pero igualmente crítica, con 4 jubilaciones por cada alta, mientras que en Araba la ratio se sitúa en 3,8. Respecto al mercado laboral estatal y según los datos actuales de población activa, la Fundación Adecco señala que en España se jubilarán más de 5 millones de personas, mientras que solo un tercio de esa cifra ingresará al mercado de trabajo. En comparativa, advierte que el desequilibrio en Euskadi es aún “más acusado” que la media nacional, ya que por cada 4,5 jubilaciones, solo se produce un alta. No obstante, el estudio alerta de que “persiste un desajuste” entre las competencias disponibles y los perfiles de muchos puestos que quedarán libres tras las jubilaciones.

Se trata, pese a todo, de baremos bastante inferiores a los que se registraban hace una década, cuando todavía se percibían los efectos de la crisis de los mercados financieros y de los recortes sociales. Así, en los años 2014 y 2015, la tasa de paro de larga duración de la población de 16 a 74 años en Euskadi fue del 10,4%. Por sexos, persiste el problema en mayor grado en las mujeres. Así, en el segmento femenino la tasa de paro de larga duración es del 4,2% en la CAV, mientras que en el caso de los hombres es del 3,7%. En todo caso, la reducción porcentual sí ha sido más notoria en los últimos años en el caso de las mujeres, puesto que en el año 2022 era del 4,8%, mientras que para los hombres era, al cierre de ese ejercicio, del 4,1%. La precariedad y la parcialidad en el empleo siguen afectando todavía más a las mujeres que a los hombres, un dato que no logra corregirse con las últimas reformas efectuadas en el mercado laboral. 

La comparativa con el Estado arroja un dato prácticamente idéntico (3,8% en la media española), si bien en este último caso los descensos porcentuales son más acentuados. No obstante, ambas referencias son bastante superiores a la media de los Veintisiete, donde la media del paro de larga duración está establecida en el 1,9%. El dinamismo de los mercados laborales de Europa es muchísimo mayor que en el entorno más próximo. De hecho, únicamente Grecia tenía a fines de 2024 una tasa de paro de larga duración, según las estadísticas de Eurostat, superior a las de Euskadi y el Estado, con un porcentaje del 5,4%. En esta materia, dentro de las principales economías europeas, destacan los datos de Alemania (0,9%), Dinamarca (1,1%), Francia (1,7%) o Países Bajos, con apenas un 0,5%.

Ante esta situación, las diferentes administraciones han puesto en marcha diversos mecanismos que buscan atajar el problema. Así, a lo largo de este año, Lanbide va a movilizar 33,2 millones de euros en políticas activas de empleo, con especial atención a los colectivos con más dificultades de inserción laboral, como personas desempleadas de larga duración, jóvenes, mayores de 50 años y personas con discapacidad. Además, el Consejo de Ministros ha aprobó también el mes pasado la Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo, correspondiente al periodo 2025-2028, que prestará una atención prioritaria a colectivos vulnerables. La clave de esta estrategia se basa en, según la ministra Yolanda Díaz, en lucha contra el problema estructural que hay en cuanto al paro de larga duración. “Constituye más del 47% de los 2,4 millones de las personas en desempleo, y que además tienen rostro de mujer”, dijo la titular de Trabajo. Es la primera planificación plurianual en el marco de la Ley de Empleo, que aborda las políticas de empleo con un enfoque de derechos subjetivos. l