Uno de los terrenos más pantanosos en los que ha empezado a actuar la IA es el de la información. O, más bien, en la desinformación. Este problema tiene su reflejo en el ingente número de cuentas bots en redes sociales dedicadas a difundir y amplificar bulos y noticias falsas o fake news.
Un problema que ataca a la credibilidad de los medios tradicionales, que se ven perjudicados por la aparición de actores que nada tienen que ver con el periodismo, pero que acaba afectando a toda la sociedad y al sistema democrático en su conjunto por su capacidad para erosionar una de las bases del mismo, como es la libertad de prensa e información. Sobre esta cuestión reflexionaron en la segunda mesa del foro Patricia Ruiz Guevara, coordinadora de Maldita Tecnología del portal de Internet maldita.es —dedicado al llamado fact checking o comprobación de datos— y el director de DEIA, Iñaki González.
“Los procesos de Inteligencia Artificial están cada día más presente en los medios, con aplicaciones que se utilizan para la traducción automática, la transcripción de entrevistas o la optimización de páginas web”, señaló Patricia Ruiz en la introducción del debate. En maldita.es “empleamos la IA para analizar las narrativas digitales que dan lugar a los bulos y descubrir los patrones que conducen a la desinformación”. Con todas esas herramientas, este portal trabaja en la verificación de contenidos, desnudando las mentiras y sus autores. No obstante, no resulta sencillo, dado que los creadores y difusores de bulos también utilizan intrincados mecanismos tecnológicos. “Cada vez es más difícil discernir un contenido generado por Inteligencia Artificial de uno creado por una persona”, resumió esta experta.
Y es que precisamente la trazabilidad de la comunicación es uno de los aspectos que más inquieta. “Antes era sencillo analizar el recorrido del mensaje. La circunstancia que lo cambia todo es cuando en este proceso surge un emisor que tiene otras capacidades e intenciones”, indicó el director de DEIA. “Los riesgos reales de la Inteligencia Artificial están ahora en aquellos que emplean estos recursos para su propio negocio y sacando rendimiento en materia política, económica o de percepción social. A partir de ahí, se asume el principio de que toda información es válida, con lo que desaparece el criterio profesional de la información”, alertó el director del diario, para el que la aparición de la IA en el espectro informativo produce “duda, ilusión y preocupación”.
La reciente tragedia de Valencia ha servido para activar una “hecatombe de desinformación”, subrayó Patricia Ruiz Guevara, que reclamó una “alfabetización digital y mediática” para aprender a diferenciar los bulos del contenido veraz. “Se necesita que todos los actores del mundo de la comunicación estén unidos para poder combatir la desinformación”, dijo.
Una línea de implicación social en la que incidió el director de DEIA. “Hay narrativas interesadas que construyen percepciones. Una de esas percepciones es que el lector no sienta le necesidad de contrastar algo que ha visto en redes sociales”, añadió Iñaki González, que, no obstante, se felicitó por el hecho de que ya se está desplegando una creciente concienciación sobre este problema.
Para actuar en este campo, Grupo Noticias ha lanzado en las ediciones digitales de sus diarios el canal Berm@tu, que busca formar e informar sobre el universo digital y la IA frente a la manipulación y la desinformación. En este sentido, González remarcó la apuesta de este canal por convertirse en un espacio “que no solo sirva para desmentir bulos, sino que proporcione las herramientas para saber como detectarlos”.
“Es importante no compartir información por redes sociales o WhatsApp cuando no estemos seguros de ella”, remarcó la coordinadora de Maldita Tecnología de maldita.es, un espacio “en el que ayudamos al usuario a que sepa distinguir los bulos”. La IA es al mismo tiempo una aliada y también un inconveniente. “La preocupación es ver cómo el mundo de la comunicación y el periodismo puede liderar esa herramienta, y al mismo tiempo no verse arrastrada por ello”, concluyó el director de DEIA.