Solo dos de las doce empresas vascas que cotizan en Bolsa han retrocedido en el mercado desde el inicio de año, lo que pone en evidencia la buena salud general de las compañías de la CAV y Nafarroa que miden sus fuerzas día a día en el parqué. De hecho, incluso las que se mueven por terreno negativo están en niveles sectoriales lógicos y dan muestras de solidez.

Todo ello en un contexto complejo para el conjunto de la economía por la ralentización –el freno activado por la guerra de Ucrania y la escalada de precios– y con especial incidencia en las actividades con mayor impacto de las transiciones del tejido productivo. La evolución por sectores en Bolsa refleja esas tensiones, pero la mirada de los inversores más aplicados –o menos interesados en la rentabilidad cortoplacista– siempre va más allá del momento actual. Y ahí es donde la referencia bursátil refleja que la economía vasca viaja en los vagones con mejores perspectivas de desarrollo.

La galaxia de cotizadas vascas es tan heterogénea que conviven en ella empresas con una capitalización inferior a los 3 millones de euros y gigantes con un valor fuera del alcance de la mayoría de las empresas. Este último es el caso de Iberdrola, que es la compañía energética con mayor capitalización, que ya es todo un hito en el contexto de uno de los sectores que más están sufriendo en estos momentos. Además, con más de 69.000 millones de euros de valor en Bolsa, está sólo un peldaño por debajo de Inditex, la casa matriz de Zara, a la que ha llegado a superar en varias ocasiones sin confirmar el sorpasso.

A favor de la eléctrica vizcaina juega su liderazgo a nivel mundial en energía renovable y ser uno de los agentes privados más activos desde hace décadas en el proceso de descarbonización del conjunto de la economía. En cambio, en contra tiene el lastre de estar en medio de la tormenta perfecta provocada por la guerra de Ucrania, el encarecimiento del gas y su impulso a la escalada de precios que ya se había iniciado meses antes. El mercado penaliza los vaivenes normativos del Gobierno español para frenar el impacto de la subida de la luz. Lo mismo ocurre con el impuesto transitorio a las energéticas que ha entrado en vigor este año.

De modo que, tras cerrar un ejercicio 2022 muy positivo en Bolsa, con un crecimiento del 44%, desde el 1 de enero hasta el pasado viernes el valor de las acciones de Iberdrola ha descendido un 2,7%. Con todo sigue estando cerca del nivel de los 11 euros por título –una zona que se ajusta a los números de la compañía– y los analistas estiman que en el balance global del año tendrán más peso cuestiones como la evolución al alza de los beneficios y los fondos récord que dedican a inversión. El valor objetivo está en torno a los 11,6 euros.

Siguiendo con el ranking de capitalización de las cotizadas vascas, BBVA ocupa la segunda plaza con más de 45.000 millones. En lo relativo a la revalorización de las acciones es el alumno más aventajado de la clase. El banco vasco inicia la semana con un precio por título de 7 euros, lo que supone casi un 22% más que el 1 de enero. En un momento dulce para el Ibex 35, BBVA casi duplica el crecimiento medio del selectivo (13%).

En su caso, la actividad de la entidad cuenta, como todo el sector bancario, con el impulso de la subida de tipos de interés, que ha mejorado los márgenes de negocio y que lo seguirá haciendo al menos este año y gran parte del próximo, un periodo en el que el Banco Central Europeo mantendrá la actual política monetaria. Con todo, con un precio objetivo de un 7,5% y tras un año 2022 muy positivo en resultados, su recorrido en lo que queda de año está muy limitado.

Tras el banco bilbaino, se abre un importante hueco en volumen de capitalización respecto a la siguiente empresa vasca en Bolsa, CIE Automotive, que con casi 3.400 millones es la punta de lanza del sector de componentes de automoción en el conjunto del Estado. La industria del automóvil también afronta un cambio estructural radical con la prohibición de los motores de combustión a partir de 2035. Una fecha que el sector considera precipitada en relación al grado de madurez de la transición. El propio lehendakari Iñigo Urkullu mostró el viernes pasado su “temor” ante el impacto en las empresas de un proceso en el que los plazos establecidos no se ajustan a los ritmos reales.

Automoción

En lo que va de año, la cotización de CIE ha crecido un 7,7%. Tras superar en 2021 el bache de la pandemia, el año pasado fue malo en Bolsa precisamente por la incertidumbre que rodea a la automoción. Los últimos meses han corregido en parte la caída. Lo mismo ocurre con Gestamp, que en términos de facturación sólo es superado en el sector por el grupo Volskwagen-Seat. La compañía que dirige la familia Riberas ha rebotado en Bolsa más de 19% entre enero y lo que llevamos de marzo.

El sector sociosanitario vasco aparece en el ranking de capitalización bursátil con Faes Farma en la quinta posición y con algo más de 1.000 millones de valor. Es la compañía que más ha bajado en lo que va de año, en concreto un 6,6%, hasta 3,26 euros por acción el viernes pasado. Es uno de los valores que no ha recuperado los valores previos al covid, a pesar de ser un agente muy activo en un sector que ha pasado a primera línea precisamente por la pandemia.

Los últimos resultados han penalizado a Faes en su recorrido en Bolsa, pero está cerca de los 3,6 euros, un valor que los analistas consideran atractivo para la compañía con sede en Leioa. Los más optimistas estiman que la barrera de los cuatro euros es un objetivo alcanzable.

En la sexta plaza de capitalización está CAF, una máquina perfecta de cerrar pedidos ferroviarios que perdió la semana pasada la revalorización acumulada en los primeros meses del año y que hoy arranca la sesión con el mismo valor por acción del cierre del 2 de enero. Su principal rival en la Bolsa estatal es Talgo, que ha conseguido los últimos meses importantes pedidos como el del AVE de la Meca, y ha desviado el foco de los inversores. Pero el mercado ve a largo plazo con mejores ojos a la compañía guipuzcoana por su capacidad de contratación y por su diversificación en el segmento de los autobuses eléctricos con Solaris.

La constructora Neinor Homes, por su parte, ha crecido casi un 10% en Bolsa en lo que va de año. Tras tres años de descensos, el sector del ladrillo vuelve a ver la luz.

Dominion, otra pieza clave de la automoción vasca ha avanzado casi un 10% en su valoración este año.

Tras esta compañía aparece Tubacex, que, junto a Tubos Reunidos, conforma un ecosistema inigualable: dos líderes mundiales de la fabricación de tubos de acero inoxidable sin soldadura separados por menos de seis kilómetros en el valle de Aiala. Tubacex está despuntando un 18,3% en el parqué este año, pero Tubos Reunidos, que cerró 2022 con beneficios por primera vez en ocho años, ha recuperado el pulso a la acción, que roza el euro y casi multiplica por cuatro su valor del 2 de enero.

El resto de las cuatro cotizadas vascas –Iberpapel, Azkoyen, Vidrala y Viscofan– registran crecimientos que van desde el 19,3 al 5,5%. Son compañías de sectores tan dispares como la industria del papel, el vending, la fabricación de envases de vidrio o las envolturas cárnicas alimenticias.

Son actividades que complementan un tejido productivo con capacidad de salir con nota de los test de estrés de una economía cada vez más abierta y sujeta a movimientos globales muy difíciles de predecir y, sobre todo, de gestionar.