La economía vasca ha transitado, durante el último año, por la senda de una “recuperación robusta”, pero la nueva época de “turbulencia” que marca el paso a todos los territorios hace necesario “una gran adaptabilidad” por parte de empresas, gobiernos y otros agentes económicos. Es una de las principales conclusiones que emanan del Informe de Competitividad 2022 que Orkestra-Instituto Vasco de la Competitividad dio a conocer ayer de la mano de su presidente, Iván Martén, la directora del organismo, Mari José Aranguren, y el director de investigación del centro, James Wilson.

De forma significativa, el documento lleva como subtítulo ‘Las bases de la competitividad en una época de incertidumbre’. Y es que la naturaleza cambiante del presente año, condicionado por la guerra de Ucrania y la inflación, está conduciendo a que la evolución de la economía sea muy difícil de prever. Euskadi, como el resto de espacios, presenta una serie de fortalezas, pero también afronta retos que, dentro del panorama general, se circunscriben especialmente a los ámbitos de la sostenibilidad, las nuevas tecnologías y la demografía. Campos en los que las oportunidades para continuar con los cambios ya iniciados se presentan como un movimiento irrenunciable. Innovación empresarial y emprendimiento en nuevos negocios aparecen también en el horizonte cercano como asignaturas a mejorar en un contexto donde factores como la estructura económica-tecnológica, la sofistificación del tejido productivo y los valores de la sociedad constituyen las bases sobre las que se asienta la solidez de la competitividad de la economía vasca.

El informe identifica los tres motores que han propulsado la restauración de la economía vasca en el último año. El primero es la recuperación del PIB per cápita, que en 2021 se situaba un 9% por encima de la media de la UE, si bien es cierto es que ese porcentaje se elevaba hasta el 15% antes de que estallara la crisis sanitaria por la pandemia. El segundo es la rentabilidad empresarial, que se aprecia en lo que respecta a los fondos propios y los activos de las compañías. Y, por último, las exportaciones de bienes y servicios, que crecieron por encima del promedio europeo. Sin embargo, la proporción de pymes innovadoras, las ventas de productos nuevos y el porcentaje de empresas de alto crecimiento han experimentado una caída en los tres últimos años.

BIENESTAR

El informe se adentra también en las variables más tangibles para el ciudadano. Así, en el terreno global del bienestar, el documento proclama que, durante el pasado año, se produjo un incremento en el porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión, que pasaron del 13,6% de 2020 al 16% en 2021. “En estas circunstancias” –subraya Orkestra– “es positivo señalar que el nivel de desigualdad en ingresos se haya mantenido bajo en comparación con otros territorios”. Sobre el paro, se espera una “evolución positiva” de este indicador” en el 2022, ya que las tasas del primer y segundo trimestre (8,7% y 8,8%) están por debajo de la de 2021 (9,8%).

El informe de Orkestra detalla como la estructura económica de Euskadi se ha hecho fuerte gracias a la especialización en sectores tecnológicos como las manufacturas avanzadas y la industria inteligente, así como en el campo del conocimiento y el I+D, si bien pierde peso en materias tradicionales como la metalurgia y la electricidad. Es reseñable, asimismo, el “declive” en servicios vinculados con el fomento de nuevos modelos de gestión, la informática y los servicios financieros.

Uno de los puntos fuertes sobre los que Euskadi puede construir su desarrollo futuro es la óptica social sobre los retos demográficos que afronta la CAV, un terreno en que las actitudes favorables de todos los grupos de edad “y especialmente los más jóvenes” hacia la inmigración van a contribuir a la movilización de esta fuerza de trabajo, básica para “aumentar su aportación de valor” al desarrollo económico.

El diagnóstico de Orkestra muestra que, a pesar de que las bases de competitividad “siguen siendo sólidas”, el contexto de transición en espectros como el Medio Ambiente y la transformación digital requiere desafíos como el “liderazgo de una nueva competitividad industrial sostenible”, la inversión en conocimiento, el fomento de la innovación privada y pública, la creación de nuevos nichos de especialización productiva y el impulso de la internacionalización empresarial.

Sociómetro, más confianza en los empresarios

  • El nivel más alto en 20 años. Confebask destacó ayer que la confianza de la sociedad en las empresas vascas alcanza “la cifra más alta” de los últimos 20 años y supera a la de los partidos, sindicatos y medios de comunicación.En un comunicado, la patronal vasca se refirió, de esta manera, a los datos del Sociómetro vasco de marzo de 2022, el último en el que se ha preguntado por el nivel de confianza en ciertas instituciones. Confebask, tras realikzar un análisis, califica de “positivos” los resultados, ya que revelan que la empresa vasca revalida la confianza de la mayoría social en Euskadi y, de hecho, logra la puntuación más alta de toda la serie histórica, que se remonta a 1999.
  • Por cncima de los sindicatos. En concreto, el 60% de la población vasca asegura confiar en la empresa vasca, lo que le sitúa en la sexta institución de Euskadi en la que más confía la sociedad vasca, a la par de las ONG, y por encima de los sindicatos (46%).