- Los bancos españoles han acordado desde el inicio de la pandemia ajustes de plantilla que afectan a más de 15.000 puestos de trabajo, ya sea mediante salidas incentivadas o prejubilaciones. En un contexto de baja rentabilidad por el entorno de tipos de interés negativos, el sector ha protagonizado diversos ajustes de empleo en los últimos años, en ocasiones derivados de fusiones entre entidades, o para ajustar una red sobredimensionada y ganar eficiencia.

La presión sobre los márgenes de las entidades bancarias se vio exacerbada por la irrupción de la pandemia del coronavirus en España en marzo de 2020, que además ha acelerado tendencias como la digitalización, lo que ha llevado a las autoridades supervisoras a insistir en que las entidades deben repensar su modelo de negocio para reducir costes y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo.

Esto ha intensificado la tendencia de reducir oficinas y apostar por los canales digitales, una redistribución de redes que ha venido acompañada de recortes de empleo.

Desde que la crisis del coronavirus irrumpió en España a mediados de marzo de 2020, diversas entidades bancarias han pactado con los representantes de los trabajadores procesos de ajuste de plantilla que suman más de 15.500 extinciones de puestos de trabajo, ya sean mediante salidas incentivadas o prejubilaciones.

El último y mayor de todos ellos ha sido el firmado este mes entre CaixaBank y los sindicatos por la integración de Bankia, que supondrá 6.452 salidas voluntarias, el 14,5% de la plantilla del banco, un plan con prejubilaciones desde los 52 años y que CCOO dice que es “el mejor ERE” en el sector.