ue el puerto de Pasaia sufre una parálisis estructural desde hace una década es una evidencia que muy pocos pueden negar y que puede convertirse en letal si no se actúa con determinación y prontitud ante las consecuencias de la actual crisis económica que está provocando descensos importantes en el tráfico de mercancías con una caída del 17%, según datos del pasado mes de agosto. Si no hay un repunte importante en este trimestre, el ejercicio podría cerrarse con un movimiento de mercancías muy por debajo de los tres millones de toneladas que es el umbral donde deberían de sonar todas las alarmas.

Este el escenario en el que se va a encontrar el nuevo presidente de la Autoridad Portuaria de Pasaia (APP), Joaquín Telleria, cuando en los próximos días tome posesión de su cargo, una vez publicado su nombramiento en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y en el Boletín Oficial del País Vasco (BOPV), que se espera se produzca a lo largo de esta semana.

Salvo su perfil de funcionario de segundo nivel en el Gobierno Vasco y de haber ocupado cargos de administración interna en diferentes departamentos y haber sido director durante seis años del Parque Tecnológico de Miramón y delegado del departamento de Desarrollo Económico en Gipuzkoa desde 2017, -lo que acredita que cuenta con un importante aval de la consejera Arantxa Tapia, que es quien le ha propuesto para la presidencia de la APP-, poco más se sabe de Telleria.

En principio parece que su actitud y talante nada tienen que ver con los de su predecesor, Félix Garciandia. Es más, es justo todo lo contrario, a juzgar por las personas que le han podido conocer, hasta el punto de que ha mostrado su disposición para escuchar y recoger propuestas de todo el personal de la APP para tratar de enmendar una situación interna muy complicada, a raíz de la situación de acoso laboral denunciada por varios jefes de área y departamento contra el anterior presidente. Este conflicto tuvo como consecuencia que algunos trabajadores tuvieran que abandonar la APP y buscar trabajo en otras empresas y entidades ante la insostenible situación en la que vivían.

Telleria se va a encontrar también con un puerto en el que su director, César Salvador, lleva dimitido desde el pasado mes de julio, alegando problemas de salud, entre otras cosas, sin que el consejo de administración haya confirmado hasta ahora su petición de abandonar el cargo, Es un asunto que debe resolver cuanto antes, ya que, en las difíciles circunstancias en las que se encuentra Pasaia, no parece de recibo que una organización de la importancia de la dársena guipuzcoana lleve tres meses con un director dimitido.

Si Telleria accede a la presidencia de la APP de Pasaia con la intención de llevar a cabo una gestión que trate de relanzar la actividad portuaria debería de contar con un nuevo equipo de personas porque se antoja muy difícil establecer nuevos objetivos y poner en marcha nuevos proyectos contando con aquellos miembros de la estructura de dirección que, por circunstancias concatenadas, han podido contribuir a la actual situación que vive la dársena guipuzcoana.

Tiene que haber una renovación en las estructuras de segundo y tercer nivel en el puerto porque no se pueden acometer nuevos objetivos de revitalización del puerto contando con los mismos mimbres. Para ello es preciso romper con inercias del pasado y realizar modificaciones en la estructura operativa de la APP si se quiere que el puerto no entre en una situación de languidez de difícil retorno.

Y en este punto es donde se echa en falta un mayor impulso institucional tanto a nivel vasco como guipuzcoano para convertir al puerto de Pasaia en una prioridad para el desarrollo económico del territorio. Es necesario que desde las instituciones se den las garantías necesarias de que hay una apuesta firme por Pasaia para convertir la dársena guipuzcoana en una infraestructura competitiva no solo para dar salida a los actuales tráficos, sino también para captar otros nuevos, teniendo en cuenta sus limitaciones.

El hecho de que en el programa del PNV de las pasadas elecciones al Parlamento Vasco se plantee la descalificación de Pasaia como puerto de interés general, es decir que forme parte del sistema portuario vasco como las dársenas de Bermeo, Hondarribia o Getaria, con lo que ello significa de reducir todo el tráfico comercial, es una muestra evidente de que la estrategia de país sitúa a Bilbao como el gran puerto vasco. En este sentido, los jeltzales recogen en el programa la transferencia de la gestión de la infraestructura portuaria vizcaína.

El elemento competitivo que históricamente ha supuesto para Pasaia contar con conexión ferroviaria a pie de muelle se está desvaneciendo poco a poco con la ausencia de inversiones en este terreno y la construcción de la variante sur ferroviaria de Bilbao y su conexión con el puerto vizcaino, cuando hasta ahora era un lastre de gran importancia para su desarrollo. Asimismo, la ampliación de la dársena vizcaína ha supuesto la disposición de una ingente superficie de terreno que está provocando que empresas importantes y estratégicas se instalen a pie de lámina de agua, la última la planta de hidrógeno que tiene proyectada construir Petronor.

Es necesaria una reorganización de los espacios portuarios para facilitar el trabajo de los consignatarios, a raíz de la disposición de los terrenos dejados por la central térmica, teniendo en cuenta las limitaciones físicas que tiene el puerto y su incardinación en una trama urbana, con lo que ello supone de importante handicap, mientras llegan los nuevos tráficos de contenedores y de potasas. Un escenario que a día de hoy se antoja un poco lejano.

El puerto de Pasaia necesita transmitir una señal clara ante la sociedad y ante las empresas que tiene un proyecto de futuro para revitalizar su actividad y convertirse en el mejor aliado que tiene el territorio de Gipuzkoa para el progreso y desarrollo de su economía. Mientras eso no ocurra, Pasaia seguirá transitando por la senda de la inanición.

"Es necesaria una reorganización de los espacios portuarios para facilitar el trabajo de los consignatarios, a raíz de la disposición de los terrenos dejados por la central térmica"