- Si en los últimos años el comercio online y las nuevas plataformas de pago estaban creciendo a buen ritmo, el impacto de la pandemia de COVID-19, con su consecuente confinamiento, ha conseguido que este tipo de actividades alcancen cotas mucho más importantes. Es algo que queda evidente, por ejemplo, en los datos que arroja Kutxabank sobre el uso que sus clientes hacen de la plataforma de pago Bizum en el cierre de julio.

De entre las 22 entidades bancarias que utilizan Bizum, Kutxabank es la sexta en cuanto a usuarios y operaciones. Cuenta con 456.000 usuarios particulares dados de alta, lo que supone el 4,6% del total de usuarios Bizum. Y la gran mayoría dan uso a este servicio, ya que el 86% se han mostrado activos en Bizum durante el último trimestre y el 26% de ellos tienen clave Bizum para compras online.

La menor interacción personal de los últimos meses ha hecho que el intercambio de dinero en metálico se haya reducido de una manera importante y se vea sustituido por métodos de pago que eliminan el riesgo de contagio de COVID-19. Tanto es así que esto no solo afecta a las compras, sino que organismos de todo tipo incorporan ya Bizum como medio para captar ingresos. A día de hoy, 346 ONG se han dado de alta con Kutxabank para recibir donaciones a través de Bizum. Los comercios online no quieren quedarse atrás y dejan de ofrecer a sus clientes únicamente la alternativa del pago con tarjeta de crédito o débito y 357 comercios online han activado Bizum como método de pago a través de Kutxabank.

A diferencia del comercio tradicional, el comercio electrónico se ha situado durante prácticamente toda la crisis por encima de los niveles del ejercicio precedente, una tendencia que ya existía en la primera parte del año, que se truncó durante el primer mes de confinamiento, para recuperarse fuertemente durante el segundo mes. Con la desescalada se ha observado un retorno a valores similares al año anterior, es decir, ha existido traslación de gasto del entorno físico al virtual, pero parte de ese gasto ha vuelto al comercio físico con la desescalada.

Estos meses atípicos en lo comercial y en lo laboral han tenido también su impacto en el uso de los cajeros automáticos de Kutxabank. La tendencia a la reducción del efectivo viene de lejos, pero se ha acelerado con el COVID. En los momentos más duros de la crisis, se redujo la retirada de efectivo en cajeros un 70%, pero se ha ido recuperando con la desescalada y ahora se sitúa entre un 5% y 10% por debajo del periodo previo al COVID-19.