- El presidente de la Autoridad Portuaria de Pasaia, Félix Garciandia, puso ayer su cargo a disposición del Gobierno Vasco al considerar que la falta de autonomía de la que dispone para ejercer sus responsabilidades, unida a la imposibilidad de conformar un equipo de su confianza y la reciente dimisión del director de la dársena guipuzcoana, le ubican en una situación en la que “no merece la pena seguir”.

Garciandia trasladó ayer su decisión al departamento vasco de Desarrollo Económico e Infraestructuras que dirige en funciones Arantxa Tapia, encargado de nombrar a los presidentes de las autoridades portuarias de la CAV. Según señaló a este diario, su intención es comunicar las dificultades a las que se enfrenta en el desempeño de su actividad con el objetivo de que puedan solucionarse sin necesidad de que se produzca su cese, aunque admitió que “no tengo muchas esperanzas” de que esto ocurra.

Garciandia incide en los numerosos obstáculos que ha encontrado desde su llegada a la presidencia de la Autoridad Portuaria de Pasaia en enero de 2018 y que comienzan con el incierto futuro de la dársena guipuzcoana tras descartarse el proyecto de puerto exterior y desatarse una polémica por la construcción de la lonja pesquera con la incoación de investigaciones judiciales que posteriormente fueron archivadas.

Sin embargo, pone el acento en el ámbito interno. “El camino no ha estado exento de dificultades, particularmente en el área de Recursos Humanos”, señala, para explicar que “con una estructura anquilosada de personal ejecutivo fuera de convenio, era necesario plantear acciones para agilizar la gestión, y este personal ha sufrido ajustes como en cualquier empresa”.

La respuesta a esta decisión, según añade, fueron “ataques muy desagradables”. Ocho de los diez jefes de área que conforman el personal ejecutivo fuera de convenio presentaron una denuncia a la Comisión de Ética Pública del Gobierno Vasco en la que acusaban al presidente del Puerto de Pasaia de ejercer su labor “de forma autoritaria”, de “desprestigiarles” y de proceder a “irregularidades en la contratación”, entre otras cuestiones.

La Comisión de Ética Pública alegó que no tenía competencias en este ámbito mientras que la respuesta del departamento vasco de Infraestructuras fue muy tibia. Finalmente, un proceso interno en el que participó Osalan calmó el problema, aunque de manera momentánea. Según ha podido saber este diario, cuatro de los ocho denunciantes han abandonado la Autoridad Portuaria de Pasaia para incorporarse a otros puestos de trabajo.

Los movimientos en la cúpula de la Autoridad Portuaria guipuzcoana, además, tuvieron su colofón el viernes de la semana pasada cuando el director, César Salvador, presentó su dimisión. Precisamente, Garciandia cita en el escrito en el que pone a disposición su cargo que una de las razones es “la dimisión por segunda vez del mismo director”.

César Salvador en octubre de 2018 cogió una baja por enfermedad y regresó meses después, pero en abril de 2019 presentó su cese por motivos de salud. El cargo quedó vacante hasta que en julio del mismo año volvió a ser elegido director. Un año después, ha vuelto a dimitir para, según dijo, dar paso a personas nuevas que lleven adelante el proyecto del recinto portuario.

La salida de Salvador, persona de confianza de Félix Garciandia, deja al presidente en la tesitura de tener que encontrar un sustituto en la que ya estuvo con anterioridad y escasos resultados. Los dos candidatos que propuso fueron rechazados, ante lo que César Salvador reaccionó y volvió al cargo.

“No he podido elegir equipo y todo ha estado mediatizado políticamente desde dentro y desde fuera”, lamenta Félix Garciandia. En este sentido, cabe recordar que el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Pasaia está integrado por diversas sensibilidades políticas, que en la actualidad son PNV, PSE-EE y EH Bildu.

Este organismo está conformado por quince miembros entre los que, además del presidente y el director, se encuentra representado el Gobierno español, el Gobierno Vasco, la Diputación de Gipuzkoa, la Cámara de Gipuzkoa, los ayuntamientos de las dos poblaciones en las que se asienta el recinto portuario (Pasaia y Errenteria) y el representante de los trabajadores.

“Estoy muy decepcionado”, indicó el presidente del Puerto de Pasaia a este periódico, quien lamentó que “hay mucha política, que está bien, pero en este caso no de la buena”. Garciandia considera imprescindible disponer de una mayor autonomía y capacidad de decisión para llevar a cabo un, según lo define, ambicioso proyecto que garantice el mantenimiento de esta infraestructura guipuzcoana.

“El Puerto de Pasaia tiene futuro y hay que pelear por él”, defiende, para añadir que “en dos años y medio hemos podido conseguir que dos ámbitos fundamentales, como son las inversiones en infraestructuras clave y la definición y puesta en marcha de un proyecto de futuro sean realidad por primera vez en muchos años”.

En este sentido, recuerda la reunión del Consejo de Administración del viernes de la semana pasada, “el más importante en décadas y un hito en nuestro proyecto”, en el que se aprobaron dos ampliaciones de concesión a Noatum y Algeposa y varias intervenciones en las infraestructuras del recinto portuario. “A esto hay que añadir que ya tenemos un plan de inversiones validado y pendiente de ejecución” que, según subraya, “debe ser garantía de la viabilidad del puerto”.

Félix Garciandia, con su cargo en vilo, también se dirige a “tod@s l@s trabajadores del puerto y empresas auxiliares” para agradecer su trabajo durante estos años, y finaliza con la afirmación de que “este puerto tiene futuro, y ahora proyecto. Hay que pelear por él y será una pena que lleguemos tarde a nuestro futuro”.

“Desde el punto de vista personal, he tenido que sufrir ataques muy desagradables”

“El Puerto de Pasaia tiene futuro, y hay que pelear por él para no llegar tarde”

Presidente del Puerto de Pasaia

“No he podido elegir equipo ni he tenido el apoyo que esperaba, y así no merece la pena”