BILBAO - El economista Iñaki Ruiz, (Portugalete, 1971), fue elegido el verano pasado presidente del Colegio Vasco de Economistas-Ekonomisten Euskal Elkargoa. Ruiz es licenciado en Administración de Empresas por la UPV-EHU y master en Marketing por ESIC. Su trayectoria profesional siempre ha estado relacionada con el marketing, y más concretamente con el financiero, en entidades como BBVA y, en la actualidad, en Laboral Kutxa.
¿Cómo ha evolucionado el Colegio Vasco de Economistas estos años?
- En la actualidad somos algo más de 5.000 profesionales colegiados. Y este número se ha mantenido en estos últimos años e incluso ha crecido algo porque en época de crisis se colegia más gente. ¿Por qué? Por oportunidades de trabajo, por formación, etc. Aquí, además, las cuotas son bajas y no hay que olvidar que hace tres años se integraron también los titulares mercantiles.
¿Qué movimiento de afiliados tienen anualmente?
-Tenemos unas 200 altas y bajas al año. En todo caso, un hecho a destacar es que tenemos una proporción de colegiados sobre el total de titulados muy elevada en comparación con otros territorios del Estado y eso que aquí hay una cierta competencia con la asociación de ex-alumnos de Deusto. Pero la verdad es que nuestra representación es más alta que la media porque somos un colegio diferente, más dinámico, más moderno y adaptado a las generaciones más jóvenes. Los más de 5.000 asociados son un dato sorprendentemente alto, si tenemos en cuenta que territorios con muchos más profesionales y población como Madrid o Catalunya tienen 8.000 y 5.000, respectivamente. Además, el colegiarse es libre, es decir, no es necesario para ejercer la profesión. Pensamos que la razón del alto índice de colegiación en Euskadi radica en que hacemos las cosas bien, tal y como lo ha reconocido el Consejo General de Colegios de Economistas. Creo que el hecho diferencial es que fomentamos compartir conocimientos. Y también hay que destacar que en Euskadi existe una cultura del asociacionismo más desarrollada. Y luego el Colegio recoge características del ser vasco como el rigor, la seriedad, y esto es algo que está bien valorado.
¿La profesión de economista sigue teniendo tirón en las nuevas generaciones?
-Sí. No hay más que ver que cerca de 800-900 profesionales salen de las universidades vascas cada año.
¿Tiene salidas profesionales?
-Sí, y tiene futuro. Ofrece muchos ámbitos para trabajar, desde el marketing a las finanzas. En la empresa privada, en la administración pública, en los despachos profesionales y en la docencia. Además los economistas vascos están muy bien considerados. En relación al empleo, hace dos años la tasa de paro entre los economistas era del 14% y ahora es del 10%. En los mejores años, antes de 2008, estábamos en el 4%. Tenemos programas mixtos de formación y prácticas y el 80% logra trabajo. Además, en la próxima década en el País Vasco se empezará a jubilar un colectivo muy amplio y se van a necesitar profesionales cualificados. Por otra parte, estamos negociando con la administración regular en el Estado, al igual que existe en Francia, la figura del experto contable acreditado para visar las pymes, las empresas muy pequeñas. Ello podría abrir nuevas oportunidades profesionales en el futuro.
¿Qué objetivos pretenden con el plan estratégico en marcha?
-Hemos elaborado un plan estratégico que identifica cuatro retos. El primero es captar a más economistas que puedan aportar valor al Colegio. También queremos ampliar la participación y que este Colegio sea un punto de encuentro para el máximo número de profesionales, aprendiendo unos de otros, compartiendo temas y evitando que cada uno permanezca aislado en su especialidad. El tercer reto se centra en ofrecer productos de valor añadido, como el proyecto mentoring. Este se basa en reunir a un grupo de colegiados para que debatan sobre un tema. En las sesiones participa un profesional con más experiencia para que aporte conocimiento a los presentes. El mentoring, por ejemplo, ha sido un tema esencial. Compartir conocimientos con expertos en sus áreas. Esto es un producto, por llamarlo de alguna manera, del Colegio que está teniendo mucho éxito y se está convirtiendo en un referente. Además, nos estamos abriendo totalmente a los jóvenes con la figura del precolegiado, con la implantación de nuevas herramientas digitales, con las nuevas tecnologías. Nosotros aquí escuchamos a los jóvenes pues ellos son los que tienen que marcar las pautas futuras. Y el último reto es ser un punto de referencia para la sociedad. Por ejemplo, si las diputaciones prevén realizar una modificación fiscal, saben que tienen en el Colegio especialistas dispuestos a asesorar sobre esos temas. En la misma línea de aportar valor a la sociedad hemos impulsado herramientas como el Ekonometro para pulsar la opinión del colectivo en relación a temas que puedan interesar. Es un plan a tres años que finaliza en 2017.
Tienen un instrumento como el Ekonometro para pulsar la opinión sobre temas de actualidad. ¿Cuáles son los últimos asuntos analizados?
-Los próximos días haremos público un nuevo Ekonometro, -tiene carácter semestral-, en el que interrogamos a los economistas vascos, entre otros temas, sobre el Concierto Económico, la posibilidad de adoptar en Euskadi los horarios laborales europeos, la supresión del dinero en efectivo o la implantación de una renta universal. Nuestra idea es potenciarlo como un instrumento de prospección y encuesta homologable, por condiciones técnicas, con estándares europeos.
¿Son conscientes de que a los economistas se les acusa de explicar solo el pasado y no advertir de lo que viene aunque pudieran existir datos para tener la posibilidad de hacerlo?
-No es tan sencillo. Lo primero que hay que recordar es que la economía es una ciencia social, no es una ciencia exacta, luego no predice el futuro. Nos basamos en hechos y explicamos qué ha pasado, y en supuestos, y planteamos escenarios futuros, pero, claro, lo que ha acontecido en 2008 y la situación que se ha generado tras esta crisis económica no la habíamos vivido nunca. Uno puede hacer una predicción económica para este año 2016 en función de unos datos y unas tendencias hace tres meses pero quién te iba a decir, por ejemplo, que en el corto periodo de tiempo transcurrido se iba a conocer una ralentización económica en China mayor de lo previsto, un atentado islamista como el de París, unas elecciones generales sin un desenlace claro, a efectos de gobernabilidad, en España, o un hundimiento de los precios del petróleo etc. Hay tantas variables que pueden cambiar, y cada vez más rápido en una economía globalizada, que no es fácil acertar.
¿La concentración de la riqueza mundial en cada vez menos manos puede ser un problema para el desarrollo económico?
-Es una realidad que la clase media occidental está reduciéndose y el ejemplo que pongo habitualmente cuando se me interroga sobre este tema es analizar qué pasaría si se llevase el proceso de concentración de la riqueza al extremo. Si solo hubiese una persona en el mundo que concentrase toda la riqueza el consumo sería imposible, y sin consumo no hay economía. ¿Qué significa esto? Pues que cuanto más repartido esté el dinero se realizará un mayor consumo, más producción, más actividad económica. Y en el mundo real hay ejemplos cercanos de cómo un mejor reparto de la riqueza es positivo. Miremos, por ejemplo, el efecto de la implantación del modelo cooperativo vasco. Esto ha hecho que en una población como Mondragón la renta per cápita sea más alta que la media, al igual que el nivel de desarrollo humano. Y en este sentido, en Euskadi podemos decir que somos una sociedad afortunada porque, pese a todo, tenemos una renta más elevada que la media y mejor repartida.
¿Se vislumbra entre el colectivo de economistas vascos la salida de la crisis en Euskadi y en España?
-Sí. Se empieza a notar claramente. Y me remito a los últimos datos del Ekonometro. Los economistas tenemos una visión nítida de que se está saliendo de la crisis en una evolución positiva pero ello no cambia el hecho de que todas las personas afectadas por la misma y que están en una situación desfavorable van a seguir y van a seguir así durante algún tiempo. No vamos a tener los mismos niveles de salario que antes de la crisis, ni vamos a tener los mismos comportamientos que antes porque creo que hemos aprendido algo. En general los indicadores que vamos conociendo son positivos y apuntan a una recuperación. Eso sí, hay mucha cautela porque la incertidumbre es elevada y se ven muchos vaivenes.