Pastelería con label vasco
Aramendia busca elevar la pastelería vasca a la máxima categoría, tal y como sucede con la gastronomía
donostia - Una reflexión que asombra a Javi Aramendia es que, así como la gastronomía vasca está mundialmente reconocida, no sucede lo mismo con su pastelería, cuando “tenemos creaciones de gran valor como la pantxineta, el pastel vasco, los inglesitos y las bombas”. Según señala, “no son invenciones mías, sino que es un producto de toda la vida” y, sin embargo, no alcanza las cotas de popularidad de su hermana.
“Si vamos a un país extranjero buscamos el producto típico local, y yo quiero reconocer el nuestro”. Por este motivo, sus creaciones llevan la marca Basque Essence, “dedicada a lo de aquí, tanto a lo que ya existe como a lo que estamos desarrollando”, con la intención de que las personas que visiten Gipuzkoa también se interesen por los dulces más típicos.
El pastelero lleva unos años trabajando esta línea, y el resultado son nuevas propuestas como los bombones de sidra o los de pimientos de Ezpeleta, que proponen una combinación de sabores diferente y pretenden ser un homenaje al producto local y de cercanía.
Entre sus propuestas también se encuentra un postre que, de momento, no está a la venta y que ha denominado Euskal Selekzioa, aunque advierte de que no se limita solo al fútbol. Es un pastel de manzana con queso Idiazabal y una crema de nueces, con colores similares a la ikurriña.
Su última creación es diferente porque en esta ocasión se trata de una bebida. Sagardin está elaborada a base de sidra pero sin alcohol. Tras haber superado las principales pruebas de calidad, está a falta de añadirle algo de gas para convertirse en una bebida apta para consumirla sola o para “combinarla con ginebra o con champán”.
Con miras al próximo año, Javi Aramendia se muestra muy ilusionado con la celebración de la capital cultural de Donostia y se ha comprometido a idear un producto que contribuya al programa de celebración de este evento.
Sus planes a medio plazo se centran de manera muy especial en el trabajo de campo, en la investigación del producto, sin dejar de lado el asentamiento de la empresa. Por este motivo, el empresario y pastelero señala que “de abrir una nueva tienda, tiene que ser una apuesta muy segura porque ya hemos dejado atrás la fase de dar solidez al proyecto”.
Casa Aramendia afronta un futuro más optimista que el vivido en épocas anteriores gracias a un proceso de reinvención que “no lo he desarrollado yo solo, porque soy dueño de una empresa pero sin mi equipo todo esto no habría sido posible”. - M.M.
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