donostia - ¿Cuales han sido los motivos por los que Oinarri, en una operación en la que también estaba Elkargi, no ha querido avalar el proyecto de la empresa gala Euronext para dar actividad a la planta de Candy de Bergara?
-No hemos entrado por responsabilidad social. El esfuerzo que se requería a los trabajadores a los que se les pedía 1,3 millones de euros en préstamos y no en capital nos parecía una barbaridad. Están corriendo todos los riesgos de la operación y si termina bien son terceros y no tienen derecho a la gestión. La devolución de los préstamos está en relación con la generación de recursos. Si no hay esos recursos pierden todo lo que han prestado. El empresario deberá tener una parte más importante de riesgo. El proyecto debe tener una viabilidad que no la vemos. Se fundamenta en unas expectativas que se pueden o no cumplir, pero no existen mercados que las sostengan. Es un proyecto que despierta muchísimas incertidumbres porque no es un mercado en el que la demanda esté muy clara. Cuando se ven las cifras de la compañía en Francia aparece una microempresa que factura medio millón de euros y aquí dice que va a gestionar siete millones, lo que no deja de ser una incógnita.
Hay que entender a los trabajadores que se agarran a cualquier clavo ardiendo para tener un puesto de trabajo...
-Los trabajadores están en una situación delicada y se creen su puesto de trabajo y se agarran a una esperanza. El hecho de que Elkargi y Oinarri no hayan visto la operación no quiere decir que el proyecto no sea presentado a otras entidades financieras. Es un proyecto que lo hemos mirado con todo el cariño y nos hubiera gustado haber dicho que si porque es una alternativa a un problema social. Cuando ves que es un proyecto que no ofrece garantías, que hay un empresario que pone muy poco y que los que se están jugando el dinero son los trabajadores de manera desproporcionada y las entidades financieras la conclusión es clara.
Oinarri es la única SGR especializada en empresas de economía social, a pesar de no tener relación con la Corporación Mondragón. ¿Cual ha sido la evolución de este tipo de empresas en la crisis?
-La morosidad de las cooperativas y sociedades laborales ha sido mucho mejor que en las sociedades de capital. y han soportado mejor la crisis. Si la mora en las sociedades de economía social ha sido de un punto en las sociedades de capital ha sido de diez. Las sociedades de economía social estaban menos endeudadas por una actuación más prudente y porque son más rápidas a la hora de tomar decisiones como bajarse los salarios, la flexibilidad, movilidad, etc. Eso hace que las sociedades de economía social sean más resistentes a las crisis.
En este terreno acaban de protagonizar por primera vez en el Estado un coaval con otras SGR para avalar a una sociedad anónima laboral de Mallorca.
-Ha sido toda una novedad. La Compañía Estatal de Reafianzamiento (CERSA) propuso para reafianzar más los riesgos y evitar su concentración, operaciones en las que participen más de una SGR. La SGR de Mallorca nos llamó para participar en una operación de una sociedad anónima laboral junto con otras entidades financieras y ahí estamos porque somos los únicos en todo el Estado especialistas en empresas de economía social. - C. Etxeberri