donostia - La economía genera términos que esconden tras su concisión una amplia y a veces compleja visión de qué modelo puede hacernos avanzar por el camino correcto. Uno de ellos es la especialización inteligente, que explica el coordinador de esta línea de investigación en Orkestra, James Wilson.
¿Qué es la especialización inteligente?
-Surge hacia el año 2005, cuando la Unión Europea comienza a preocuparse por la diferencia de productividad entre Europa y Estados Unidos y concluye que una de las razones de estar en peor situación era que teníamos muchas regiones invirtiendo en las mismas actividades económicas cuando en EEUU tenían economías de escala. Surgió entonces la idea de que lo que deberían hacer las regiones europeas era identificar sus fortalezas e invertir en ellas, en una estrategia de diferenciación. No se trata tanto de especializarse en un área, sino de priorizar las que cada región considere como fortalezas, invertir en ellas y diversificarlas. En Europa existen alrededor de 260 regiones, y todas ellas deberían tener una estrategia específica para guiar sus inversiones en I+D y en recursos humanos hacia áreas concretas que se han identificado previamente.
¿En qué grado está implantada esta nueva cultura en Gipuzkoa y la CAV?
-Tanto Gipuzkoa como la CAV se encuentran muy bien posicionados, y en Europa todos hablan del “caso vasco”. Esto es así porque llevamos varios años aplicando esta política de priorizar sectores e involucrar a todos los agentes implicados a través de los clústeres. La CAV ha elaborado el Plan de Ciencia y Tecnología que no es tanto un cambio de cómo se han hecho hasta ahora las cosas, sino una adaptación del lenguaje para cumplir con los requisitos que exige Europa, pero muchos de los elementos contemplados ya estaban en marcha. Euskadi está entre las regiones europeas líderes en un sistema de innovación coherente y bien estructurado, lo que toca ahora es la parte difícil, que es implementar el plan. En estos momentos, la CAV ha puesto en marcha procesos dinámicos en los que empresas, clústeres, universidades y centros tecnológicos analizan las prioridades de la región y establecen el modo de especializarnos. Es una estrategia, no un plan para cuatro años, por lo que se encuentra en permanente evolución.
Esta estrategia se apoya en la labor conjunta de varios agentes. ¿Cuál de ellos está en situaciones más avanzadas?
-Tanto el Gobierno Vasco y las diputaciones forales como los centros tecnológicos y los clústeres están muy acostumbrados. Donde igual hay un vacío es en la sociedad civil, cuya participación se dificulta por no existir las vías adecuadas para provocar y recoger sus aportaciones.
En el caso vasco, ¿cuáles son estas actividades estratégicas?
-Manufactura avanzada, energía y biociencia de salud. También se han identificado cuatro áreas de oportunidad, que son alimentación, cultura e industria creativa, hábitat urbano y medioambiente. Ahora empezamos con la parte difícil, que son los procesos para analizar cuáles son nuestros retos en cada una de las áreas, nuestras fortalezas y dónde vamos a identificar nuevos nichos de mercado.
¿Qué criterios se utilizan para priorizar unas actividades sobre otras?
-Se ha hecho un análisis de todos los planes que han realizado las regiones y muchas de ellas no han hecho bien los diagnósticos. En nuestro caso, en cambio, ha sido un proceso natural porque había un trabajo de muchos años atrás y, más o menos, ya teníamos definidas nuestras áreas fuertes y dónde estaban las oportunidades, por lo que llegar a las prioridades no ha sido complicado.
¿Es un proceso que exige un cambio de mentalidad en el ámbito de la formación?
-Es un reto muy importante para la universidad. Hasta ahora hemos relacionado esta institución con su faceta investigadora y, como en la CAV esta labor se desarrolla sobre todo por los centros tecnológicos, la universidad se ha quedado al margen del debate. Debemos recuperarla, pero en su aspecto formativo porque en cinco o diez años tiene que asegurarnos disponer del perfil adecuado de profesionales para responder a los nuevos retos. Todos deberíamos reconocer este rol de la universidad.
¿Qué encuadre tiene en esta estrategia aspectos como la colaboración público-privada?
-Aquí hay un buen entendimiento. En Euskadi hablamos de una estrategia territorial, no de gobierno y, aunque este tiene un importante rol, otros agentes también se implican en el desarrollo de esta estrategia.
¿Cómo afecta a la internacionalización?
-Es un elemento clave. Si cada región ha desarrollado su propia estrategia que intenta mirar hacia dentro (qué puedo hacer) y hacia afuera (dónde están las oportunidades), seguramente encontrará otras regiones con similares capacidades y hay muchas sinergias que debemos buscar para incrementar nuestra competitividad.
¿Desaparecerán entonces algunas actividades económicas?
-No es una cuestión de olvidar sectores porque la mayor parte del tejido industrial vasco encaja dentro de las prioridades establecidas, pero hay áreas en las que no podemos ser competitivos por el nivel de sueldos y no queremos serlo bajándolos.
¿Cuáles son los siguientes pasos a realizar a medio plazo?
-La idea es establecer en cada área de prioridad un proceso en el que cada uno de los agentes involucrados pueda identificar las oportunidades y descubrir las próximas tareas para tomar decisiones sobre dónde invertir en I+D y en recursos, en un ejercicio que llamamos descubrimiento emprendedor. No existe un reto final, sino que es un proceso continuo.