El todoterreno de Terminator
Hay ocasiones en las que los ingenieros juegan a ser hadas madrinas haciendo realidad los sueños más fantásticos. Esta vez en Mercedes-Benz han sacado su varita mágica y le han construido a Terminator su 4x4 ideal.
Incluso después de haber tenido la suerte de probar algunos de los automóviles más radicales y prestacionales de la gama AMG de Mercedes-Benz, uno tiene la sensación y casi el convencimiento total de que estamos ante el que probablemente sea el modelo más brutal de la gama Mercedes, el nuevo Clase G 500 4x42, un todoterreno que perfectamente encajaría en el garaje de Terminator y con toda seguridad hará las delicias de jeques, magnates del petróleo y amantes del lujo y los excesos más extremos sobre cuatro ruedas.
La firma alemana habla de “la cuadratura de la Clase G” porque “la Clase G solo puede ser superada por sí misma”. Con este punto de partida, “los ingenieros de desarrollo, que ya se inspiraron en dicha premisa al diseñar el Mercedes-Benz G 63 AMG 6x6, la aplicaron con toda coherencia para el G 500 4X42. La receta es bien sencilla: se toma la excelente cadena cinemática para tracción integral con ejes pórtico del 6x6, se suprime un eje y se combina el conjunto con un nuevo tren de rodaje variable y la carrocería de serie de la Clase G. Se añade una buena dosis de potencia con un V8 de 422 CV, llantas de 22 pulgadas con neumáticos 325/55, elementos de fibra de carbono y detalles exquisitos de la seductora oferta Designo Exclusivo para el interior, y listo: un menú de cinco estrellas para los amantes de la conducción todoterreno”. Esta joya se encuentra a la venta desde 272.975 euros y sus primeras unidades estarán disponibles a partir de enero de 2016.
Presentado en calidad de prototipo en el pasado Salón del Automóvil de Ginebra, este singular y superexclusivo Clase G supone toda una culminación para el que es considerado el todoterreno de referencia en el mercado mundial. Su carrocería y el bastidor de travesaños, preparados para potencias muy superiores, junto al nuevo tren de rodaje con elementos muelle-amortiguador dobles y sistema de suspensión variable, acogen un motor de gasolina de cuatro litros de capacidad con ocho cilindros en uve, doble turbocompresor ubicado en el centro de la bancada y un rendimiento impresionante para rodar dentro y fuera del asfalto: 422 CV de potencia máxima, 607 Nm de par máximo y 220 km/h de velocidad máxima.
Semejante poderío se asocia a un sonido igualmente estimulante, según apunta la marca, con “dos tubos de escape dobles laterales que, situados a ambos lados y por delante de las ruedas traseras, modulan el sonido característico del motor del G 500 4x42, capaz de reproducir el repertorio completo de los potentes deportivos: desde el suave gorgoteo al ralentí y el sonoro ronroneo a media carga hasta el imponente rugido al acelerar a todo gas”.
También impresiona, y hasta intimida, su altura total de casi 2,25 metros y una anchura de casi 2,10 metros. Provisto de un ancho de vía 29,9 centímetros mayor que el vehículo de serie -cuyas medidas son de 4,764 metros de longitud, 1,867 de anchura, 1,954 de altura y 2,850 de distancia entre ejes-, junto a las enormes llantas de 22 pulgadas de diámetro, los neumáticos 325/55 R 22 y la suspensión variable en modo deportivo -también cuenta con un modo confort, conmutables ambos en 15 milésimas de segundo-, este supertodoterreno ofrece una respuesta sobre asfalto que Mercedes equipara a la de un turismo deportivo. Sin embargo, será al abandonar la carretera firme cuando este modelo marque diferencias, eso sí, mejor si va equipado con las cubiertas opcionales MT (Mud Terrain) en medidas 37x12,5x18”, que además no se pueden desprender de la llanta en caso de pérdida total de presión o al rodar con presiones mínimas sobre arena.
Aquí, su tracción integral permanente, la ayuda de las reductoras, los ejes pórtico y los tres bloqueos de diferencial acoplables durante la marcha le permiten superar situaciones impensables para otros vehículos. Mercedes habla de un G capaz de “ascender con facilidad incluso las dunas más altas, de avanzar en los terrenos rocosos con la ligereza de un rebeco y de vadear cauces de agua sin inmutarse”. En este sentido, sus ejes pórtico, con las ruedas por debajo de la altura del centro del eje, le garantizan una superior distancia libre al suelo (45 centímetros), una profundidad de vadeo de 100 centímetros y unos ángulos de ataque de 52 grados, de salida de 54 y de inclinación lateral de 30, que se suman a una capacidad ascencional del 100%. Impresionante.
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