El consumo energético en el hogar es un aspecto fundamental tanto para reducir los costes de las facturas de electricidad como para minimizar el impacto ambiental.

Entre todos los electrodomésticos que utilizamos a diario, la nevera es el que más energía consume, principalmente porque está en funcionamiento las 24 horas del día, los 365 días del año.

Afortunadamente, existen varias estrategias para reducir su gasto energético y hacer que funcione de manera más eficiente, lo que puede ayudar a disminuir el consumo global de energía en casa.

¿Por qué la nevera consume tanta energía?

El refrigerador y el congelador son esenciales para la conservación de alimentos, lo que requiere que se mantengan constantemente fríos.

A diferencia de otros electrodomésticos que se utilizan de manera intermitente, la nevera está siempre enchufada y funcionando, lo que la convierte en el principal consumidor de energía en la mayoría de los hogares.

Según estimaciones, puede representar entre el 15% y el 30% del consumo total de electricidad en una vivienda.

El consumo exacto de energía de una nevera depende de varios factores, como el tamaño, la antigüedad del aparato, su clasificación energética, el tipo de refrigerante que utiliza y la eficiencia del aislamiento.

Las neveras más antiguas suelen ser menos eficientes que los modelos modernos con certificaciones de bajo consumo energético, lo que significa que podrían consumir aún más energía.

Cómo reducir el consumo de la nevera

Aunque la nevera es un aparato que no se puede apagar ni reducir significativamente su uso, existen varias formas de hacer que funcione de manera más eficiente y consuma menos energía:

  • Elegir una nevera eficiente: Si estás pensando en cambiar tu nevera, opta por un modelo con una buena calificación energética, preferentemente con etiqueta A++ o A+++. Estas neveras están diseñadas para ser más eficientes y pueden reducir considerablemente el consumo de energía. Aunque pueden ser más caras inicialmente, la reducción en la factura de electricidad compensará el gasto a largo plazo.
  • Ubicación adecuada: La ubicación de la nevera es clave para su eficiencia. Evita colocarla cerca de fuentes de calor como estufas, hornos o lugares con exposición directa al sol. Cuanto más calor reciba la nevera, más energía necesitará para mantener su interior frío. Además, es importante dejar espacio suficiente alrededor del aparato para que circule el aire y evitar que se sobrecaliente.
  • Ajustar la temperatura correctamente: Mantener la nevera a una temperatura más baja de lo necesario aumentará el consumo energético. La temperatura óptima para el refrigerador es de entre 3 y 5 grados Celsius, mientras que el congelador debe estar alrededor de -18 grados Celsius. Evitar configuraciones más frías puede suponer un ahorro de energía sin comprometer la conservación de los alimentos.
  • Mantener la nevera llena (pero no demasiado): Una nevera que esté demasiado vacía o demasiado llena puede no funcionar de manera óptima. En una nevera muy vacía, el motor debe trabajar más para mantener la temperatura interna. Por otro lado, si está demasiado llena, el aire frío no puede circular correctamente, lo que también obliga al compresor a trabajar más. Es recomendable mantener un equilibrio adecuado, llenando la nevera con suficiente comida sin sobrecargarla.
  • Revisar el sellado de las puertas: Las gomas de sellado de las puertas de la nevera son fundamentales para mantener el frío en su interior. Si están dañadas o desgastadas, el aire frío escapará, lo que obliga al aparato a consumir más energía. Verificar periódicamente el estado de los sellos y reemplazarlos si es necesario puede hacer una gran diferencia en el consumo energético.
  • Descongelar el congelador regularmente: Si tu nevera no cuenta con un sistema de descongelado automático, es importante descongelar el congelador de manera regular. El hielo acumulado en las paredes del congelador reduce la eficiencia energética, ya que dificulta el intercambio de calor entre el interior y el exterior. Descongelar el congelador una o dos veces al año puede ayudar a mantener el aparato funcionando de manera eficiente.
  • Abrir las puertas lo menos posible: Cada vez que se abre la puerta de la nevera, el aire frío escapa y entra aire caliente, lo que obliga al aparato a trabajar más para volver a enfriarse. Tratar de abrir las puertas lo menos posible y por periodos breves ayudará a mantener la temperatura interna y reducir el consumo de energía.

La nevera es el electrodoméstico que más energía consume en casa debido a su funcionamiento constante. Sin embargo, existen diversas formas de reducir su consumo, como elegir un modelo eficiente, ubicarla correctamente, ajustar la temperatura y realizar un mantenimiento adecuado.

Con estas simples acciones, no solo podrás ahorrar en la factura de electricidad, sino también contribuir al cuidado del medio ambiente mediante un uso más responsable de la energía.