Las restricciones al estacionamiento de vehículos no residentes de noche en el litoral donostiarra, que por ahora se ha empezado a aplicar en Sagüés y el Paseo Nuevo, ha tenido su reflejo no solo en la existencia de más plazas para los residentes, el objetivo de la medida. También tiene otro efecto, según denuncian vecinos de Berio: la ya tradicional presencia de autocaravanas en el barrio se ha incrementado notablemente en el barrio y, con ella, las molestias asociadas a ellas desde que ha comenzado a aplicarse la restricción de aparcamiento a los vehículos sin viñeta.

Así lo señala el presidente de la Asociación de Vecinos de Berio, Juan Antonio Mentxaka, que explica que, con las nuevas aplicaciones y foros de Internet, los usuarios de autocaravanas y furgonetas camper conocen al momento la situación de cada ciudad y la opción de estacionar en otras zonas de Donostia aumenta. Sobre todo, si la zona tiene comercio cerca y se encuentra bien comunicada con transporte público y bidegorri, como sucede en el caso de Berio, a diez minutos andando de Ondarreta.

Además, en la zona baja de Berio existe un aparcamiento específico para autocaravanas, con 44 plazas. Pero fuera del estacionamiento hay aún más.

La abundancia de estos vehículos para viajar no es nueva en Berio. De hecho, los incumplimientos provocados por los usuarios de una parte de estos viajeros fue uno de los motivos que impulsaron a crear la asociación de vecinos de Berio en 2018, aunque no el único. “Nacimos con la intención de ser los ojos del Ayuntamiento e informar de los problemas del barrio”, recalca Mentxaka, que explica que algunos problemas sí se han solucionado, pero otros no.

Un hombre acampado junto a su furgoneta en un parking de Berio. N.G.

Según explica, el problema de estas furgonetas y caravanas es que, en el caso de las de gran tamaño, su parte trasera ocupa en ocasiones la totalidad de la acera y, a causa de sus dimensiones, también se extienden fuera de espacio destinado al aparcamiento y reducen la zona de tránsito de la carretera.

El representante vecinal recalca que hay personas que se dirigen en carro eléctrico hacia la empresa Gureak y se encuentran con la acera totalmente ocupada por la parte trasera de estos vehículos. La circulación también se hace más difícil para los vehículos a motor. “Es un peligro para los coches, motos y bicis, porque la carretera queda recortada por estas caravanas”, dice.

“Pedimos al Ayuntamiento que nos pusieran zona de residentes por la noche, como en la calle Andrestegi, junto a la biblioteca Carlos Santamaría, y dijeron que lo estudiarían pero no ha habido nada”, recuerda Mentxaka. “También nos dijeron que iban a sacar una ordenanza para restringir las autocaravas, pero ya sabemos que la ley dice que si el vehículo entra en la parcela de aparcamiento no se puede prohibir”, dice presidente de la entidad, que recuerda que una reciente sentencia judicial ha aclarado las diferencias entre estacionar (no se puede excluir a las autocaravanas si caben en la plaza de aparcamiento) y acampar, que conlleva sacar, mesas y sillas para comer y tender la ropa.

Y esto último, según afirma, se produce de modo continuo en Berio. Lo corrobora el vecino Antonio Fernández, que se queja de la actitud de algunos autocaravanistas, que salen a la calle a lavarse los dientes y a orinar. Incluso, asegura, han visto defecar en la calle. Otros han visto cambiar el aceite del vehículo. 

En Donostia existen otros lugares en los que poder dejar las autocaravanas, como los campings de Igara, sin transporte público, o Igeldo, además del parking disuasorio de Illunbe.

Además, en junio pasado el Ayuntamiento dio licencia para la construcción de un camping de autocaravanas en Oriamendi, que contará con 109 plazas para estos vehículos de viajeros. El proyecto lleva una década en preparativos y aún le queda un tiempo para convertirse en realidad.

La parte trasera de un vehículo ocupando la acera. N.G.