ovación. Los Hermanos Caballer eran ayer optimistas, querían volver a estar “en la pelea” por el primer puesto y, sin duda, lo estarán. Quemaron 875 kilos de pólvora pero, más allá de la cifra, ofrecieron ritmo, variedad, color, intensidad y fuerza. Cuidaron en todo momento los fuegos bajos, que interactuaron con lanzamientos cuidados y elegantes y supieron aprovechar todos los espacios que ofrece el cielo de la bahía. Sorprendieron con detalles como tréboles de cuatro hojas. El público los acogió ya con aplausos y la ovación final fue mayor de lo habitual: la traca final a dos voces, con fuegos desde la plataforma de la bahía , fue simplemente espectacular y puso el broche final a una colección brillante.
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