Ahora que se sabe que los diamantes son origen del sufrimiento para muchas personas en las minas de África, existen otras piedras creadas de modo artificial que no tienen que ver con el trabajo esclavizante. Son los diamantes, y otro tipo de piedras ornamentales, que se elaboran con las cenizas o el pelo de los difuntos gracias a modernas técnicas y maquinarias especiales. En Donostia, funerarias como Mémora-Polloe, que lleva diez años implantada en la ciudad, ofrecen la opción de crear una joya con los restos del ser querido. Hoy en día, según explican sus responsables, aunque no se puede considerar que exista un boom de este tipo de encargos, ya comienzan a solicitarse. En los últimos tiempos se entregan unos dos recuerdos de este tipo al mes.
Los diamantes no solo son blancos sino también de otros colores como amarillo, rojo, naranja y azul. Existen varios tamaños posibles de fabricación y los precios varían entre 1.000 y 5.000 euros, aproximadamente. Estas piedras preciosas creadas artificialmente, aunque con el mismo compuesto de carbono que las naturales, pueden resultar demasiado caras para los bolsillos de muchas personas. Por ello, existe otra alternativa más barata que va también en auge: con el mismo material procedente tanto de las cenizas del pariente incinerado como de pelo guardado se pueden crear otras piedras opacas, de distintas formas y colores, que se insertan en pulseras de diseño más moderno y modelos tanto para hombres como para mujeres.
Unas y otras empiezan a ser conocidas entre la gente, según explica el gerente de Mémora Polloe, Antxon Oruesagasti, que señala que, hoy en día, cuando se produce un deceso, la funeraria ofrece a las familias la posibilidad de guardar una muestra de pelo del ser querido por si más adelante desean convertirlo en joya. “Cuando fallece una persona no es el momento más adecuado para tomar algunas decisiones, porque los familiares están muy afectados. Por eso se les ofrece la opción de guardar durante seis meses unas muestras de cabello”, dice el responsable de la funeraria, que recuerda que alguna persona ha preguntado por la opción de fabricar un diamante, pero sin restos del difunto no es posible y ya era demasiado tarde.
Oruesagasti también destaca que la gran mayoría de personas interesadas tanto en los diamantes como en las pulseras son mujeres. No obstante, el gerente también reconoce que no sabe si las piezas de joyería se adquieren para lucirlas o para guardarse en casa como recuerdo. “La verdad es que no lo suelo preguntar y me queda esa duda”, admite.
La funeraria Mémora Polloe ha cambiado recientemente de proveedor en la fabricación de estas joyas funerarias. La nueva empresa que elabora los encargos es Heart in Diamond, que tiene su sede en Leicestershire, Reino Unido, además de otra en Estados Unidos.
2.000 grados
Cuando los técnicos reciben la muestra de cenizas o pelo, remitida por la funeraria, realizan un análisis y extraen el carbono. Posteriormente, y tras algunos pasos que la empresa no desea desvelar, el material se coloca en una máquina de alta presión y alta temperatura, que imita el proceso natural de crecimiento de estas piedras en la corteza terrestre. El diamante se somete a una fuerte presión de 60.000 atmósferas y una temperatura de 2.000 grados centígrados. Después se pule y se le da la forma deseada. Se puede entregar al cliente en un periodo de 120 días.
La fabricante de los diamantes funerarios explica que se necesitan unos 100 gramos de cenizas o unos dos gramos de cabello para cada pedido y que se pueden combinar ambas muestras. Si, por cualquier motivo, no hay suficiente cantidad de materia prima del ser querido, se puede añadir carbono genérico, según explican los expertos.
La técnica para crear diamantes también se puede utilizar para recordar a las mascotas fallecidas, aunque la funeraria donostiarra no se ocupa de estas tareas. No obstante, los interesados pueden dirigirse a la propia fabricante para obtenerlos.