donostia - Los casi 15.000 volúmenes de la biblioteca Doctor Camino -Serapio Múgica, como se ha rebautizado el espacio de Kutxa Kultur que guarda la colección que estuvo largos años en 31 de Agosto, están siendo revisados desde el pasado mes de mayo por la doctora en Historia Elena Legorburu, que analiza obra por obra el contenido de la colección.

¿Cuál es el objetivo del trabajo que está llevando a cabo en la colección de libros, de historia de Donostia y Gipuzkoa principalmente?

-Todo estaba trasladado ya a Tabakalera cuando me llamaron para estudiar la biblioteca, organizarla y pautarla para su gestión futura. Por ello, hay que discernir el fondo obra por obra, tanto desde el punto de vista geográfico como de biblioteconomía, para ver qué lugar tienen que ocupar las obras una vez ubicadas en la nueva biblioteca. El objetivo es que la biblioteca sea el mejor espejo de la obra del Instituto Doctor Camino, un testimonio de lo que fue aquel grupo de estudiosos.

¿Qué libros singulares tiene la biblioteca?

-El ejemplar más antiguo es de 1569. Es el Fuero Real de Alfonso IX. Los siguientes son libros de historia, editados en 1571 y 1628, obra de Esteban de Garibay. Son los más antiguos de la biblioteca, por ahora, ya que el contenido total no se ha terminado de estudiar. Los tres provienen de la donación de Serapio Múgica, de aquí la importancia que tuvo esa donación para la biblioteca Doctor Camino.

¿Cuándo tuvo lugar la donación de Serapio Múgica a los fondos del Instituto Doctor Camino?

-En los años 70. Muy poco después de la creación del Instituto Doctor Camino, que el pasado año cumplió medio siglo de vida. Serapio Múgica había muerto en 1941 y sus familiares decidieron que la biblioteca fuese la custodia de su colección.

¿Esta va a seguir siendo una biblioteca que requiere de guantes para tocar los libros o ya no es necesario porque está digitalizada?

-Muchos libros están ya digitalizados. El historiador, o la persona culta o curiosa, los pueden consultar en Internet gracias a la política de volcado de las instituciones públicas. Pero nosotros ofrecemos la posibilidad de consultarlos en papel. Es lo que tiene de especial esta biblioteca. El papel huele, cruje, se escucha. A veces los guantes destrozan el papel y hay que evaluarlo en cada momento. Pero guantes habrá.

¿Qué diferencia física tiene la biblioteca que estaba en la Parte Vieja con la que está en Tabakalera, además de la modernidad?

-El espacio está distribuido de forma diferente. A la vista del usuario va a haber muchísimos más libros de los que había en la sala de la calle 31 de Agosto. Llegó a haber un 70% de la colección guardada y a la vista, el 30%. Aquí esperamos invertir esta proporción. Aunque el acceso será restringido y habrá que pedir la consulta de los libros, a esta biblioteca se le podrá sacar muchísimo partido.