donostia- Donostia, según el mapa estratégico de ruidos que ha elaborado el Ayuntamiento, no es una ciudad ruidosa o, al menos, es una ciudad menos ruidosa que en 2012, si se atiende a los registros del sonido que provoca el tráfico de vehículos y trenes.
Según explicó la concejala de Medio Ambiente, Ane Oyarbide, el Consistorio ha llevado a cabo una actualización del mapa respondiendo a lo que dicta la normativa europea, que requiere una revisión cada cinco años.
Al elaborar el mapa en la ciudad se valoran, principalmente, tres focos de ruido: el tráfico viario, el ferroviario y la actividad industrial, que en el caso de Donostia apenas tiene presencia.
Los datos evidencian un descenso en el ruido ambiental que, aclaró Oyarbide, es tan notable por diversos motivos: la incidencia de la incorporación de nuevos ejes viarios que alivian el tráfico en trama urbana, la desaparición del transporte ferroviario de mercancías en la ciudad y la apuesta por tecnologías menos ruidosas en los trenes.
Pero a la hora de avanzar en esa línea descendente no es menos importante la mejora aplicada en los sistemas de medición o control de los ruidos, que ha redundado en una mayor exactitud en los cálculos.
Para evaluar la situación se han tomado en cuenta dos tipos de indicadores de población afectada. Por una parte se halla el que dicta la UE, con mediciones de fachadas a cuatro metros, más o menos lo equivalente a un piso, al proliferar en muchos países las viviendas unifamiliares. El otro indicador, apuntó Oyabide, es más local, y acorde “a la realidad de Donostia”, ya que se toman en cuenta edificios de más de cuatro metros de altura.
Así las cosas, y comparando los datos obtenidos con los de 2012, se evidencia que atendiendo a los criterios propuestos por la UE la población afectada por exceso de ruido desciende del 32% al 12%. La disminución es más patente si se atiende al criterio local, ya que pasa del 28% al 8% actual, siendo el periodo más desfavorable el nocturno.
El director de Medio Ambiente. Josu Benaito, explicó que para la realización de esta evaluación se hace uso de un programa informático especifico en el que se introducen distintas variables, como el volumen del tráfico -ferroviario o rodado- o la anchura de la vía. Según Benaito las zonas más ruidosas se sitúan en torno a Carlos I, donde el descenso es claro tras la reciente reforma, la autovía del Urumea o, más en trama urbana, las calles Miracruz, Urbieta y San Martín.