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Donostia revivió su peor noche

La Parte Vieja recordó ayer que renació hace 204 años, tras el incendio de la ciudad. Soldados ingleses, franceses y portugueses y el tradicional apagón de 31 de Agosto mantuvieron la llama de la historia.

Donostia revivió su peor noche

La Parte Vieja donostiarra revivió ayer una de las jornadas más negras de su historia, la que precedió al incendio de 1813, un momento bélico de la Guerra de la Independencia que se saldó con la destrucción de la ciudad. La recreación histórica de la batalla en el Boulevard concentró a numeroso público, acostumbrado ya a esta nueva actividad del último día de agosto, que se suma al tradicional apagón y recuerdo a los fallecidos en la calle 31 de Agosto, llamada hace dos siglos de la Trinidad. Cerca de 600 personajes uniformados, entre soldados, músicos y miembros de las tamborradas, se encargaron de recordar durante toda la tarde que la ciudad fue arrasada, aunque posteriormente renació de sus cenizas. Para subrayar los hechos históricos convirtieron la tragedia en explicación teatral, una cita que cuenta cada vez con más adeptos. La actuación fue posible gracias a compañías como Urgull, Blas de Lezo, la Asociación 31 de Agosto, Kañoyetan, la cofradía Anaka de Irun y otras entidades procedentes de Andoain, Lasarte, Tolosa y Vitoria, que tienen también sus propias representaciones históricas.

El apagón de las luces de la calle 31 de Agosto fue puntual, como siempre, a las 21.30 horas. La única calle, junto con la subida a Urgull, que se mantuvo parcialmente en pie tras el incendio, fue escenario de una conmemoración muy sentida entre los donostiarras, y más especialmente entre los vecinos de la Parte Vieja. Pero no fueron los únicos en asistir al acto. No pocos visitantes sintieron también el silencio y respeto que reina siempre durante la conmemoración del incendio. La quietud abrió paso a las voces de los coros Santa Cecilia y Gaztelupe y la oscuridad, a las luces de las velas de los balcones y las antorchas del paseo ceremonial, que recordaban el protagonismo del fuego en aquella noche aciaga.

Por la tarde, el alcalde de Donostia, Eneko Goia, tributó también la tradicional ofrenda floral en la placa recordatoria del inicio de la calle San Jerónimo. Muy cerca, en el quiosco del Boulevard fueron homenajeadas dos entidades que han destacado por su actividad este año. Peio García Amiano, en representación de la ONG gastronómica Zaporeak, y Paco Sexmilo de Kresala, que cumple 50 años de vida, recogieron sus respectivos diplomas honoríficos.

Las danzas y la música estuvieron también presentes en el homenaje, tras el cual las tropas recrearon el asalto a la Bretxa y al castillo, así como la quema de la ciudad, en la plaza de Zuloaga. - N.G.