Txingurrigaina engloba a las viviendas y caseríos situados en las inmediaciones del campo de fútbol de Herrera, en la loma cercana a Garbera. El paso de cebra en cuestión atraviesa el paseo de Txingurri, en el tramo que une la glorieta de Larratxo y la conocida como rotonda de Mensajerías o Fábrica, junto a las instalaciones de Renault y Vallina.

La peligrosidad radica, por un lado, en la escasa visibilidad, ya que el paso de cebra se ubica justo después de una curva y pocos metros antes de un cambio de rasante. Por otro lado, la velocidad a la que circulan los vehículos tampoco ayuda.

Miguel García y José Luis Garbizu son dos de los vecinos de las casas afectadas. Critican que aunque el límite de velocidad permitido en este tramo del paseo de Txingurri es de 30 kilómetros por hora, pocos coches lo respetan y muchos lo duplican. “Y no creemos que hayan puesto ninguna multa”, se queja García. Recuerdan, además, que la señal que indicaba ese límite de velocidad tras la rotonda de Mensajerías desapareció. También critican que no hay ninguna señal que indique la proximidad del paso de cebra y que haga a los conductores levantar el pie del acelerador hasta que llegan a él.

semáforo Por eso, y dado que la velocidad a la que circulan los coches les impide frenar a tiempo si se encuentran a alguien cruzando el paso de cebra, los vecinos de estas casas pidieron ya en 1983 que se colocara un semáforo que detuviera el tráfico para poder cruzar. Entonces el Ayuntamiento les contestó que así lo haría y que se instalaría uno de los que activa el peatón con un pulsador. Sin embargo, el semáforo no llegó.

Hace unos meses los altzatarras decidieron volver a intentarlo y acudieron al Consistorio con su demanda. La respuesta, sin embargo, no les ha convencido. El Ayuntamiento rechaza la opción del semáforo y plantea mejorar la seguridad del paso de cebra mediante la colocación de dos isletas que facilitarán el giro a los vehículos procedentes de Larratxo. García y Garbizu no entienden en qué consiste esta actuación ni cómo va a ayudar a cruzar con tranquilidad.

Aunque no se resignan a no conseguir el semáforo, han vuelto a reclamar al Consistorio que, al menos, indique la proximidad del paso de cebra y repinte sus rayas y la línea continua de este tramo de la calzada, medio borradas. Consideran que el estado actual de ambas es signo de que no se han preocupado por este lugar: en su momento colocaron también un espejo para ampliar la visibilidad a los coches que salían de las casas de Txingurrigaina, pero hace años que el cristal desapareció y la estructura está cubierta por las ramas de los árboles.

frenazos bruscos Mientras esperan una solución, los vecinos han apostado por cruzar la carretera unos metros más arriba del paso de cebra. Desde ese lugar la visibilidad de los coches procedentes de Herrera es mayor. “Y desde ese punto se oye el ruido de los que vienen de Larratxo”, cuenta Garbizu, que ha aprendido como sus vecinos a fiarse de su oído para cruzar.

“Aunque después los conductores que se encuentran con nosotros de repente nos insultan y nos gritan”, apunta García. Lo mismo sucede, dice, cuando se incorporan al paseo de Txingurri en coche: la escasa visibilidad hace que cuando acceden a la carretera a menudo se encuentran con otro vehículo al que no habían visto casi encima, y le obligan a frenar bruscamente.

La situación es grave en opinión de los altzatarras que, tras algún atropello, no quieren esperar a que suceda algo más grave para lograr una solución. Además de los propios vecinos, García y Garbizu cuentan que hay muchos chavales que cruzan desde ese punto para acceder al campo de fútbol de Herrera y también personas que acuden a trabajar las huertas que hay en la zona alta de la loma. “Queremos que se pueda cruzar tranquilamente con la circulación parada”, insiste García. Añade que desde 1983 habrán pasado por esta carretera más de un millón de vehículos, la mayoría a más de 30 kilómetros por hora.