La 'perrita al agua' vuelve a salir a flote
la tradición se mantiene en el puerto, aunque se transforma en 'el euro al agua'
COMO cada verano, el puerto de Donostia se llena cada tarde de chavales que siguen hoy divirtiéndose con el tradicional juego de la perrita al agua, famoso en esa zona desde hace más de un siglo, que consiste en lanzar una moneda al agua para que los jóvenes bañistas la atrapen. Originado en la posguerra, el hábito se ha mantenido hasta hoy, y sigue atrayendo a jóvenes dispuestos a lanzarse desde el muelle para sacarse un dinero, a la vez que se divierten dándose un chapuzón. El cambio de moneda ha supuesto una tansformación en este ritual: mientras que antaño los chiquillos se zambullían al grito de "¡una perra al agua, caballero!", ahora lo que reciben son céntimos o, más raramente, euros.
"La perrita al agua se lleva practicando desde el siglo XIX. La razón detrás del nombre de esta tradición es que, en sus orígenes, los chavales recogían las monedas del fondo del agua con la boca", explica Julen Callón, que ha vivido toda su vida en las inmediaciones del puerto. "Hace años, era una práctica muy popular aquí en Donostia, pero últimamente se está perdiendo", concluye. Echando un vistazo al puerto, se corroboran estas palabras, ya que, a pesar de que sigue acudiendo mucha gente, la mayoría de los jóvenes solo van para tirarse al agua desde el malecón o recoger algún euro perdido en el fondo, pero muchos ni siquiera recuerdan la tradición.
Gorka García, un donostiarra del puerto, afirma que "ha visto esta práctica desde pequeño", pero que no la considera como una tradición. "Suele haber muchos niños jugando en el muelle y tirándose al agua en verano", comenta Gorka, y añade: "Yo he tirado monedas algunas veces para que las recojan los chavales, pero solo céntimos. La mayoría arrojan solo monedas de diez o veinte céntimos". La implantación del euro ha supuesto una pérdida en la esencia de esta práctica donostiarra, que debe su nombre a la forma coloquial con la que se llamaba a la anterior moneda: una perra.
Por su parte, los chavales también han cambiado sus hábitos respecto a esta práctica, ya que afirman que "no suelen ver a mucha gente tirando monedas" y que, por ello, acuden al puerto principalmente para "saltar al agua desde el muelle y bañarse, no para recoger el dinero". Por otra parte, también los hay que siguen recordando la popular perrita al agua y que consiguen su botín, al mismo tiempo que se divierten en el agua. "Algunas tardes hemos conseguido recaudar casi diez euros en el muelle", comenta Naiara Alonso, una niña donostiarra aficionada a practicar la perrita al agua. "Mis amigas y yo solemos venir por las tardes porque la playa suele estar llena en verano y preferimos el muelle", añade.
Todo apunta a que, a pesar de que el paso de los años ha hecho mella en esta tradición, todavía está muy presente en la memoria histórica y el recuerdo de muchos donostiarras, aunque cada vez son menos los que la llevan a la práctica. Así, la perrita al agua sigue siendo una parte importante del folclore del puerto como una de sus tradiciones más antiguas, que incluso fue inmortalizada por Ignacio Ugarte en su cuadro Perrita al agua, colgado en el Ayuntamiento de Donostia.
autoridades piden precaución
El Gobierno Vasco recomienda evitar el baño en el puerto
Al hilo de la práctica de este ritual típico del puerto, cabe recordar el reciente aviso del Gobierno Vasco, que ha pedido a las familias que eviten que sus hijos se bañen en el puerto, debido a que puede ser peligroso por la afluencia de embarcaciones. No obstante, parece que el aviso no ha surtido mucho efecto, ya que el muelle sigue llenándose de jóvenes cada tarde. "No nos da miedo, todo el mundo se baña aquí y no pasa nada", afirma un grupo de niños, que juegan a la perrita al agua.
"Ese aviso no sirve de nada. Que tomen medidas de verdad", se queja Ignacio Gonzalez, asiduo a pasear por el muelle. "Que habiliten el puerto para el baño, o que lo prohiban definitivamente", concluye. Otros, como Cristina Perez, acusan la peligrosidad que conlleva esa zona para los niños: "Da miedo verlos saltar desde ahí, además el agua está muy sucia por los deshechos de los barcos", afirma.